Capítulo IV

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Crecer

La mueca de inesperada sorpresa en el rostro de Hinata no se podría describir con palabras, pues a penas se toparon cara a cara, al final del ensayo de la banda, no ha podido cambiar de expresión y tampoco puede guardar su clarinete en el estuche sin apartar la mirada del muchacho. Se podría decir que no está preparada mentalmente para verlo, ni siquiera después de tres semanas y media de su rompimiento.

Kiba la saluda con una mano y la otra la mete en su bolsillo con un notable nerviosismo, y al mismo tiempo dibuja una sonrisa en su rostro.

—Hola —rompe el silencio entre ambos—, Hinata.

Hinata mueve los labios de arriba a bajo tratando de decir "Hola", pero lo que dice en cambio es: —Lo siento.

Kiba suspira sentándose a su lado y ella se maldice internamente sin quitarle los ojos de encima. Pareciera acosadora.

—Ha pasado mucho.

—Sí, mucho —al fin, desvía la mirada hacia el clarinete que guarda en el estuche y al cerrar la tapa emite un "clip".

—Sólo quería decirte que —pareciera que lo habían ensayado, pues tras la pausa de Kiba ambos se miraron y apartaron la vista casi de inmediato con un pequeño toque de rubor. Kiba se pasa la mano por la nuca y continua—: Bueno, he hablado con Tamaki y parece que hemos arreglado las cosas.

Hinata sonríe y suspira aliviada.

—Es genial que te hayas decidido escucharla.

—Sí. La he perdonado y me ha perdonado —su mirada fue perdiendo brillo—. Pero no volveremos a ser pareja, ni tampoco seremos amigos. Seremos simples compañeros —se atrevió a mirarla y Hinata instintivamente hizo lo mismo—: Como tú y yo.

Las palabras de Kiba se le clavaron en el pecho como si fueran dagas. Hirieron su corazón. Aun así se atrevió a sonreír lo más dulce que pudo entrecerrando los ojos para así evitar que las lágrimas cayeran. Sabía que ese dolor era menos que el que sufrió Kiba, así que lo aceptaría.

~•~

De camino a casa, Hinata miraba el suelo y al mismo tiempo jugaba a no pisar las líneas como cuando era pequeña. Trataba evitar pensar en todo lo que le había ocurrido. En lo rápido que había cambiado su vida.

¿No sería más fácil ser niño toda la vida? No tendrías preocupaciones de nada, te enfocarias en divertirte y te quejarias de lo aburrido que es estudiar (aunque admitamoslo: eso no cambia mucho con la edad). Pero lo más importante: Te importaría un bledo tener una relación con otra persona, solo serías tú.

Levantó la mirada antes de cruzar la calle y en la otra acera, mirándola, se encontraba Naruto con la misma expresión que ella.

Es maravilloso ser niño o niña, y aunque cuando creces pierdes la mayor parte de actitudes de esa edad y te empiezan a preocupar cosas que antes no te importaban; puedes llegar a encontrar nuevas cosas maravillosas.

Hinata se quedo paralizada, sin saber que hacer. ¿Avanzar o quedarse ahí? No tuvo opción, ni lo pensó más. Fue directo a él dibujando una sonrisa en los labios que al llegar a su lado se convirtió en llanto. Naruto la rodeo con los brazos y sin decir nada, se quedaron presos en un abrazo.

~•~

Sin decir palabra alguna y sin romper la unión de sus manos, llegaron a un establecimiento de comida. Hinata no tuvo que preguntarle nada en todo el camino, pues sabía perfectamente a donde se dirigían; y al llegar supo que estaba en lo correcto: siempre que ella tenía un problema y Naruto se llegaba a enterar, la llevaba ahí. Ichiraku.

Dejó que el olor a pasta y carne le invadieran las fosas nasales y las apresuro a los pulmones exhalando con fuerza. Nada como olor al recuerdo.

—Es correcto —dijo en un suspiro con los ojos clavados en sus manos unidas—. ¿Es correcto que estemos aquí?

Naruto no dijo nada. Los encamino entre las mesas hasta la barra y se sentaron justo en frente donde Teuchi, el dueño del lugar, preparaba los fideos.

—¡Viejo! —llamó la atención de Teuchi con un gritó alegre y este respondió con una sonrisa y asintiendo como si Naruto le acabará de decir lo que iba a comer. Se volvió a Hinata—. Este lugar es especial para mi. Es mi segundo lugar favorito en el mundo.

Hinata miró a sus manos sobre la mesa con tristeza de que se hallan separado de las de Naruto, y dio un pequeño brinquito volviendo la vista a Naruto cuando repitió la palabra "segundo" en su cabeza.

—¿Segundo? —murmuró y se acerco a él sin darse cuenta. Formulo otra pregunta con una sonrisa en los labios y en tono divertido. Seguro la respuesta sería "el campo", ya que Naruto siempre decía que sería el mejor jugador de fútbol americano—: ¿Cuál es el primero?

Naruto se recargo en la barra con la mandíbula sobre la mano y mientras el rubor cubría su rostro y el brillo se hacía más notorio en sus ojos, contestó: —¿El primero? —rotó los ojos ingenuo y Hinata asintió. Sonrió—. Es a lado de la mujer que amo —guiñó.

Recibieron sus platos de pasta. Hinata separó sus palillos y cuando agradecieron por los alimentos miró como Naruto devoraba el ramen.

“La mujer que ama, ¿eh?”

Se llevó una mano al pecho y pensó en Shion. Si ella es a la que ama entonces una simple disputa o incluso que lo halla engañado no será suficiente para separarlos. Luchará. Entonces ¿dónde queda ella? Acaso Naruto ¿hizo lo mismo que Toneri? Esta salida para librarla del dolor ¿es para divertirse? ¿Olvidar un rato? 

El caldo del miso sabía salado. Sus lágrimas aterrizaban en su plato tras recorrer sus mejillas y llegar a su mentón para caer. Todas hacían lo mismo, ¿no había otro camino?

Naruto la miraba y ella lo sabía.

—Hinata —ella hundió más la cabeza—. ¿Cuál es tu lugar favorito en el mundo? 

Lo observó. Sonreía tan amplió que iluminaba el lugar y esos ojos tan azules, se perdió en ellos.

Limpió sus mejillas con el pulgar y le levanto el rostro, apartó sus lentes y algunos cabellos y volvió a preguntar: —¿Cuál es, Hinata?

Quería seguir llorando, pero las lágrimas estaban negándose. Su corazón se le saldría del pecho. La respuesta era tan obvia que preguntarlo era estúpido.

—Na-naruto —cerró los ojos—. ¡Mi lugar favorito es al lado de Naruto!

No supo que expresión puso Naruto, pero se alegró que la abrazara con fuerza ya que así pudo retener los gritos y limpiar sus lágrimas en su pecho. También porque podía escuchar los fuertes latidos de su corazón.

Continuará...

You Know
5/Julio/18

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