Epílogo

2K 83 14
                                    

Al recibir esta historia debo reconocer que llegué a obsesionarme un poco.

No podía quedarme así, con esa sensación interna de una bronca que todavía seguía viva. Necesitaba comprender un poco más. Necesitaba ese trago de esperanza que al pasar cada hoja no aparecía.

Es por ello que un domingo soleado tomé el valor de volver a aquella feria, rastrear a los dueños de esta mesita de luz a mi lado que nunca terminé de reparar. Sabía que era un manotazo de ahogado. Que quizá pasó por 10, 15, 25 dueños antes de llegar a la feria y luego a mí. Pero el anhelo por saber qué ocurrió más adelante en el tiempo esquivó cualquier obstáculo, cualquier pensamiento negativo.

¿Qué otra cosa iba a hacer?

Y tal fue el destino, que quién me vendió la mesita todavía estaba allí.

Y era el papá de Mia.

Primero violaron su menteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora