Capitulo 17

63 50 8
                                    


Parece que fue ayer, cuando inventaba historias fantásticas, sobre esa máquina de los sueños que mi padre nos contaba cada noche antes de dormir, me volveré a reunir con esos pequeños recuerdos que me hacían soñar una vez más. El sol se escondía lentamente entre los arboles del bosque de la luna, las luces de la cabaña de mi padre, me iluminaban al estar afuera, me quede observando el cielo, ¿Cuál es el propósito de tantos espacios vacíos en mi vida? ¿Por qué no tuve una vida normal como los demás?

Escuchaba ruidos adentro de la cabaña, Mari expresaba su emoción por medio de gritos al volver a reencontrarse con su abuelo, Rosa y Marcela arreglaban la mesa donde cenaríamos en familia y podríamos tener un pausa bien merecida de tristezas que habíamos vivido los últimos años, tan solo por esta noche, la oscuridad no sería motivo de miedo ni mucho menos de nostalgia, solo un viaje hermoso para revivir esos cuentos que de niño me hacían soñar y por los cuales, no habíamos perdido la esperanza de perder nuestros más profundos deseos.

Escuchaba ruidos adentro de la cabaña, Mari expresaba su emoción por medio de gritos al volver a reencontrarse con su abuelo, Rosa y Marcela arreglaban la mesa donde cenaríamos en familia y podríamos tener un pausa bien merecida de tristezas que h...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- ¿Por qué observas tanto el cielo? - me dijo Marcela cuando me distraje por unos segundos

- Tengo ese manía desde que era pequeño, quizá aun espero que mi sueño se vuelva realidad

- Alejandro también te conto la historia de la máquina de los sueños ¿Cierto?

- Desde niño me la contaba

- ¿Sabes? Cuando conocí a tu padre, el me conto el mismo relato, la gran diferencia, fue que yo era una adolescente muy rebelde y creía que era algo demasiado infantil e inútil lo que me decía

- ¿Cómo fue que ustedes dos se conocieron? No sé mucho sobre ti, al principio creí que eras la nueva pareja de mi padre - soltó una carcajada al escuchar lo último que dije

- Entre Alejandro y yo, no hay una relación o algo parecido, lo único que te puedo decir es que llego en un momento muy oportuno a mi vida, no vivimos juntos, como ves, en este bosque hay varias cabañas; yo vivo cerca de aquí, no te mentiré, pasamos la gran mayoría del tiempo juntos, me trata como si fuera una hija.

- Eso solo resolvió una pregunta, pero aun no has respondido del todo mis dudas

- Alejandro y yo nos conocimos cuando yo me dedicaba a cosas no muy legales, pertenecí a un grupo de personas que se dedicaban a robar los bolsos y las carteras a los turistas que venían a Morelos, tenía adicciones a las drogas, en una ocasión, una sociedad nos hizo la invitación de unirme a ellos y así obtendría lo que yo quisiera, pero ya no tendría libertad de ver a las pocas personas que yo les importaba, rechacé su propuesta, pensé que no pasaría nada, justo una tarde, después de tomar alcohol y drogas, unas personas trataron de secuestrarme, pero un hombre se acercó hacia a mí y nos escondimos en unas bodegas, al verlo en persona lo primero que le dije fue:

"No creas que tendré sexo contigo, anciano asqueroso"

Cuando escucho lo que le dije, me dejo sola, y dejo escrito en un papel una pequeña nota donde me ofrecía su ayuda, muchos días después, lo busque porque ya no soportaba el infierno que yo vivía diariamente, cuando lo encontré, me ayudo a superar mis problemas, me pidió que fuera yo esa persona que pudiera escucharlo, esa compañía que no lo juzgaría, le guarda mucho amor a su esposa, siempre me decía que era como si ella y el hubiesen nacido para recordarse siempre, lo vi sufrir tantas veces, Alejandro tan solo quería tener una familia reunida y sanar las heridas que el tiempo le había dejado, cumplir esa promesa que le hizo a Cecilia, antes de que era falleciera.

La historia de dichos amaneceresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora