Luisa Hernández En El Bosque Sagrado

0.- La profecía

El llanto de mi hermano me despertó, estoy cansado, tan cansado, odio a mi hermano menor, desde que el nació todo es sobre él, me sorprende que no hayan aparecido ya mis padres para consolarle, duerme en el cuarto continuo al mío, yo sería quien tendría más contacto con él, pero lo ignoro, estoy cansado de llegar a su cuarto y descubrir que mi padre o mi madre ya estén ahí, y que solo me digan ya lo tengo, o todo bajo control.

Un chillido más escalofriante me erizo el bello de la nuca, mi hermano parecía aterrado me levante de inmediato y fui a su cuarto, ya no estaba, pero algo estaba mal, su cobija y su osito estaban en el suelo, la puerta estaba abierta, mis padres solo hubieran aparecido en su cuarto.

Mi hermano llora, se escucha en el pasillo, caminé lo más sigiloso que pude no sé qué esperaba encontrar, pero cualquier cosa que me hubiera imaginado no era siquiera parecido.

Una anciana llevaba en brazos a mi hermano, con ella caminaban una enorme mujer y un hombre mayor, apenas cabían por el pasillo, el miedo me hizo seguirlos a distancia, esperando que no notaran mi presencia, ellos salieron de la casa y tras ellos yo, gracias a que estaba descalzo no pudieron escuchar mis pasos en la casa pero al salir de ella no pude evitar que las hojas crujieran a mi paso; los pies me dolían por caminar por las frías hojarascas, la oscuridad era absoluta así como mi miedo, pero los gritos de mi hermano con pocos meses de nacido no me dejaron claudicar.

Después de caminar lo que para mí eran horas, guiado solamente por el llanto de mi hermano, llegue a un claro, me pareció que era el lugar donde mi padre me enseño a volar el verano pasado, ahora se ve muerto y frío a excepción de una fogata que está en el centro, todos sacaron sus varitas, la mujer corpulenta lanzo un montón de tierra que avivo el fuego y con sus varitas hicieron que el fuego los rodeara formando un circulo, que los alejaba de mi he impedía que viera con claridad que estaba pasando, me tire al suelo y comencé a arrastrarme como una lagartija hasta estar lo más cerca posible, podía sentir el calor del fuego en mi rostro, como este me enrojecía la cara y por primera vez en la noche vi a mi hermano, los monstruos (no puedo llamarlos de otra forma) le quitaron la ropa y la arrojaron al fuego, el hombre saco una daga pequeña y me petrifique, tomo las manitas de mi hermano y le hizo una cortadura, mi hermano grito y yo sentí que me desmayaba, pero no puedo, tengo que salvar a mi hermano, tengo que salir de mi escondite y correr hacia el impedir que le hagan algo peor debo...

La llama que se había levantado aún más por la sangre de mi hermano cambio de color, unas formas extrañas se formaron en él y cuando las llamas se tornaron azules, la anciana que sostenía a mi hermano lo arrojo al fuego.

-Noooo...-me levante y corrí lo más rápido que pude, pero por más que corrí no alcance a llegar...

Ciento unas manos que me sacuden, de nuevo estoy en mi cuarto, ya no soy un niño, ya no estoy en casa, pero aún tengo miedo a esa noche, la noche del nacimiento del jaguar...