Capítulo III

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La anciana volvió al poco tiempo con una bolsa repleta de polvo cerrada.
-No necesito nada, señora. Disculpe las molestias-comentó Kate acercándose hacia la puerta.
-¡Oh, por favor! Me gustaría regalarte algo también.
-No hace falta.
-Sino escoge algo, aunque sea un pequeño adorno que acompañe a algo, me sentiré muy triste.
-Eso es chantaje.
-Sí, escoje algo.
-Está bien.
Sofí se había introducido en el probador para cambiarse y ponerse su ropa anterior.
Kate paseaba la mirada buscando algo que pudiera ser de su agrado, el más mínimo detalle para irse lo más rápido posible. En uno de los estantes más alejados vislumbró un simple colgante, pero muy bonito según su opinión. La cadena del collar era plateada y colgaba de ella una piedra engarzada azul marino brillante, y junto a esta, dos medias lunas de plata.
Extendió la mano, cogió el colgante cuidadosamente y se lo acercó a la anciana.
-Maravillosa elección - comentó la anciana.
-Gracias.
-Junto a este colgante hay un vestido especial de regalo. Iré a cambiarlo.
-¿No debería buscarse un hobby? Salir de aquí, pasear... Usted sabe, hacer cosas más entretenidas.
La anciana rió y le indicó que se esperara mientras devolvía la bolsa polvorienta al lugar de donde había sido sacada. Kate, por su parte apresuraba a Sofí a base de voces.
Sofí salió rápidamente del probador un poco desmontada a pesar de todo el tiempo que había pasado en él.
Kate la agarró de la muñeca y la obligó a andar hacia la puerta. Tomó el pomo de esta y tiró hacia sí sin resultado. Para el asombro se Kate y Sofí la puerta no se abría.
-En un momento salgo-se escuchó la voz de la anciana.
-¡Vámonos ! - susurró Kate tirando lo más fuerte que podía del pomo de la puerta. No daba resultado.
-¿Qué más te da aceptar un vestido?-le dijo Sofí susurrando un poco asustada porque la puerta no se abría.
-No quiero un vestido, ni nada.
-Déjalo en el armario y ya está.
La anciana regresó mientras las dos amigas peleaban entre susurros.
En las manos portaba una caja marrón no muy grande y un poco profunda,también cubierta de polvo.
Kate fulminó a Sofí con la mirada,esta señaló la puerta con la mirada y se encogió de hombros.
La mujer le entregó la caja a kate que aceptó tras dudar un instante y a regañadientes.
-Muchísimas gracias - dijo Kate y salió por la puerta.
-¿No te lo vas a probar? - se sorprendió un poco Sofí.
-No.
Kate volvió a tirar del pomo de la puerta. No se abría. Volvió a intentarlo. La anciana hizo un leve movimiento de muñeca circular tras de sí. Nadie se percató de ello.
Kate continuó insistiendo. No había resultado. Soltó la caja y el collar sobre esta en el suelo y con ambas manos empujó la puerta hacia dentro y fuera en varias ocasiones. Nada.
Sofí imitó a su amiga e intentó ayudarla. Nada.
La anciana miraba sonriente la escena. Le parecía tonto y divertido.
Kate y Sofí miraron a la anciana que cambió una sonrisa dulce y adorable a una profunda y oscura.
Las amigas entreceuzaron miradas de desesperación e intentaron por todos los medios abrir la puerta.
-Es inútil - susurró la anciana.
-¡Abra! - gritó Sofí desesperada.
La anciana chasqueó los dedos y serenó su arrugado rostro.

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