Lord help my poor soul

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<<El tiempo percibo diferente,
y ahora mi presente empieza a cambiar.
Lo debo considerar
una historia o más
de mi pasado>>

El carruaje llevaba varios minutos en marcha y el silencio de los dos pasajeros se había mantenido desde que entraron al vehículo.

-Antes de visitar a Francis necesito ir a casa por algo ¿Está bien?-Anuncia al fin, interviniendo en el callado ambiente.

-Claro, no tengo problema.

Fue un viaje que tomó algunas horas debido a la distancia que dividía las tierras de Fukuzawa y las de Fitzgerald, por suerte el territorio asignado a Poe para vigilancia se encontraba en la frontera entre ambos.

El escritor estaba un poco extrañado por la actitud del detective en esos momentos.

¿Donde estaba la confianza que mostraba al principio?

Apenas hablaba, respondiendo de forma simple a las preguntas que el mayor iba formulando respecto al caso del que se encargarían pero Ranpo parecía tener la mente ocupada en otras cuestiones.

Justo ahora llevaba varios minutos ensimismado y con la vista en la ventana ni siquiera advirtiendo la puesta de sol que podía apreciar perfectamente desde ese punto.

Llevado por la curiosidad, Edgar continuó observándolo tratando de encontrar alguna pista al analizar su comportamiento. Sin embargo, por alguna extraña razón dejó un poco de lado su propósito inicial cambiando su vista a una menos objetiva y más emocional.

No entendía la repentina nostalgia que llenó su ser al reparar en la distancia que los separaba, estando uno frente al otro sintió que había una brecha que iba más allá del escaso metro entre los asientos, algo que no podía medirse o calcularse.

Lo consideraba lejano...pero de una manera distinta.

Como si fuese inalcanzable...en un sentido que no conseguía comprender.

Y mientras se halla en ese dilema, Edogawa termina por percatarse del acecho girando el rostro para verificar su sospecha,pensando que tal vez se trataba de su imaginación pero en cuanto encuentra su mirada con la del escritor no sabe cómo reaccionar.

-P-Perdona...-Alcanza a decir el más alto, bajando la vista hacia sus manos que yacían en puños sobre las rodillas.

¿Acababa de tartamudear?

¿Pero qué rayos? Poe no era alguien que mostrara esa clase de comportamiento.

Claro, era tímido pero jamás de dejarse amedrentar por un simple choque de miradas. Ahora mismo parpadeaba atónito sintiendo el rostro repentinamente caliente y todavía no sabe cómo afrontar todo aquello.

Mientras tanto Ranpo se encuentra extrañado por la reacción y no evita sonreír ante esa actitud.

¿Por qué de pronto eso le parecía tan familiar?

Sin dejar a ninguno pronunciar palabra el carruaje se detiene anunciando la llegada a la residencia de Allan, por ello éste se levanta de su sitio tras haberse pasado las manos por la cara en un intento de disimular el anterior sonrojo.