- ¿Cómo le fue hoy señor Ricardo? - me dijo Bruno amablemente
- Cállate no quiero hablar
Bruno se sorprendió de mi respuesta y se quedó callado; al llegar a mi departamento me percaté de que mi celular no lo traía conmigo. Eran casi las 4 de la tarde; tenía 5 llamadas pérdidas de Marco y un mensaje de texto el cual decía: ¿Dónde estás?
No tenía ganas de contestar; trate de tranquilizarme y alguien toco la puerta; al abrirle vi que era Elena
- ¿Estás listo?
- Claro que sí; estoy muy ansioso por ir contigo - no era buena idea ir con ella, pero necesitaba estar lejos de todos, así que ir con ella me pareció una buena idea
- ¿Te sientes bien?
- Si, ¿Por qué? -le conteste de forma temerosa; no quería que se notara mi culpa
- Te noto un poco raro
- No pasa nada; ya vámonos
No deje que siguiera hablando; temía que yo lograra expresar mis emociones con ella; aun no tenía el suficiente valor como para llegar eso. Al llegar a la recepción; Bruno me vio con sorpresa; cuando nos fuimos; me gire hacia atrás; le hice señas de que me disculpara por la manera en que yo le había contestado; el alzo su pulgar expresando su tolerancia ante mis arrebatos absurdos.
El cielo se tornó de un color gris; pensé en un instante que el clima nos haría una mala jugada; pero no llovió; caminábamos Elena y yo sin dirigirnos la palabra como si estuviéramos enojados, llegamos a un punto donde no existía alguna construcción o gente. La carretera era algo pequeña; los arboles eran tan grandes que apenas y se podían ver hasta donde llegaba su altura; su sombra cubría por completo el camino.
- Ya me imagino a mis amigas tomándose fotos en este sitio - me dijo Elena mientras reía e imitaba las posturas para una foto de una manera exagerada
- ¿En serio?; y a ti también te gusta hacer eso
- No; si tomo fotografías pero solo para tener recuerdos; me gusta más vivir el momento y disfrutar; he conocido a personas que se la pasan la mayoría de su tiempo tomando fotos que viviendo su vida
- ¡Oh ya veo! - le respondí mientras de manera sigilosa guardaba mi cámara en mi mochila
- No lo dije por ti; yo sé que tú dedicas a esto; contigo es muy diferente
- Ya se; pero tienes razón en ese de vivir los momentos
No sabíamos que tan lejos estábamos; porque solo veíamos la carretera y un montón de árboles; al entrar al bosque; era inevitable no hacer ruido con las hojas secas que pisábamos; vimos una cabaña; al acercarme vi que por dentro había artículos como una casa normal.
- Ricardo ¿Que estás haciendo?...no creo que sea bueno que estemos en esta cabaña...tú no sabes qué clase de cosas malas podría haber adentro
- Ves muchas películas de terror Elena...además no creo que nadie viva aquí...las luces están apagadas y se ven algunas telarañas en las esquinas
Mientras ambos observamos a través de la ventanas; se sintió una extraña presencia muy cerca de nosotros; camine alrededor de la cabaña y no estaba nadie; un vidrio estaba roto en la parte trasera de la casa; lo más curioso es que tenía una forma circular el orificio; habían varias cabañas, observe por el vidrio y vi que todo se encontraba intacto; la persona que vivió ahí tenia fotografías un poco degradadas pegadas sobre su pared de madera y un viejo radio sobre una mesa; podría apostar que en ese lugar paso algo; porque habían huellas en el piso sentí un olor a mantequilla mientras rodeaba la casa; eso me confundió un poco; y concluí que tal vez dicho lugar ya estaba habitado. Elena intento abrir la puerta pero no tuvo éxito; comenzó a patearla e incluso busco una piedra o algo duro para romper un vidrio para entrar.
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La historia de dichos amaneceres
ChickLitLa vida de Ricardo esta sumida en la monotonía como fotógrafo en una revista que se distribuye a nivel nacional, hace fotografías sobre la naturaleza, fiel seguidor de los cuentos debido a las historias fantásticas que le contaba su padre cuando era...