Capítulo IV

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-Si os estáis quietas, os dolerá menos-dijo el hombre que tenía Kate agarrada.
-No les mientas-replicó el otro usuario que agarraba a Sofí.
Intentaron oponerse a sus órdenes, pero las fuerzas no parecían querer volver a sus cuerpos, dejándolos fríos.
-Adiós fiesta de Navidad junto a Nathan... - susurró Sofí como si para sus adentros fuesen.
-Sí, eso es lo peor de todo esto - la fulminó Kate con la mirada.
-Llevadlas y encerradlas en alguna de las habitación vacías. Que no se escapen, ¿entendido? - irrumpió en la sala un tercer hombre, de aspecto más viejo que los otros dos. Vestía de una forma bastante elegante y poseía una voz potente y clara.
-Como ordene señor Collins-respondieron ellos al unísono.
-¿Las retenemos en la misma sala a las dos?
-Como quieras Jack, pero que no vuelvan a escapar. Os ocuparéis de ellas.
-Sí, señor.

Las empujaron y arrastraron hasta la misma oscura, vacía y fría habitación en la última planta de la mansión.
Cerraron la puerta con llave y procuraron mantenerse alerta.

-¿Hacemos algo interesante? -preguntó Alex.
-¿Cómo qué? - desvió Jack la mirada hacia la puerta que acababan de cerrar.
-No creo que se escapen. Podemos pasar el rato jugando a las cartas.
-¿Y la parte de "interesante" dónde está?
-Quién gane le pega un tiro al otro.
-No me motiva mucho.
-¡Qué soso! ¡Te hace falta motivación!
-Y a ti vida social.
-Tengo la misma que tienes tú. Ninguna.
-Vámonos de aquí. Jugaremos abajo.
-¡Bien!

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-¿Qué hacemos ahora?-preguntó Sofí aterrada.
-No tengo ni idea-contestó Kate.-Tiene que haber alguna forma de poder salir.
-No vuelvo a entrar en tiendas que no sean de marca y conocidas en mi vida.
-Yo no vuelvo a ir de compras.
-Ni me acercaré a viejas aparentemente generosas y buenas...
-Iré armada al colegio...
-¿Qué harán con nosotras? - Sofí estaba echada en la pared contigua a la puerta. Su aspecto cansado y la fina voz hacían ver que no estaba nada bien.
-No lo sé. Hay tantas posibilidades actualmente que podríamos estar secuestradas por cualquier cosa-Kate también mostraba señales de no estar bien.
-¿Una red de tráfico de personas?
-Hay muchas. Podrían quitarnos los órganos o meternos en la prostitución.
-¿Qué es mejor?-hablaba con gran dificultad y ojos que empezaban a nublarse por lágrimas.
-No tienes el cacharro del asma, ¿verdad ?
-No me suele hacer falta-hablaba entre bocanadas de aire.
-En una Red de prostitución estarías viva, haciendo cosas que no deseas. De la otra forma,acabarías muerta.
-No me gusta ninguna de las opciones.
Kate se puso en pie y anduvo por la habitación durante horas, hasta que las piernas no pudieron soportar el cansancio y decidieron dejar de responder. No las habían atado, pero tampoco tenían muchas libertades.

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