Amor Y Odio

Eres Mía

Ella siempre soño con ese momento, en lo feliz que se sentiría, en aquellas mariposas que aletearian en su estómago y esa nube que le haría perder la razón.

Pero nada de eso sucedió.

Ya no esperaba nada

Aquellos labios que se le antojaban dulces, sabían amargos y duros.

Eren la besaba con fuerza tomandola del cuello, le enterraba fuertemente sus dedos en su blanca piel.

Levi se levantó abruptamente de su silla, haciendo que el chirrido que se formó despertara a la muchacha de aquel transe.

Mikasa tomó al castaño del cuello mucho antes de que el capitán se acercara y, para sorpresa de todos, lo golpeó fuertemente en la cara.

Sentía que la ira la dominaba, su estómago había dado un vuelco y todo aquel enojo le quemaba la garganta, subiendo hasta sus ojos, llenandolos de lágrimas.

El rostro lleno de odio de la joven asustó a más de uno, pues hasta el mismo Levi Rivaille retrocedió un par de pasos cuando ella se levantó.

- Mikasa...- intentó llamarla inútilmente.

- ¡callate, Jaeger!- gritó ella, haciendo que el ojiverde empezara a retroceder.

Su vista se empezaba a nublar por el paso caliente de sus lágrimas.

- ¿crees que puedes venir y besarme solo así?- siseo, completamente enojada- ¿crees que voy a dejarte hacerlo?

Eren retrocedía asustado, iba a matarlo.

- Mikasa, espera- dijo Armin, poniendose en medio de ambos-  fue un malentendido.

Armin también desprendía un ligero aroma a alcohol, pero se veía mucho más lúcido que los demás.

- ¡¿un malentendido?!- gritó la azabache.

- fue culpa de Ymir- Christa estaba al lado de la inconciente mujer morena- dijo que intentabas darle celos con el capitán Rivaille.

- ¿qué?- dijo de repente Levi que se había mantenido callado todo ese tiempo.

- ¡es mentira!

- ¿entonces ya no me amas?- Eren se veía completamente abatido, lloraba.

- ¡por supuesto que no!- gritó exasperada- ¿acaso creías que te seguiría a pesar que me ignorabas y apartabas? Me cansé Jaeger.

Arrancó de su cuello la bufanda roja que siempre la acompañaba, tirandosela a Eren en la cara para después darse la vuelta y salir de ahí.

- Mikasa- alcanzó a oir a Levi.

- déjala unos minutos sola, enano- le dijo Hanji.

Un fuerte escándalo se escucho mientras se alejaba.

Se adentró sin pensarlo al bosque, dejando que sus pasos la guiaran.

Estaba furiosa, secaba con fuerza las lágrimas que se escapaban de sus ojos en un intento inútil por pararlas.

Llegó más rápido de lo que pensaba a aquel claro donde ella y Levi habían buscado hojas de té, todo seguía igual de hermoso.

Quizá eso la ayudara a aclarar su mente.

Quitó sus botas y se sentó a la orilla del lago, dejando que sus pies se mojaran.

Su mente viajaba una y otra vez a ese beso, y el resultado era el mismo, el odio volvia a apoderarse de su cuerpo, lanzaba con fuerza piedras al lago, haciendo huir a los pecesitos que no tenían la culpa de nada.