12. Quiero volver a casa.

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Estoy llorando escondida en un rincón, esta fue la peor semana de mi vida, estoy triste y ya no tengo amigos, estoy sola en este mundo que al principio era hermoso, hoy para mí es un castigo que es lo que me orillo a todo esto.

Como empezó todo esto, no sé, no tengo la más mínima idea, pero estoy aquí cubierta de sabrá dios que cosa, solo tengo un deseo en este momento, regresar a casa.

Quiero estar con mi madre, con mis hermanos, quiero jugar con Pau molestar a Max, quiero… ser normal.

Solo me queda una cosa por hacer, escribirle a mi madre para que me saquen de este lugar, no soy un jaguar, no merezco mi varita, no tengo ni la fuerza ni la inteligencia para permanecer aquí, no tengo amigos.

Saque un pedazo de pergamino de mi mochila y de nuevo el tintero y la pluma, y con lágrimas en los ojos comienzo a escribir.

Mami:

Perdón por escribirte, para pedirte esto, de verdad pensé que podía estar en este mundo, pero no, no formo parte de él, cuando pienso en todo lo que hicieron para que estuviera en este instituto pienso que puedo pero ya no…

Estoy cansada de humillaciones por mi origen, de dormir con miedo, pensé que podía ganar este juego pero no soy parte de él, no me dejan jugar, mis amigos corren peligro al estar conmigo, y hoy los perdí, hoy soy yo contra el mundo, y el mundo pesa tanto que estoy en el suelo, ya no soy nada, nadie quiero volver a casa, quiero dejar la magia, borrarla de mi cabeza, volver a ser la niña torpe que apenas comenzaba a vivir, hoy aquí estoy muriendo…

 

Que es lo que pasa, que hoy mi mundo se derrumbó, que los jaguares se cansaron de amenazas y actuaron, que mis amigos pagaron el precio de mi insolencia que nunca más volveré a ser amiga de Júnior, Adrián, de Miranda, Horacio, que no es solo por su bien sino por el mío, que hoy nos atacaron.

La primera advertencia de la Sagrada Orden Del Jaguar, Miranda está en la enfermería, Adrián tal vez sigue escupiendo babosas, Horacio necesita una visita con el dentista y Júnior… él nunca más volverá a hablarme, estoy tan molesta, me cubrieron de una cosa babosa y pegajosa que me pica y petrificaron a mi gatita, recordarlo me lastima por eso tengo que salir de aquí, hablare con quien sea necesario, con la señorita Tormenta, hasta con la señorita Angustias, pero primero mis padres deben saberlo.

…papá por favor, sácame de aquí, cualquier cosa es mejor, no me lastimaran solo a mí, lastimaran a todas las personas que se acerquen a mí, no pararan hasta limpiar su casa, y no se detendrán hasta mancharla con mi sangre sucia.

Hoy es día de las brujas, y supongo que todos están en el comedor, necesito de verdad un baño, hoy sería la mejor noche de todas, pero es la peor, iré a mi habitación tomare un baño, e iré a buscar a una lechuza, les mandare la carta a mis padres y haré mis maletas, me voy de aquí para siempre.

Estoy en la puerta de mi casa, y lo vi de nuevo, es aquel joven que me dio la "advertencia" el primer día de clases, está sentado viendo la chimenea y al escucharme entrar me observo detenidamente mientras una sonrisa maliciosa asomo en su rostro.

—No deberías estar en el banquete—su voz pasible me petrifico por un momento, sus ojos están clavados en mí y su mirada serena lo hace parecer pacifico, nada que ver con la realidad.

—Tú también deberías estar en el comedor—conteste secamente y me dispuse a dirigirme a las escaleras para continuar con mi plan.

Touché, prefiero estar un momento en silencio, estoy cansado de comer panecillos de calabaza, y acaso es la nueva moda, ponerse baba de trol, en las festividades, aquí no nos disfrazamos.

—Te dejare en tu silencio, tengo cosas que hacer—no quería sus amenazas suficiente tenía con lo que me habían hecho.

—Pareces molesta.

—estoy molesta, molesta con esta casa, con mis compañeros, estoy molesta con todo el mundo, sabes porque…

—no ¿por qué?

—por esa maldita orden, la sagrada orden de jaguar, que es tan sagrada como la inquisición lo único que les falta es ahorcarme o mandarme a la guillotina.

—así que te molesta la orden.

—que si me molesta, lo odio, mandaron a lastimar a mis amigos y a mí, también mandaron a petrificar a mi gatita y supongo que mi baúl salió volando por la ventana.

—Es improbable, estamos bajo el agua—me contesto sereno.

—y lo peor es que no tienen la decencia de mostrar la cara, solo mandan grandulones a hacer el trabajo sucio con la sangre sucia.

—No conoces a la sagrada orden.

—No, y no tengo intención de conocerlos, pues son unos niñitos mimados los cuales creen que el mundo les pertenece, que son inmortales pero sabes que, al final del día ellos sangran y con todo y pena de nada les sirve su sangre limpia, puesto que un día morirán, su sangre es roja como la mía.

—Entonces sientes que la orden no es digna de tu presencia.

—te equivocas, yo soy la sangre sucia aquí, la hija de muggles yo soy quien no merezco estar en su presencia, y sabes que mejor que así sea porque si los tuviese enfrente…

— ¿Qué?

—se tragarían su sangre limpia.

— ¿es una amenaza?

—no, es una advertencia.

Me dispongo a subir a mi habitación a desaparecer de sus ojos y su sonrisa serena.

— ¿Quién diría? Al parecer si eres una jaguar.

—no, no soy una jaguar, nunca lo seré, sabes porque, porque yo si tengo dignidad.

—ahora reniegas de tu casa

—no, no puedo renegar de algo que no soy, y no les probare nada, porque me largare de este lugar.

—no tienes ni un año aquí y ya te rendiste, piensas irte por la salida fácil, solo rendirte.

—Tú quién eres para sermonearme.

—mi nombre es Odín, y si te rindes ahora, todo terminara para los normales.

—no nos llamas sangre sucia.

—ambos tenemos sangre roja, ¿no?

No entiendo que es lo que pasa, el mismo se tomó el tiempo de amenazarme y ahora se toma el tiempo de… pedirme que me quede.

Tengo la carta en mis manos, me acerque a la chimenea y la arrogue al fuego.

—Tendrán que soportarme en los próximos siete años, tú, los jaguares, la orden, el instituto y hasta su mundo mi mundo.

Él me sonrió una vez más después observo el fuego.

Luisa Hernández En El Bosque SagradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora