Luisa Hernández En El Bosque Sagrado

6. Mercado de magia

Hoy iremos al mercado a surtir la lista de la escuela, primero vamos a dejar a Pau y Max con mi abuela, ellos no pueden ir al mercado, y después iremos al mercado de abastos, me estoy muriendo de curiosidad no sé cómo es y desde ayer he estado imaginándome el lugar, se supone que mi mamá se quedaría con los niños e iríamos papá y yo, pero mi mamá también quiere conocerlo, estamos almorzando con mi abuela y ella al enterarse de que iría a Michoacán me comenzó a platicar de las mariposas y cuando era joven que estuvo de vacaciones por ahí, mi padre está muy desesperado, y yo, muy ansiosa quiero conocer mi nuevo mundo.

Estamos en el mercado, hay muchos camiones y camionetas surtidas con frutas y verduras, y poco autos, entramos y hay mucho bullicio.

—pásele señora, los jitomates frescos, a quince el kilo pásele.

—verdura fresquecita lleve su arpilla

—pásele señora aquí esta lo que anda buscando.

Hay demasiadas personas, mis padres me llevan de la mano y ya recorrimos medio mercado de abastos.

—Luisa recuérdame que dijo el señor—me dijo mi padre un poco fastidiado.

—dijo que en una sección del mercado, supongo que será en algún lugar que no nos llame la atención, a donde nadie quiera ir.

—A los baños —dijo mi mamá y papá y yo la vimos fijamente —son asquerosos nadie quiere ir ahí al menos que sea necesario.

—Me gusta la idea—le dije a mi papá y el acepto, así que vamos a los baños.

Pero solo son asquerosos y no hay nada especial en ellos.

—Mira—dijo mi madre y apunto a una familia que vestían diferente a lo normal, iban alrededor de cinco personas tres de ellos niños y el más grande parecía como de quince años, tal vez no les suene tan diferente el vestuario si no les digo que los dos muchachos usan pantalones cortos, y unas playeras algo largas y una capa, por un momento me acorde del señor de los anillo, pero lo que decía que eran las personas que buscábamos fue el sombrero raro de la señora.

— ¿tú qué opinas?—me pregunto mi papá.

—vamos a seguirlos, comenzamos a caminar cada vez más cerca de ellos hasta que se metieron a lo que parecía ser un lugar en el que leían las cartas y había cosas de adivinación y veladoras.

—voy a preguntarles—dije pero al acercarnos la vi, hay había más personas de las que podrían estar en un lugar así, aparte de que por fuera el puesto se veía pequeño pero adentro era amplio y había una puerta grande—aquí es—dije con seguridad, tenía que ser aquí, yo lo siento.

—vamos entonces.

—Señor le hacemos una limpia—dijo una señora pequeña y regordeta con un ramo de hiervas en una mano y una gallina en la otra.

—no solo vinimos de compras.

—entonces pacen ustedes, que sean bienvenidos.

—la familia que nos había guiado ya estaba en la puerta y la señora del sombrero raro la abrió con un palito, lo que supuse es la varita como la que viene en mi lista de cosas por comprar.

—Disculpen—dijo mi mamá— ¿podemos entrar con ustedes?

—si claro, son normales verdad, solo la pequeñita—dijo la señora y me sonrió mostrando sus dientes perfectos y blancos, la señora era bajita y algo llenita, llevaba un vestido de flores muy vistosas y su sombrero tenía también un ramo que parecía de verdad, la capa que la cubría era negra por fuera y plateada por dentro y los colores eran muy vivos. —tu eres nueva, bienvenida sean al mercado de magia.