Capitulo 14

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Los rayos del sol entraban por mi ventana, mi habitación era silenciosa como de costumbre, hace mucho tiempo que no ponía alarmas, porque solo provocaban que mi estado de ánimo en tan solo en unos segundos cambiara de alegre, a un viejo amargado que odia que lo despierten sin importar que sean las 12 de la tarde, a nadie le recomiendo despertarme si es que quiere vivir y tener una buena imagen de mí, al bajarme de la cama y dirigirme a la cocina, me resbale y caí sobre el sillón, no me percate que ya estaba diciendo malas palabras; cuando estaba en el suelo arrugando mi cara por el desafortunado acontecimiento. Necesitaba tranquilizarme, he comprobado que cuando digo malas palabras por mi enojo, provoco que me sigan pasando cosas absurdas, desayune algo de cereal y veía el televisor, como siempre, en el lugar donde yo vivía se pronosticaba un cielo nublado con posibilidad de lluvia.

Debajo de mi puerta había un sobre sellado, no pude aguantar la curiosidad para abrirlo, era una carta de Cinthia en la cual me indicaba su llegada y la invitación para vernos en un parque, llevaría a mi hermana y a la pequeña Mari, supongo que era el nombre de mi sobrina, estaba muy ansioso de ver sus expresiones después de reencontrarnos por muchos tiempo.

Debajo de mi puerta había un sobre sellado, no pude aguantar la curiosidad para abrirlo, era una carta de Cinthia en la cual me indicaba su llegada y la invitación para vernos en un parque, llevaría a mi hermana y a la pequeña Mari, supongo que er...

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- Hoy será un buen día - susurre a solas para darme ánimos, no quería que nada arruinara el momento

Me mire en el espejo y vi que me estaba saliendo un pequeño bigote, se veía algo chistoso en mí, ya que ese estilo no va conmigo por lo tanto, me lo quite.

- ¡¿Que esto!? - grite al verme unas canas en mi cabello, no había llegado a los 30 años para esto

Creo que saque lado dramático de mi madre, recuerdo que para ella era nefasto la simple idea de envejecer, yo sé que es un proceso natural pero siento que yo aún estoy en mi plena juventud, creo que eso ultimo sonó un poco raro; este día estaba lleno de muchas actividades, salí de mi apartamento, no estaba Bruno en la recepción, al dirigirme a la salida me percate que había unos dulces, aunque suene muy egoísta, paso por mi cabeza, tomarlos y salir corriendo, sé que es algo infantil pero eran paletas de muchos sabores, justo para tener más variedad en aquellos momentos en los que me siento ansioso que suele pasarme todos los días, recuerdo que cuando era niño y tenía muchas ansias me comía las uñas o soplaba mis dedos, era una manera de controlar mis nervios, esto último sé que suena extraño pero cuando somos pequeños tenemos muchas manías, al ver que no había nadie que me estuviera vigilando, tome los dulces y sin hacer ruido, faltaban muy pocos metros para la salida.

- ¡Oye eso es mío! - escuche que grito Bruno al acercarse rápidamente

- iLo siento!

Me disculpe como si eso fuese arreglar las cosas, salí corriendo sin tener una dirección fija; para ser sinceros corrí unas 5 cuadras, no se puede esperar más de mí, no tengo una buena condición física además de tener ese habito de correr mientras respiro por la boca, es curioso, pero justo en esos segundos me puse a pensar que hacer ejercicio tiene sus ventajas y no solo es un pretexto para ser superficial, al parecer debo de actualizar un poco mis ideas, no todo es malo en este mundo. Habían muchas personas, el ruido de los autos no podía soportarlo, además de que hace muchos años que no soporto los gritos de la gente, soy una persona que es muy difícil de entender, tengo tolerancia para muchas cosas pero he de confesar que mi paciencia no dura mucho, quería cruzar al otro lado de la calle pero el semáforo aún se encontraba en rojo, cerca de mi estaba un niño que comía un helado, al vernos yo le sonreí para intentar ser amable, pero este niño levanto e hizo una señal obscena con su dedo, no podía creer que a una corta edad ya tuviera conocimiento de eso, su madre hablaba por celular y no se daba cuenta la clase de persona que era su hijo, quería llamar la atención de la señora pero no lo lograba, cuando el semáforo se puso en verde y todos cruzamos, empuje al niño y se le cayó su helado, el me vio y le hice señas obscenas con mis manos, el las entendió muy bien, lo pude ver en su rostro.

La historia de dichos amaneceresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora