Etapa final: VI

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—No puede ser —murmuró Gwethelyn.

La criatura era muchas veces su tamaño. La muchacha había visto cómo se comió de un bocado a AnyaJulchen, y ahora venía por ella. El monstruo era una especie de canino, pero con el cuello muy largo, no podía distinguir sus ojos, mas sus dientes enormes como sables no pasarían desapercibidos para nadie. Era silencioso pero feroz. De entre sus dientes cayó un objeto que rodó hasta no muy lejos de Gwethelyn.

—Anya... —se dijo a sí misma al ver la cabeza de su compañera, tenía una horrible expresión que jamás olvidaría.

La bestia se acercaba a la campista deseosa por tragársela. Pero entonces tuvo una idea, corrió hasta Anya (o lo que quedaba de ella) y sujetó la cabeza por los pelos, la agitó frente al monstruo y luego la arrojó tan lejos como pudo. El perro infernal corrió tras de Anya (o de su cabeza cadavérica) y Gwethelyn aprovechó para escapar.

"Por eso prefiero a los gatos" pensó, mientras se perdía entre la maquinaria del lugar.

Se recostó contra una pared metálica y no tardó en oír una voz que reconoció al instante. "Ada" pensó.

La dueña de Luxor caminaba detrás de un panel transparente, acompañada por un par de hombres, encantada con su "perro" y la forma en que se había comido a casi todos los campistas.

Gwethelyn, motivada por un odio incontenible, salió de su escondite y se arrojó contra el panel. Ada se sorprendió, pero al mismo tiempo sonrió como maravillada.

—¡Maldita! —gritó la muchacha.

Ada siguió sonriendo, más encantada que antes. Se acercó al panel y guiñó un ojo a Gwethelyn.

La campista supo entonces que allí moriría.

Sin embargo, al otro lado, detrás de los tres que esperaban ansiosos la muerte de Gweth, apareció una figura oscura, una que cambiaría el destino de la joven que parecía ya condenada.


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La hora del terror 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora