Luisa Hernández En El Bosque Sagrado

4. Una canción de despedida

Es la última semana de clases, las cosas han cambiado mucho en mi casa, al regresar a la escuela los cristales estaban puestos en todas las ventanas y solo Fabián se acercó a mi preguntándome como me sentía, todo está como siempre pero al parecer los rectificadores solo se encargaron de los cristales y una parte del berrinche aún siguen molestándome con Fabián, pero de cualquier manera él fue el único que me apoyo en el accidente es un buen amigo por eso lo invitare a comer a mi casa pero obvio cuando no esté nadie escuchando.

La graduación se acerca al igual que las vacaciones y mi nueva vida, ahora que sé que soy y que es lo que me pasa mi vida mucho más interesante, pensé que mis padres se portarían de una forma diferente conmigo, pero a excepción de las bromas de mi mamá de que quiere que haga mis deberes con las manos y me sonríe cada vez que dice nada de trampas mi vida está bien, mi padre está muy serio, aun no sé cómo pagara mi escuela pero él dice que hará lo mejor para mí y la familia, a veces siento que me tiene un poco de miedo, pero solo son impresiones mías.

La maestra nos está hablando de la importancia de la secundaria, y de las cosas que debemos hacer, que la secundaria es diferente y que habrá muchos cambios, que tendremos un maestro por materia y que es muy importante preguntar todas nuestras dudas pues veremos materias con las que no estamos familiarizados, yo sigo pensando cómo será mi nueva escuela, y como es el mundo mágico.

—quiero que de manera individual hagan un recuerdo especial para sus compañeros, es muy importante que piensen que han sido compañeros desde hace seis años y su vida está muy ligada todos son una familia, piense en un regalo que no cueste nada y que todos se puedan llevar en sus corazones, tal vez un dibujo, o una carta, un video, una historia, un disco, una manualidad, un disco una canción, su imaginación es el límite, piensen que es la última impresión que les dejaran a sus compañeros, que sea algo especial.

Algo que darles a mis compañeros, algo que no olviden, pero yo no sé dibujar y las manualidades no se me dan, que puedo hacer para regalarles, no soy buena escribiendo canciones pero puedo tocar y fingir que canto una (bueno es que no soy muy afinada que digamos) pero no, cual canción, la de las golondrinas, y me vi, bueno la canción no es fea pero no quiero que me recuerden por cantar algo del año del caldo, y la del escalón, ja, ja, ja no, pero cual, cual, qué puedo hacer inventar una, no tengo mucho tiempo, igual y si le pregunto a mamá mientras no sea una de timbiriche todo estará bien.

Es hora de salir y ayer le dije a mamá que invitaría a un compañero a comer, no hay vuelta atrás lo voy a invitar a comer.

—Fabián, ¿quieres ir hoy a comer a mi casa?—ya lo dije por favor que no diga que no.

—Claro, le diré a mamá que haremos la tarea de mate en tu casa, horita le mando un mensaje, tampoco le entendiste a la maestra lo de las raíces cuadradas verdad.

Piensa que lo invite porque no entiendo la tarea, bueno está bien porque si le digo que la razón es porque me apoyo después de haber roto todos los vidrios del salón no lo va a recordar y yo no puedo contarle todo.

—si las raíces tan fácil que es resolverlas con la calcu y tan complicadas que son a lápiz—y de verdad necesitaba su ayuda pues no tenía ni idea de que habíamos visto en clases ni de la tarea.

Cuando llegamos a la casa mamá ya estaba ahí con Max y Pau a la cual Fabián le agrado mucho, pues su puso hacerle caras y gestos y bueno ella es muy fácil de complacer, Pau está en el kínder, y es una gran artista, nadie en el kínder combina tantos colores como ella, adoro a mi hermana y nunca había considerado la idea de no verla crecer, siete años ella tendrá más o menos mi edad para cuando termine mis estudios, y si ella es como yo entonces no la veré, no lo había considerado, tampoco que Max tiene ocho tendrá quince me perderé a mi familia, no seré la concejera de Pau, y mi mamá y mi papá, mis amigos.