Capitulo 26

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Han pasado 4 días desde que se llevaron el cadáver de Marco tirado en el bosque, se pudo comprobar que fue un suicidio, todo parecía tranquilo pero no tenia idea de donde se encontraba Estrella; el día que Marco murió no la vi en ese lugar; la persona que salvo a Mari fue Marcela; por un momento pensé que ella había sido pero al saber la verdad descarte ese idea.

había algo que Marcela me comento; Marco intento matar a Mari pero Estrella le aviso a Marcela de lo que iba a suceder. No entiendo porque justamente ella evito esa muerte. La ultima vez que ella y yo nos vimos en la biblioteca, menciono que ella es muy difícil de comprender ya que su propósito van mas allá de la riqueza o llevar a cabo una venganza, no se que es lo que busca, no lograba sacar ninguna conclusión Estrella impidió una muerte pero provoco otra. No estoy agradecido por lo que hizo, sucederá algo inexplicable la próxima que la llegue a encontrar.

 No estoy agradecido por lo que hizo, sucederá algo inexplicable la próxima que la llegue a encontrar

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Aun recordaba la imagen de Ricardo y su historia que me conto al perder su familia por un vicio. Mi día parecía muy aburrido como para quedarme en casa; en el trascurso de estos días; había entregado las fotografías de la revista, el licenciado Manuel me felicito por mi trabajo y me ofreció un contrato para tomar fotografías solo para ediciones especiales de la revista; no le confirme una respuesta; tenia muchas cosas en la cabeza; Elena dentro de pocos días se mudaría a España para exponer sus obras en las galerías de ese país; además ella me había comentado que contacto a un doctor que podría ayudarme con el cáncer que me detectaron en etapa inicial; por lo tanto todo indicaba que muy pronto nos iríamos juntos; para iniciar una nueva vida. Poco a poco todo cobraba sentido; aunque no me convencía la idea de dejar a mi padre y Mari solos.

Han pasado acontecimientos muy duros como para irme a España.

Necesitaba despejar mi mente; tenia curiosidad de ir al viejo cine en la ciudad; solo exhiben películas clásicas y con eso me refiero a las de blanco y negro, un tarde tranquila disfrutando cualquier musical.

Caminaba por la ciudad, como de costumbre la ciudad era muy rutinaria, no pasaba nada especial en ella, cuando llegue escuche una voz, era Elena.

- Pensabas salir sin mi

- No pensé que estuvieras aquí - quería estar solo aunque tampoco me incomodaba su compañía

- Para ser exactos te seguí hasta aquí

Al mencionar esto ultimo, no sabia si reírme o tenerle miedo; no la creí capaz de seguirme.

- Eso da un poco de miedo - lo dije de manera sincera, estaba sorprendido de lo que ella habia hecho

- ¡No exageres! Eso es normal en mi; debes de acostumbrarte

Confieso que me quede callado; no esperaba esa respuesta; pero no era de alarmarse o eso pensé para tranquilizarme, los artistas estamos algo locos; solo soy un fotógrafo y ella una pintora; así que yo también tengo mis momentos de locura.

Pague las entradas; al entrar a la sala, tan solo pasaron 10 minutos para percatarnos que éramos los únicos que estaban ahí; la película era un musical de los años 70 o eso fue lo que imagine; el filme era de blanco y negro, todas eran canciones de amor casi al terminar la historia, los actores empiezan a cantar mi canción favorita "You"ll never know"; me hizo recordar cuando cuando Elena y yo nos conocimos, era inevitable no mirarnos después de escucharla, los dos recordábamos aquel baile en la cabaña.

Me sonaba ridícula la idea de bailar en la sala de cine, porque las escaleras nos lo impedirían, solo había espacio adelante de la primera fila aunque era demasiado cursi como para hablar de ello.

- Vamos adelante de la primera fila - me dijo Elena con voz suave

Parecía que había leído mi mente, quería que bailáramos, estábamos solos era un buen momento para revivir aquel recuerdo.

Nos levantamos de los asientos, bajamos por las escaleras, la pantalla nos iluminaba para no tropezarnos, al llegar a la primera fila toco mi hombro y yo su cintura.

- Un, dos, tres....un, dos, tres

Bailamos lento, al ritmo de la música, nos mirábamos fijamente a los ojos; como si entre nosotros se desarmaran nuestros miedos y solo existieran dos almas rotas que buscan ser correspondidas.

Al terminar la canción, volvimos a nuestros asientos, la abrace desde su hombro y ella recargo su cabeza sobre mi.

Al terminar la canción, volvimos a nuestros asientos, la abrace desde su hombro y ella recargo su cabeza sobre mi

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La historia de dichos amaneceresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora