Nuesta Luna

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Para ti, que siempre tienes un bonito comentario.

soledad-Ackerman

♡♡♡








ADVERTENCIA LEMON








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- oi Mikasa- dijo Levi, moviendo a su ahora oficial novia por los hombros- te estas quedando dormida.

La azabache estaba sentada frente al escritorio del mayor, se suponia que ayudaría con el enorme papeleo pero pasadas un par de horas había empezado a cabecear.

- perdón- dijo frotandose los ojos- ¿qué hora es?

- pasada la media noche, hay que dejarlo aquí- una sonrisa se formó en sus labios- tienes que ir a la cama, dormilona.

Mikasa le devolvió la sonrisa siguiendo al su capitán a la habitación.

Esa noche era particularmente bonita, la luna brillaba calidamente en lo más alto del cielo y una suave brisa se colaba por las ventanas.

Levi miraba de reojo a la joven preparar las vendas limpias y un tipo de pomada que Hanji había preparado para él.

Todas las noches ella se encargaba de esparcir esa pomada por todo su torso, pero conforme pasaba el tiempo las manos inocentes de la azabache empezaban a causar ciertas sensaciones que el ojiazul trataba inútilmente de ocultar.

Ambos se sentaron en la cama, ella a espaldas de él le quitaba poco a poco las vendas, se alegró ver que ahora solo quedaban unos cuantos moretones donde antes habían dos costillas rotas.

Sin pensárselo rodeo el pecho del mayor con sus brazos, dejando su mejilla contra su cálida espalda.

Permanecieron asi un par de minutos, disfrutando del calor del otro en silencio.

Se sentían en paz.

- te amo- dijo Mikasa besando el hombro desnudo del azabache.

Con más confianza fue besando su cuello y cada pequeño moreton que se encontro en aquella fornida espalda.

Levi se dejaba hacer, gozando esos pequeños gestos que hacían que su respiración se agitara.

Cuando hubo terminado con su espalda cambió de posición, sentandose frente al ojiazul, sobre sus piernas.

- te amo- repitió para ahora besar sus labios.

Con los ojos cerrados fue recostandose sobre el colchón, dejando que ella siguiera con sus caricias sobre él.

Sin romper el contacto de sus labios se deshizo del arnes de la chica, quería tocar la tersa piel que escondía bajo la camisa acariciando su bien trabajado vientre y parte de su espalda, contorneado sus anchas caderas, como si quisiera recordarlas para siempre.

Conforme pasaban los minutos Mikasa empezaba a sentirse un poco extraña, inconcientemente empezaba a mover sus caderas buscando una nueva postura lo suficientemente cómoda como para ignorar la presión que se formaba bajo ella.

- espera- dijo Levi, alzando la cadera de la joven con sus manos- si sigues moviendote de esa manera, no respondere de mis actos.

Lo miró confundida un segundo, sin entender lo que pasaba, Levi le lanzó una mirada de reproche que la hizo entender de golpe lo que había causado.

Su rostro se encendió en un rojo vivo en tiempo record, se tapó la cara con ambas manos y rodó al otro lado de la cama, evitando que la viera como un tómate recién salido del huerto.

Amor Y OdioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora