Capítulo II

2.3K 215 20
                                    

Noche sin Luna

Suspiró. Sus pies se quedaron quietos y su respiración se volvió lenta. ¿Hacia lo correcto? El estar justo frente a esa puerta ¿está bien? Su corazón le decía que sí, pero por más que lo pensaba siempre terminaba reprendiendose a sí misma.

Ya no importa. Si esta ahí, ahora y con la mano en el timbre es lo correcto; después de todo, siguen siendo amigos.

Un tintineante sonido como cientos de campanas se escucho desde dentro de la casa en cuanto presionó el botón. Hinata había escuchado esa melodía cada vez que iba a visitar a los Uzumaki, antes lo hacia con más regularidad, pero ahora ese sonido le resulta extraño. Le hace sentir un dolor en el pecho, casi nostálgico.

Vuelve a suspirar y mete sus manos en los bolsillos de su suéter violeta mientras la puerta se abre y deja a la vista al joven Uzumaki.

—Hola —sonríe.

Naruto parece buscar las palabras correctas, o quizá sólo esta impresionado por tan repentina visita; pero en cualquier caso: se encuentra nervioso.

—Hola —dice al fin—. ¿Gustas pasar?

Hinata no dice nada y, aun sonriendo, lo toma del brazo y lo jala fuera de la casa y lo lleva hasta el banco del jardín.

—¿Hinata?

—Es una linda noche —dice mirando al cielo nocturno—. Sería un desperdicio quedarnos dentro.

Naruto niega con la cabeza y toma asiento en el banco de madera. Sin reprimir una sonrisa, alza la mirada.

—Lastima que no haya Luna.

—Te equivocas —Hinata se sienta a lado de Naruto sin despegar la vista del cielo—. La hay, sólo que no puedes verla.

La boca de Naruto quiso entonar una palabra, pero al mirar la sonrisa de Hinata se dio cuenta de que tal vez tuviera razón. Sí hay Luna. Sonrió y volvió la vista al cielo.

—Naruto, ¿estás bien? —apretó las manos en su regazo—. Digo, por lo de está mañana.

Lo miró de reojo fingiendo que aún miraba las estrellas. Él, por su parte, tenía los ojos hundidos en el suelo y sus manos temblaban.

No esperó respuesta, el cuerpo de Hinata reaccionó solo y se unió al de Naruto en un abrazo.

Naruto dejó escapar un pesado suspiró y se mordió el labio—: Estoy bien —dijo, trato de sonreír.

—No, no lo estas.

Lo apretó más contra su cuerpo hasta que pudo sentir el fuerte palpitar de Naruto sobre su pecho. Naruto pasó las manos tras ella y la abrazo más fuerte de lo que hacía ella y hundió la cabeza entre el cuello y hombro de Hinata.

—¿Quieres hablar de ello?

—No es necesario —murmuró—. Todas mis dudas han sido resueltas.

—No quería que te enterarás así —se le exaltó la voz y Naruto la miró con ternura—. Lo siento.

—Siempre eres tú —sonrió tan amplió que pareciera estar feliz en vez de triste—: Tú me haces ver la realidad y me haces sentir tantas cosas que... —sacudió la cabeza—. Ese chico es Toneri, ¿verdad?

—Sí... —respondió incrédula ante la indiferencia de Naruto.

Naruto recargo sus codos sobre sus rodillas y miró al frente perdiéndose en sus pensamientos. Hinata vio cada unos de sus gestos: enarcó las cejas, sonrió de lado, respingo la nariz, puso los ojos en blanco... Pero ninguna de esas expresiones mostraba algo de tristeza.

You KnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora