― El buque de las Pesadillas.
Una de las esculturas que había visto ahora le acorralaba. El brazo derecho del ángel retenía todo su cuerpo a la altura de su cuello, casi ahorcándola. Sus pies rozaban con dificultad el suelo y Elly no pudo sentir más que temor, desesperación y confusión. La mano izquierda de la estatua estaba enfrente del rostro de Elizabeth muy abierta, a centímetros de tocar su cabeza. Cada vez era más difícil poder respirar.
― ¡Elly!― farfulló el Doctor con ansiedad. ― Por lo que más quieras ¡No dejes de mirarlo!
― ¿Qué?― respondió ella con un grito mientras se sostenía exasperada del brazo del ángel.
― ¡No parpadees!
Elizabeth trataba de mantenerse en pie con desesperación mientras que el Doctor, con pasos rápidos entró a la TARDIS sin un plan en mente…
― ¡Doctor!― exclamó Elizabeth si dejar de ver la mano que se hallaba a pocos centímetros de ella.
No hubo respuesta. Pataleaba ansiosa.
De la consola principal de la máquina del tiempo, el Doctor destrabó el martillo que sostenía la palanca que anteriormente Elizabeth sujetaba.
Sin saber que podría pasar, el Doctor golpeó con todas sus fuerzas el brazo izquierdo del ángel que rodeaba a Elly. Al igual que una estatua común y corriente, la extremidad de la criatura se desprendió, esparciéndose en el suelo los restos y dejándole a Elizabeth respirar de nuevo.
― ¿De dónde has tomado ese martillo?― preguntó Elly una vez después de haber recuperado el aire.
El Doctor abrió ampliamente los ojos. La TARDIS inició a producir ruidos fuertes y extraños que aturdían a Elizabeth. El Doctor tomó la muñeca de Elly y corrieron ambos dentro de la máquina del tiempo.
― ¡Vuelve a sostener la palanca!― indicó él.
Elizabeth alzó el interruptor con fuerza, logrando estabilizar la nave.
― ¡Bien!― voceó el Doctor. ― No lo sueltes.
― ¿Qué rayos eran esas cosas?― inquirió Elly tratando de calmarse.
― “Ángeles llorones”.― respondió el señor del Tiempo. ― Las criaturas más solitarias del universo. Las formas de vida más mortíferas y poderosas que la evolución ha producido. Capaces de mandar a una persona al pasado con solo un toque.― vaciló el Doctor.
― Si son capaces de hacerlo, ¿Por qué sigo aquí?― preguntó Elizabeth ocultando su miedo.
― Porque se están muriendo de hambre.― titubeó.
El Doctor remplazó el cable que había cortado imprevistamente antes por uno nuevo cuando se escuchó ruido estruendoso en el exterior. Elly supuso que el barco había colisionado finalmente contra el iceberg, por lo que el Doctor dedujo que eran las 11 de la noche con cuarenta minutos. Solo le quedaban aproximadamente 25 minutos antes de que el compartimiento donde se encontraban, quedara bajo el agua. El agua inició a filtrarse velozmente dentro de la máquina del tiempo. Elly se estremeció al sentir el agua helada tocar sus pies y mojar su piel. Permaneció quieta y se aferró al barandal que estaba a su lado con fuerza.
El Doctor se hallaba debajo de los pies de Elly, siendo empapado por el agua fría que se colaba al interior de la máquina, selló la válvula que se había deteriorado con el tiempo con cinta y regresó al panel de control de la TARDIS.
Elizabeth permaneció quieta mirando al Doctor oprimiendo botones con rapidez. La corriente del líquido tumbó al conductor alejándolo de la consola de manejo.
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My Wonderful Adventure with the Doctor.
FanfictionEra un día como cualquier otro para mucha gente aunque la guerra siguiera en pie, pero para Elizabeth Smith, todo su mundo cambiaría en un abrir y cerrar de ojos. Para Elizabeth Smith, la vida podía ser increíble y única, podía tener cosas imposibl...
