Capitulo IV: El lado confuso de tu cercanía

366 28 2
                                    

Shi la observó por un momento, antes de darse cuenta que aún la estaba sosteniendo apretada contra él, así quisiera negarlo la sensación de tenerla entre sus brazos se sentía correcta, como si ella perteneciera a ese lugar, el movió la cabeza despejándose de esa alocada idea, dejándola despacio en el suelo, para soltarla y alejarse unos pasos de ella, empezó a caminar desviando la mirada de ella, hasta que la sintió hablar:

- Gracias su alteza por ayudarme, sintió como su voz atravesaba cada parte de su cuerpo haciéndolo temblar, no entendía porque el solo oírla hablar causaba tal estrago en él, así que prefirió alejarse lo más rápido de ella sin contestarle.

Salió del jardín dejándola sola con Hou Xiao, la cual observo la escena con los ojos muy abiertos, para luego dirigirse a ella:

- Señorita Yan Da, vamos es hora que regresemos a sus habitaciones para que usted pueda descansar.

Yan Da asintió con la cabeza empezando a seguirla, pero aún teniendo la sensación de los brazos del príncipe rodeándola, se había sentido turbada y demasiado conmocionada cuando la sostuvo por esos minutos, llego a sus habitaciones despidiendo de ellas a Hou Xiao, no quería que ella le ayudará a desvestirse, prefería hacerlo ella sola.

Se desvistió metiéndose entre las sabanas de la amplia cama, dando vuelta en ella por horas no pudiendo dormirse, teniendo muchos pensamientos en su cabeza, sobre su futuro en ese palacio y más aún sobre el nuevo hombre que eta su amo, no podía evitar pensar en él.

Sin tener la menor idea que en sus aposentos el príncipe de hielo tenia iguales o peores dificultades para dormir, evocando a cada momento la imagen de la pequeña criatura de la que ahora el era dueño, recordó como se veía danzando en el aire, los movimientos delicados y sensuales a la vez que lo perturbaron cuando estaba escondido observándola, recordó la bella voz acompañando su danza, suspiro de nuevo tratando de sacarse de la mente esa imagen tan sensual.

- Pequeña alborotadora, lo mejor será permanecer lejos de ti lo más posible, dijo suavemente a la vacía habitación, cerrando nuevamente los ojos para intentar dormirse.

Pasaron varios días desde que Yan Da había llegado al palacio, ella se dedicaba a leer y pasarlos en compañía de Hou Xiao, no salía mucho de sus habitaciones y cuando lo hacía era por las noches cuando casi la mayoría de los habitantes del palacio estaban descansando en sus habitaciones.

Se había acostumbrado bastante bien al clima frio del palacio, era como sino lo afectará el frio, aunque siempre fue así ella producía inherentemente calor, así que no era raro que cuando paseaba por el bosque de Brumanieve por las tardes o noches no sintiera nada de frío.

Incluso había varias veces que se había quedado dormida al pie del hermoso árbol de cerezos que estaba en las afueras del palacio, no sabía el porque pero desde que lo había descubierto se sentía cómoda a su alrededor, pasaba horas danzando frente a él o a veces simplemente descansando a sus pies, quedándose dormida entre sus raíces como almohada, este era uno de esos días había danzado mucho alrededor del gran cerezo quedándose agotada poco a poco entregándose a los brazos del sueño.

Fue de esa manera que el príncipe la encontró recostada sobre sus ramas, con el largo cabello color noche esparcido sobre la nieve, aún llevaba el rostro cubierto por una seda, se la veía tan serena y tranquila no dándose cuenta que allí sola podía encontrarse con alguien que pudiera aprovecharse de ella.

No supo porque ese pensamiento le causo un amargo sabor de boca, alterando un poco su respiración al solo evocar que alguien pudiera mancillar esa hermosa pureza.

Se acerco más a ella hasta quedar a solo un paso, se arrodillo ante ella para poderla observar mejor, acercó una de sus manos para delinear su rostro cubierto, como le gustaría quitar esa tela que se encargaba de mantener en misterio su cara, desde que la había traído consigo a su palacio, evocaba muchas veces durante el día como sería su rostro, o como sería que el fuera quien la descubriera solo para su deleite.

De acuerdo con lo que Fénix ella podría mostrarle su rostro al que fuera su esposo o a la persona que fuera su amo, en este caso el era lo segundo, así que tendría todo el derecho de hacerlo, pero había algo que lo detenía y era que si el lo hacía ella le pertenecería por completo y era algo a lo que no estaba dispuesto, pero como se moría de ganas por acariciar su rostro sin esa tela.

Delineo sus labios por encima de la seda sintiéndolos tibios por su respiración, podía sentir a través de ella que eran suaves y carnosos, como una invitación para ser besada, para ser tomada por él.

Que mal estaban sus pensamientos, que mal era cerca de ella, debía levantarse y alejarse lo más pronto de ella, no quería que lo siguiera trastornando con su pequeña y fulgurante presencia, así que se levantó para regresar al palacio, cuando estaba por irse, sintió como ella suspiraba llamando de nuevo su atención.

- "Es verdad, debe tener frió, hace tiempo que ha bajado el sol y con el la temperatura", "Siempre causándome problemas, pequeña alborotadora", pensó volviendo a acercarse a ella.

Suspiro levantándola entre sus brazos, sintiendo como ella colocaba la delicada cabeza en su cuello, sin querer su respiración pegándose a su piel alterando sus sentidos al sentirla tan cerca de él, causando estragos en su vientre despertando aún más deseos por ella, volviendo a evocar el pensamiento de tomar sus labios que ahora estaban a su alcance.

Se traslado con sus poderes hasta llegar al pasadizo donde se encontraban sus habitaciones, estaba por ingresar a ellas cuando se encontró con la persona que menos quería encontrarse, su prometida Lang Shang, que lo estaba observando en estos momentos con ella en brazos levantando una de sus cejas.

- Ying Kong Shi, te estaba buscando no sabía que estabas tan ocupado ¿Debía haberte anunciado que vendría hoy de visita?, le dijo ella observando a la mujer que él cargaba dormida entre brazos.

- Lang Shang, ¿Cuándo llegaste?, le dijo Shi abriendo la puerta de las habitaciones de Yan Da.

Lang Shang lo siguió dentro de ella viendo como él colocaba a la dormida mujer en la cama, deslizando sobre ella una manta, causando aún más la extrañeza de la princesa sirena, ya que sabía perfectamente del carácter frió y seco del príncipe.

Shi avanzo saliendo de la habitación, esperando que ella saliera para cerrar las puertas.

- Ahora si me puedes responder, le dijo el volteando a verla.

Ella lo observó por un breve instante para responderle: - Llegue hace una hora, estuve con tu hermano y su "bella esposa", para luego preguntar por mi prometido, me dijeron que estabas entrenando, pero no me imagine que era esta clase de entrenamiento, le respondió ella en tono mordaz causando su molestia más cuando se refirió a su cuñada.

- Bueno ya me viste, es hora que regreses a tu reino, le contesto él empezando a caminar por el pasillo.

- Ying Kong Shi, acaso la mujer que acabas de dejar en esa habitación es alguien de quien debería preocuparme, le dijo ella haciendo que detuviera su paso.

- Ella no es nadie que deba interesarte Lang Shang, solo recuerda porque es que estoy haciendo esto, le dijo Shi avanzando dejándola sola en el pasillo.

Lang Shang, volteo a ver la puerta cerrada de la habitación.

- "El que debe recordar porque hace esto eres tu Ying Kong Shi, no permitiré que otra poca cosa se entrometa en mi camino al trono de este frio reino", pensó antes de seguir el mismo camino que había seguido su prometido.

Whispers of Dark Night - (Yan/Shi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora