Intenté encontrar por mi propia cuenta la casa de Mai, gracias a dios la vi saliendo de ella, así no me equivocaría.
-Mai, ¿Cómo está Broc?- pregunté.
-Oh cielo, está como nuevo, ya quiere salir de la cama y ponerse a trabajar en el huerto- me dijo acercándose a mí.
-Eso no puede ser, debe tomar reposo al menos por hoy- dije.
-Pues trata de convencerlo, porque a mí no me hace caso- dijo Mai abriendo la puerta de la casa para dejarme entrar- yo he de ir a terminar la cena, recuerda que en un rato te esperan el laird y la señora.
-Sí, no tardaré Mai, gracias, señor Broc- dije al entrar, vi que se estaba levantando de la cama así que me acerqué a él para detenerle- me cuentan que no quiere quedarse descansando.
-Muchacha, eso que me has dado es mano de santo, ya estoy perfecto- dijo Broc.
-Me alegro mucho de que así sea pero confíe en mí, si no descansa esta noche mañana estará igual que antes o peor- dije firme.
-Supongo que si usted lo dice ha de ser cierto- dijo Broc- no me gusta estar tumbado en la cama como un viejo inútil.
-No diga tonterías señor, solo es un pequeño descanso, le prometo que mañana estará mucho mejor, si nota que le vuelve la tos vuelva a inhalar un poco de las hierbas que le dado a su mujer- le dije- eso sí, no abuses de ello o podría sentarle mal, ¿de acuerdo?
-Como usted diga señorita- dijo asintiendo.
-Solo Rebeca para usted- dije con una amable sonrisa.
-Rebeca- dijo con una sonrisa paternal- gracias por su ayuda.
-No hay nada que agradecer, si descansa y me promete que no se va a levantar hasta mañana estaremos en paz- dije.
-Se lo prometo- afirmo.
-Entonces me quedo tranquila- dije- he de volver al castillo, no quiero hacer esperar a los señores.
-Pues vete muchacha- me apremió.
-Descanse- dije antes de salir de la casita.
Había oscurecido bastante, así que apresuré el paso para llegar al castillo, escuché como varios hombres alagaban mis curvas de una forma soez, pero al menos no intentaron tocarme, de haber sido así no me hubiese quedado otra que darles un buen escarmiento.
Encontré las puertas que llevaban a la cocina y al entrar vi a Mai terminando de preparar el guiso.
-Mai, parece que Broc está como nuevo- dije con una sonrisa.
-Gracias a ti mi niña- dijo Mai- los señores te esperan para cenar.
-¿Llego tarde?- pregunté preocupada, no me gustaba llegar tarde a ningún sitio, pero no tenía una buena medida del tiempo en ese momento.
-Acaban de sentarse, vamos pasa al salón- dijo Mai tranquilizándome.
-¿Te puedo ayudar en algo?- pregunté viendo que se movía de un lado a otro de la cocina.
-No te preocupes, siéntate y disfruta de la cena- dijo indicándome la puerta que supuse daba al salón o comedor.
Abrí la puerta y me quedé congelada en el sitio, sentí que la garganta se me secaba en ese mismo instante, en la parte principal de la mesa estaba el hombre de mis sueños, no había la menor duda de que era él, unos ojos así eran imposibles de confundir. Ese hombre me miraba a los ojos, perecía tan sorprendido como yo, pero supuse que era debido al hecho de ser una viajera, según tenía entendido no era algo común y era lógico que despertase la curiosidad de las personas. No me atrevía a avanzar ni un milímetro, temía que desapareciese frente a mis ojos y no quería arriesgarme a que eso sucediese, traté de examinar cada parte de su cuerpo que era visible aun estando sentado.
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Mi hogar eres tú
Romance¿Cómo es que todo esto está ocurriéndome a mí?, Si ya era la loca del pueblo viviendo en pleno siglo XXI, ahora que me encuentro en la Escocia de hace más de 750 años, en una época tras la Batalla de Largs, sería la loca oficial del lugar. ¿Cómo hab...