Capítulo VI: Tú eres quien despierta mi deseo

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Yan Da se tensó al sentir los labios del príncipe de hielo sobre los suyos, ella nunca había tenido un acercamiento así con alguien, mucho menos con un hombre, no sabía que hacer en ese momento, cuando el príncipe de hielo la apretó más fuerte él, acariciando su espalda haciéndola gemir, lo sintió intensificando el beso al morder despacio su labio inferior, provocando que abriera la boca, a lo cual ingreso su lengua acariciando la suya, haciéndola gemir más aún.

Ella no entendía lo que estaba pasando y porque el príncipe se comportaba de esa forma, si antes lo único que deseaba era que ella estuviera lo más lejos de él y ahora estaban aquí en sus habitaciones, disfrutando de un beso que no deberían, realmente no sabría que esperar.

Él se separo de sus labios besando su rostro deslizando suaves besos por él, haciendo que toda la piel que besaba se escarapelara, como sintiendo un suave hormigueo recorriéndola desde los pies, hasta su vientre asentándose allí, hasta que empezó a bajar por su cuello deslizando aún más pequeños besos como si fueran pétalos de rosas.

Estaba dejándose llevar hasta que sintió como el deslizaba por sus brazos el sobretodo que llevaba encima del vestido, tensándose al ponerse a pensar en lo que eso significaba, ella aún no se sentía preparada para ser tomada por un hombre, que aunque sabía que le estaba empezando a gustar mucho, no conocía y eso le daba miedo.

Había escuchado historias en el palacio de hielo sobre él, de cómo era conocido por ser cruel y agresivo, se decía que el era mucho más frió que el hielo que dominaba a la perfección, que era todo lo contrario a su hermano mayor, que era un gobernante justo y amable, querido por su pueblo, lo contrario a él que todos le temían por su poder y actitud barbará conocida dentro del campo de batalla, no por algo su sobrenombre era "La Bestia del Imperio del Hielo", porque actuaba como tal, sin remordimiento alguno de atacar y asesinar a sus oponentes.

Aparte había oído que él, solo era el hijo de la Concubina real del antiguo emperador del hielo, siendo uno de los motivos por los cuales no era muy querido por su pueblo ni aceptado por la Corte real, a excepción de su hermano mayor y cuñada quien eran los únicos que de verdad lo apreciaban.

Shi sintió como ella se tensaba ante sus besos, despertándolo de la pasión que había desatado en él, se separó solo lo necesario para observarla, no pudiéndose contener de nuevo para acariciar sus mejillas, colocando el pulgar en su labio inferior deslizándolo por él despacio sintiendo lo suave que era y lo hinchado que estaba por haber recibido sus besos, causando una sensación de bienestar en él.

Ella tenía la mirada un poco turbada por lo que él la había besado, viéndose preciosa intensificando esa sensación de bienestar y a la vez haciendo que otra tomará su lugar, una de posesión, de malestar al imaginársela en esa misma situación con ese joven soldado si es que él no hubiera estado en ese lugar para detenerlo, de seguro él abría disfrutado de esos besos.

Shi no sabía pero al tener esos pensamientos sus ojos cambiaron de color hasta ponerse dorados por la cólera que le causaron esas imágenes en su mente, ella se dio cuenta del cambio de sus ojos, así que preocupada le dijo: - ¿Su alteza ocurre algo?.

Su voz sonaba dulce a sus oídos, pero se sentía tan impersonal que se dirigiera a él de esa manera, así que sin evitarlo nuevamente la comenzó a besar despacio y suavemente, esta vez siendo correspondida por la forma en que era besada, entre beso y beso ella lo nombró, cuando él poco a poco la dirigió al lecho, sentándolos despacio sin despegarse de él: - Su alteza, le dijo ella, volviendo a recibir otro beso callándola, él empezaba a subir la intensidad del beso nuevamente, acaricio sus hombros haciéndola tiritar por la sensación cálida de sus manos, bajando nuevamente por su cuello, besándolo y mordiéndolo haciendo que ella lo llamara nuevamente: - Su alteza, ahhh, exhalo Yan Da en un suspiró.

Él no quería escuchar eso de sus labios, quería que lo llamará por su nombre, así que le dijo: - Shi, besando nuevamente su cuello, mordiendo despacio el pabellón de su oreja, haciéndola dar un pequeño salto, ella se agarro muy fuerte de sus hombros sintiendo que si no lo hacía desfallecería en ese momento por sus atenciones.

- Su alteza, gimió ella, cuando él proseguía sus acaloradas atenciones.

El príncipe gruño a causa de su excitación y por sus deseos de querer escuchar su nombre saliendo de sus labios en ese preciso momento, así que le respondió: - Shi, solo dime Shi, le contestó, desatando el pasador que sostenía sus cabellos dejándolos sueltos por completo, acariciándolos, ella le respondió: - Eso no sería correcto, su alteza.

Shi se separo de sus labios, deslizando sus dedos entre sus cabellos, queriendo gemir por la suavidad y delicioso aroma que desprendían, se apuro a contestarle: - Si yo te digo que me llames solo por mi nombre, así debes hacerlo ¿Lo comprendes?, le dijo mientras la observaba atentamente.

- Si usted así lo desea, le contesto ella haciendo una pequeña reverencia.

Shi sonrió le parecía tiernas sus actitudes, con eso y la reacción que tuvo a sus caricias, se daba cuenta que ella no había tenido nunca interacción con otro hombre más que él hasta esos momentos y eso muy a pesar suyo le encantaba, suspiro entendiendo que era el momento de detenerse, no quería tener más complicaciones, él siempre se había considerado un hombre sabio que no anteponía sus deseos personales por su deber con su pueblo, pero ahora al tener a esta pequeña niña tan entregada a él, habiendo tenido una probada de sus labios y gusto, incluso cuando la sintió temblar entre sus brazos tuvo el deseo irracional de tomarla para él, haciendo que ella se entregará como tanto le estaba pidiendo su cuerpo.

Pero estaba mal, estaba muy mal hacerlo, solo complicaría su situación dentro de la corte de su hermano, si alguien se llegaba a enterar y le informaban a la loca de Lang Shang, ella no estaría dispuesta a aceptar a otra mujer a su lado, conociéndola ya se abría hecho una idea sobre los dos cuando los vio juntos y él no quería que se metiera con ella, después de que se casaran, aparte el anuncio de su compromiso con la princesa sirena le había hecho ganarse la aprobación que tanto busco del Consejo de su hermano y por tal la de la corte de hielo, siendo tan superficial como eran estaban de acuerdo que tomará por esposa a una princesa sirena.

Sin querer esta pequeña niña, había desatado en él pensamientos y sentimientos que no podía permitirse, a pesar de no haber interactuado con ella esos dos meses que estaba en el palacio de hielo, hubo días que la estuvo espiando en secreto, observando como la peinaban sentada en su tocador, la escucho cantar innumerables de veces, grabándose su hermosa voz en sus sueños porque la evoco en varios de ellos, donde él la observaba bailar alrededor del hermoso cerezo infinito de su madre, queriendo él llegar a ella y tomarla, besarla como lo había hecho en estos momentos y ahora conocía el rostro que tantas noches había añorado conocer, solo sentía que perdería el control de sus actos si seguía con ella, en ese lugar teniéndola tan frágil y dispuesta a entregarse a él como sabía que estaba.

Se levantó soltándola usando su mayor autocontrol para alejarse de ella, caminando algunos pasos, tomando algo de aire para calmar esos sinuosos pensamientos.

- ¿Príncipe Shi?, le hablo ella.

Él la observó un momento para luego decirle fríamente: - Cúbrete el rostro.

Yan Da se quedó en shock por la forma en que el cambio su actitud ante ella, se levantó rápidamente para recoger el velo que se hallaba en el suelo, acomodándoselo lo mejor que pudo por la presura de la orden recibida, haciendo luego una reverencia al terminar de acomodárselo.

Shi se dio la vuelta, para empezar a salir de las habitaciones, hasta que ella le hablo deteniendo su paso a su espalda.

- Le pido perdón su alteza si hice algo que lo molestará, dijo Yan Da.

Shi volvió a suspirar para responderle: - No has hecho nada de lo que debas disculparte, y como te dije yo no soy su alteza para ti, ¿Quedo claro pequeña?.

- Si, príncipe Shi, respondió ella, causando una sonrisa en él antes de abandonar la habitación.

Whispers of Dark Night - (Yan/Shi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora