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21 de Junio del 2018
Nizhny Novgorod Stadium
13:23 pm

Alaia Sampaoli

Después de aquel beso que nos habíamos dado con Paulo, no nos a volvimos a ver ni hablar. No entendí mucho ese comportamiento indiferente de su parte pero era inevitable que no me doliera, se arrepentia y me sentía inútil.

De todas formas intentaba no pensar en eso, podía ser que estaba nervioso o preocupado por el partido.

Esta vez me senté al lado de Tagliafico durante el viaje en micro hasta el estadio, él me había ofrecido el asiento y no pude rechazarlo una vez más. No quería ser mala.

Ninguno de los dos hablaba, pero ese era el ambiente que se vivía antes de un partido importante como el que teníamos. Con Islandia nos había costado y ni nos queríamos imaginar la dificultad con Croacia.

— Che, se rumorea que tenés algo con Dybala y yo quería sab..
— ¿Se rumorea eso? Nada que ver.—interrumpí.
— Ya sé, si tiene novia. Pero los medios son así. —murmuró elevando sus hombros y yo asentí.

Tiene novia. Tiene novia. Tiene novia.

Eso me dejó boquiabierta y me giré en el asiento para ver a Paulo en los asientos de atrás, riéndose con los chicos como si nada. Si hubiera sabido que él estaba con alguien más jamás le hubiese aceptado y seguido el beso.

Tagliafico quiso seguir conversando conmigo, pero le pedí que me dejará descansar y le mentí diciéndole que me sentía un poco descompuesta. Él se disculpó y cerró la boca el resto del viaje.

Una vez que el micro frenó en el estadio, los chicos empezaron a bajar y yo me quedé parada frente el asiento para esperar a poder pasar por el pasillo. Cuando vi que el ojiverde venía con su mochila a pasos apurados, me metí al estrecho pasillo y él se chocó con mi espalda, empujandome un poco. Dijo algo en forma de disculpa y se rió, pero yo ni siquiera me giré para mirarlo.

— ¿Te ayudó con algo? —le pregunté a Nicolás, sorprendiendolo.
— Eh no, no hace falta. —respondió él caminando conmigo mientras el otro venía atrás.

Tengo que admitir que era tanto el enojo que sentía en ese momento, que terminé riendome de todo lo que decía Nicolás solamente para provocar algo en el cordobés que venía a unos pasos de distancia.

Entramos a las intalaciones del estadio juntos y ya ahí nos dispersamos un poco, puesto que yo me puse a hacer otras cosas alejada de la selección.

Cuando los chicos salieron a calentar a la cancha, me quedé en el banco de suplentes mirandolos en compañía de mi papá.

Todo estuvo bien y tranquilo hasta que el famoso Dybala se acercó hasta mi sonriente, parandose a unos cuantos metros de distancia y hablándole a mi papá sobre que opinaba de la formación del equipo.

Yo lo miraba mal y él se percató de eso, pero no podíamos hablar en presencia de Jorge.

Cuando finalmente el partido empezó, los suplentes se sentaron en el banco especialmente para ellos y yo los imité, sentandome al lado de mi progenitor.

Durante el himno argentino pude darme cuenta de que Paulo me miraba desde la otra punta, asomando un poco su cabeza y mirando para otro lado cuando me movía para mirarlo de reojo.

Después de eso me enfoque solamente en el partido. El primer tiempo termina igualado para ambas selecciones, con muchas oportunidades de gol y sustos que nos daba Croacia.

Entramos a los vestuarios después de árbitro hace sonar su silbato y todos tienen una mala cara. Era entendible.

En eso que entramos a los vestuarios, Paulo camina muy cerca mío y me mira con angustia ante mis actitudes con él. Entonces ahí decido ceder un poco.

— ¿Cómo estás? —le pregunté ganandome su atención.
— Un poco nervioso. —respondió con una media sonrisa, cómo si hubiese estado esperando a que le hablará.

Le sonreí de la misma forma antes de ver como el se mezclaba en el pasillo con el resto de los chicos.

Creo que no hace falta contar lo demás, todos sabemos que pasó después de darle comienzo al segundo tiempo del partido. Medio plantel estaba odiando a Caballero y a mi papá.

Cuando nos subimos al micro de vuelta para ir al aeropuerto y volver al búnker en Bronnitsy, el ambiente era bastante tenso.

Paulo, sin siquiera preguntar, se sentó a mi lado en los asientos de adelante y yo intenté empujarlo diciéndole que mi papá se iba a enojar pero a él le importó muy poco. Parecía estar enojado porque su ceño estaba fruncido y sus labios rectos.

No quise decir nada, pero tenía miedo de que mi papá nos viera. Y sí, eso pasó. Pero no dijo ni una palabra, aunque sabía que al sermón lo tendría que escuchar pronto cuando llegaramos a destino.

Ninguno de los hablaba, hasta que decidí romper el silencio.

— ¿Después podemos hablar? —pregunté, provocando que se girará para mirarme.
— ¿De..? —habló mirándome fijamente.
— De nosotros. —respondí esquivando su intensa mirada.
— ¿Hay un nosotros? —preguntó sonriendo de lado, con cierta picardía.
— Eh.. me refería a vos. Hablar de tus cosas. —respondí con nerviosismo, haciéndolo reír.

En ese momento pasó mi papá por el pasillo del micro y nos dio una mirada rápida, cómo queriendo inspeccionar que pasaba sin ser obvio. Pero había fracasado en eso.

Estaba un poco más tranquila al saber que hablaríamos con Paulo sobre el tema de su supuesta novia, sólo quedaba esperar hasta las once y media.

Bronnitsy {Paulo Dybala} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora