Paulo
30 de Mayo del 2018
Buenos Aires, ArgentinaDespués de haber jugado en La Bombonera contra Haití, teníamos todo listo para partir rumbo a Barcelona y seguir con los entrenamientos allá antes de diputar el partido contra Israel. Eran aproximadamente las ocho de la noche cuando nos organizaron y nos mandaron a subir al micro que nos llevaría hasta Ezeiza, lugar dónde tomariamos el avión de la AFA.
Una vez ya sentados cada uno en su lugar, el colectivo empezó a moverse y tomar la ruta para ir hasta el aeropuerto siendo seguidos por varios medios de comunicación. El Pipa, que estaba sentado a mi izquierda, le mandaba un audios a su mujer y se reía solo el tarado.
Vi como Alaia andaba por el pasillo del micro buscando un asiento dónde sentarse, cabe decir que el colectivo iba en movimiento y ella iba a los tumbos chocandose con los asientos. Casualmente enfrente de nosotros había un asiento libre y adivinen quién estaba ahí, Tagliafico. La llamó por su nombre mientras le señalaba el asiento que estaba libre a su lado y ella se acercó sonriendo con timidez.
¿Acaso era pelotudo que no se daba cuenta de que era tímida? Vivía haciéndose el gil.
Durante el viaje algunos ibamos cantando y otros simplemente estaban en la suya, usando el celular y escuchando música con los auriculares. Al parecer Alaia quería hacer eso, pero Nicolás no la dejaba porque le sacaba conversación y ella no se animaba a cortarle el rostro de una.
Minutos más tarde llegamos al aeropuerto de Ezeiza, dónde nos esperaban cientos de cámaras y periodistas. Fue sorpresivo ver a Axel acompañado de una orquesta, realmente ninguno se esperaba eso y nos transmitió buenas vibras. Todos estabamos contentos con eso, el Kun hacía de las suyas y provocaba que todos terminarán riéndose de sus bromas. Sampaoli estaba en el frente de todos nosotros en compañía de su hija, quién bailaba y cantaba completamente eufórica, lo que me hizo suponer que le encantaba el artista que estaba ahí.
Después de aquella breve despedida, hicimos todos los pasos de seguridad antes de abordar el avión y ubicarnos en nuestros lugares. Como siempre, a mi lado se sentó el Pipa y yo elegí el asiento que estaba del lado de la ventanilla porque a mi me encantaba mirar de vez en cuando.
Cabe decir que el gordo se quedó dormido a los veinte minutos de viaje, siempre hacía lo mismo y me dejaba regalado. En un momento vi como Alaia caminaba por el pasillo del avión, caminando hacía los asientos de atrás y yendo hasta dónde Leo. Vi que le habló algo nerviosa y entendí que eso era totalmente normal, a veces costaba acostumbrarse a tener al mejor jugador del mundo frente a tus ojos. Messi asintió escuchandola y le respondió algo que no supe, a lo que ella sonrió y volvió a caminar en dirección de los asientos dónde estaba sentado su papá. En ese momento me di cuenta de que ella era como una paloma mensajera y se encargaba de decirle al diez de la selección lo que Sampaoli le pedía que dijese.
— Te estoy viendo. —murmuró el Pipa abriendo los ojos y mirandome.
— Estabas durmiendo, Pipa. —respondí mirando por la ventanilla del avión.
— No, vi que la estabas mirando. ¿Tan cagón sos que no le hablas? —dijo riendo.
— ¿Qué decis, tarado? ¿Que querés que le diga? —pregunté mirándolo con el entrecejo fruncido.
— Y que se yo, sos vos el que tenés todas a tus pies. —respondió haciéndome reír.De un momento a otro el Pipa se levantó de su asiento y yo me estiré en mi lugar para poder que hacía. Pensé que se iría al baño pero estaba equivocado, se fue hasta dónde estaba Sampaoli y le habló a Alaia apuntandome. La chica lo miró un poco extrañada y segundos después se levantó para comenzar a caminar en mi dirección.
— ¿Qué pasa? —preguntó bajito apoyándose en el respaldo del asiento.
— ¿De qué? —pregunté sin entender confundido.
— Me dijo el Pipa que me llamabas. —respondió volteandose a ver al mencionado y después me miró a mi.
— Ah.. no sé, no me acuerdo. —respondí rascandome la nuca y mirando para el otro lado.Ella asintió riendo e iba a irse pero la llamé por su nombre, a lo que se volteó mirándome y esperando a que yo hablará.
— Uh, el Pipa te robó el asiento. —dije mirando a Gonzalo sentado al lado de Sampaoli y distrayendolo.
— ¿Se quedará mucho ahí? —preguntó haciendo una mueca rara.
— No tengo idea, pero sentate acá hasta que se levanté si querés. —respondí haciéndola reír timida y asintió.Se sentó a mi lado y en sus manos tenía su celular, por lo que se puso a revisar las notificaciones del mismo. De lejos pude como el Pipa se giraba en el asiento para mirarme y guiñar un ojo, en señal de que todo había salido bien, lo que me hizo reír. Al escuchar mi risa Alaia se dio vuelta y me miró divertida, al parecer mi risa había salido bastante rara.
— ¿De que te reis, tonta? —pregunté haciéndola reír y vi como subía sus piernas al asiento, apoyándose en sus rodillas.
— De tu risa. —respondió mirandome de costado.— ¿Acaso escuché que dijiste "tonta"?
— Habrás escuchado mal. —dije riendo y provocando lo mismo en ella.No volvimos a cruzar palabras, pero ese momento fue muy divertido y estaba seguro de que no sería el único que compartiriamos.
El Pipa se acercó a nosotros y Alai se levantó para cederle el asiento a él, quién se sentó riéndose. La chica me miró por última vez para después irse nuevamente con su papá.
— ¿Y? ¿Te la chapaste? —preguntó el Pipa haciéndome tentar de la risa.— No te la chapaste.
— Y no ¿Sos tarado? —respondí riendo mientras negaba con la cabeza.
— Más lento que pase de Mascherano.—dijo fuerte, provocando que el mencionado le pegara en la cabeza desde los asientos de atrás.
— La concha de tu madre, gordo pelotudo. —murmuró haciéndome reír.
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Bronnitsy {Paulo Dybala}
Fanfic❝No sé si voy a volver a verte cuando este sueño terminé❞