10. Una cara conocida.

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Ya ha pasado más de una semana de mi estancia en el instituto, y tal como me habían advertido, he sido presa de toda clase de hechizos, después del segundo día ya no me baño en mi habitación pues de pronto el agua se hizo verde como moco de trol, me han tumbado tantas veces que ya no recuerdo el número y he llegado tarde a más de una clase porque me han petrificado o atado, cada tarde después de clases voy a ver a Gregorio para estar un rato con mi gatita, y después hago la tarea con Júnior, Adrián y Horacio, estos últimos sangre limpia, parece no molestarles el hecho de ser mis amigos pero a quien si le molesta es a mis compañeros los jaguares, al punto de llamarme traidora, que es lo que me faltaba pues suficiente era con que me llamaran sangre sucia e hija de muggles como para que le agregaran la traición.

Ya falta poco para que termine la clase de pociones y estoy ansiosa por salir antes que todos pues los chicos y yo iremos al campo, al parecer hay una cancha enorme en la que practican un juego y quieren ver los entrenamientos, y yo no quiero ir a mi sala común.

—Conocen las reglas, ella no puede estar aquí. —Dijo un muchacho alto, de pelo negro y con lentes.

—solo vamos a ver no vamos a hacer nada—dijo Júnior y observo con atención al muchacho que por ciento traía una escoba en la mano.

—no importa voy a la biblioteca o a caminar un poco, nos vemos después. —no quiero que los chicos tengan algún problema con su casa ya que somos rivales.

El chico dio media vuelta y comenzó a caminar a la cancha.

—Segura si quieres te acompaño y que los chicos me platique que paso—se ofreció júnior, es extraño pero creo que se siente culpable de algo, sé que solo él sabe lo que se siente.

—Si claro, tú no conoces el deporte y no puedes perdértelo, te veo después, que se diviertan chicos.

—no le hagas caso a Nicolás porque es el buscador se siente Harry Potter. —dijo Horacio.

—nos vemos después Luisa. —se despidió Adrián.

El único deporte que he practicado es el Tae Kwon Do así que no soy fanática a los deportes masculinos, y quiero ver un rato a Katty pues ya no es tan asustadiza y es más juguetona, me divierto mucho verla jugar con mi pluma o con mi capa.

—hay sangre sucia, donde está el otro, por fin se dio cuenta de la basura que eres porque también en eso hay niveles.

Para mi sorpresa quien se burlaba de mí no era un Jaguar, era… un caballo, era Francisco caminaba solo hacia mí, con su varita en la mano y su sombrero puesto.

Sin Júnior que podía decir en mi defensa, la venia hacia mí, muy decidido mientras giraba su varita entre sus dedos.

—Porque no te has ido, este lugar no es para ti. —Siguió hablando hasta quedar frente mío. —te quedaras en silencio, la niña de varita de tejo, y jaguar se quedara en silencio.

Tengo mi varita en las manos pero pese a que somos de la misma edad y a todo lo que me está diciendo aun le guardo respeto a su familia, ellos nos ayudaron y les estaré agradecida.

—qué te pasa te da miedo, no soy como los de tu casa yo no necesito a otros para decirte en tu cara que no eres nada, que este mundo nos pertenece y te queremos fuera de él, que ustedes y sus aparatos matan la tierra que compartimos y condenan no solo a su mundo si no al nuestro, ustedes son una plaga que tenemos que eliminar.

Estoy temblando, de nuevo estoy temblando, sus ojos me ven con un odio y sus palabras se están clavando en mi cabeza, Francisco no es como su familia, esa mirada es como la de su hermano, vacía llena de odio.

Flipando—grito mientras me apuntaba con su varita, a diferencia de los hechizos que ya me habían lanzado este lo hizo con tal fuerza que termine contra la pared, con sangre en el cuello.

Él se acercó hasta quedar frente mío, y me apunto de nuevo.

—tú, como es que el sombrero te mando a ti, a esa casa, como es posible que seas un jaguar si no puedes levantar esa varita y callarme, acabare contigo.

—DETENTE—le grito alguien justo antes de que me lanzara otro hechizo.

—No te metas, debo demostrar que no soy un caballo.

—No vale la pena que tu varita se ensucie de sangre sucia, y podría ameritar expulsión. —era… Arturo, él era un jaguar como yo, era un mestizo el único antes que yo.

—vete, yo me encargo, su estancia en este instituto está por terminar, la sagrada…—dijo algo pero estoy demasiado adolorida, mareada y tengo un zumbido en los oídos, siento como si me sangraran.

Episkeyo—la varita de Arturo me apunto y de pronto sentí como se detuvo la sangre, y el dolor se fue un poco.

—Pronto terminará el mal entendido—me dijo y se fue, aún estoy confundida, necesito levantarme y tal vez ir a la enfermería, si Júnior hubiese estado conmigo el…

—Luisa, Luisa estas bien tienes sangre en la cabeza, estabas desmayada, cuantos dedos vez. —creo que el golpe dolió más de lo que me había dado cuenta, frente a mi estaban los tres dedos de Júnior y tras ellos mis tres amigos.

—doce, —susurre mientras intentaba levantarme.

— ¿Qué paso?

—recibí otra advertencia está un poco más dolorosa.

Luisa Hernández En El Bosque SagradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora