Lord help my poor soul

10

<<Aunque sé que este sueño
es fugaz quiero...
vivir esta vida
con alguien más.>>

<<Aunque el dolor permanezca
presente en mí...
Siempre he anhelado
a alguien más.>>

Después de que los hombres fueran asesinados el detective no pudo pensar demasiado sobre la persona que aparecido para tomar esas vidas e irse tan fugazmente como había llegado, Poe apresuró la partida buscando alejarse lo antes posible del sitio temiendo por sus instintos debido al olor a sangre que inundó el ambiente.

Ahora, después de encontrar resguardo en la primera posada que hubo en el camino, Ranpo sólo puede permanecer cerca de Karl mientras la herida de éste es atendida por el escritor. El nudo en su garganta y el vacío aumentan por cada chillido que la mascota emite, lamentos de dolor ante las sustancias que son puestas sobre el corte para desinfectarlo así como la incomodidad de la gasa que limpia los restos de sangre.

-¿Estará bien?

Hasta el momento no había mirado al mayor pero la expresión que vio en su rostro le hizo desear no haber hecho ninguna pregunta.

-Ésta es la forma más frágil de Karl-Murmura tras haber terminado de vendar la herida, tomando a su familiar entre sus brazos con sumo cuidado-Es la única que puede ser lastimada porque es el estado que lo mantiene unido al mundo físico... es por eso que si lo pierdo así no podré recuperarlo jamás.

-¿No hay una manera?

-Transformarse a la faceta intangible... pero ahora no puede hacerlo, está demasiado débil para completar ese cambio-Un suspiro sigue al uso de una posición diferente para sostener a ese mapache, dejando que su cabecita reposara en el hombro de su amo-Es por eso que he creado una medida extra, pero era necesario tratar todo daño a su forma física antes de activar ésto.

El abrazo hacia su familiar se mantiene, el silencio le permite buscar aquello que necesita y después de un tiempo se hace presente, es débil debido a la condición de ese cuerpo herido, casi imperceptible como el avance de una manecilla de reloj envuelta en algodón.

Ahí están...

Sus latidos...

Una fugaz danza de luces cubre a Karl haciendo que incluso el pelaje parezca iluminarse hasta que es imposible distinguirlo entre el movimiento de los destellos que le rodean.

"El Corazón Delator"

Ahora que es de nuevo visible ha adquirido otra vez la apariencia de un niño, semi consciente en los brazos de Edgar sólo consigue mostrar una mirada de reproche que es respondida con el refuerzo del abrazo que lo sostiene. Poco después el escritor lo deja sobre la cama y, sentándose a la orilla de ésta, procede a darse una mordida a su propia mano.

-Edgar...-La voz recriminatoria es débil pero se esfuerza por hacerse escuchar.

-No quiero quejas, tienes que recuperarte pronto ¿Entiendes?