Aun estoy agitada en la cama. Me miro la mano quemada y parece que se ha curado bastante, y eso que solo han pasado unas horas. Alargo la mano hasta la mesilla de noche para mirar mi movil y veo que son las seis y media de la mañana y que hay un ruido constante en mi habitación. Me froto los ojos e intento escuchar de donde viene.
Parece como si alguien golpeara la pared desde el otro lado, cada 30 segundos aproximadamente. Como si alguien lanzara una pelota contra el yeso, una y otra vez. Al principio es algo llevadero, pero cuando ya lo he escuchado unas cincuenta veces, empieza a dolerme la cabeza. Viene del cuarto de Cris, y decido ir a mirar qué pasa.
Aun en pijama y sintiendo el suelo frío en mis pies descalzos, toco a su puerta. Segundos después, me abre. Tiene la misma pinta que yo: desmarañado, con ojeras y malos pelos. Pero él lleva unos pantalones de chandal grises y nada por la parte de arriba.
-Buenos días. -Me dice extrañado.
-Buenos días.-Repito, y carraspeo un poco la voz. Señalo con un dedo hacia mi habitación. -Me preguntaba por qué apuñalas la pared a las seis de la mañana.
Sonríe con la mitad de la boca.
-Te he despertado, ¿no? -Se abre a un lado y me hace señas para que entre. Después cierra la puerta tras sí. -Lo siento, tengo insomnio.
-Sí, yo igual. No me has despertado tú, tengo pesadillas.
Observo a mi alrededor y veo su habitación. A diferencia de la mía, que está casi vacía, él parece que lleva viviendo aquí toda la vida. Como ya comenté, tiene una pared dedicada exclusivamente a sus armas. Puedo ver arcos, ballestas, cuchillos de tiro, pistolas...Arrugo las cejas y miro para otro lado. Sé que estar junto a ellas es parte de mi trabajo, y que las armas no pueden hacerme nada si no hay una persona detrás, pero prefiero evitar el contacto visual con ellas. Tiene un televisor gigante y justo debajo de él, una Play Station y un par de mandos por el suelo, junto a un cojín. En otra pared, está el armario. En otra, la ventana, la cual está abierta de par en par y se puede ver la luz lila del alba. Y en la otra, la que da a mi habitación, hay una diana de dardos. Pongo los ojos en blanco.
-Conque dardos, ¿eh? -Le pregunto, y el se ríe un poco rascándose la nuca. No hay ni un dardo que no haya dado en el blanco. Ni uno.
-Así me hice tirador.- Me cuenta.
Se acerca a la diana y recoge todos los dardos. Después me acerca uno.
-Prueba. Veamos como andas de puntería, pirómana.
-Piromante. -Aclaro.
Cojo el dardo con mi mano derecha y cierro un ojo al apuntar. Lo lanzo hasta la diana y... Al menos da en la diana, pero rebota y se cae al suelo. Cris aprieta los labios reprimiendo una sonrisilla cruel.
-Ni una palabra. -lo señalo con un dedo y enarco las cejas.-Dame otro.
-No,-Se rie- me toca a mi.
Lanza el dardo apenas sin mirar, con tal fuerza que me extraña que sólo se escuchara en mi cuarto, y no en toda la casa. Como me esperaba, da en el círculo del centro de la diana, justo en medio. Ya no reprime la sonrisa y me acerca otro dardo de una forma muy gentil, obviamente con ironía en su expresión. No puedo permitirme perder la dignidad de esta manera, así que me quedo mirando concentrada al blanco, como si observarlo fuera a darme puntería.
-Te saldrá humo de la cabeza si sigues pensando. -Me dice.
-Cris, si eso es un chiste es muy, muy malo.
Le sale una pequeña carcajada que indica que sí, que era un mal chiste. Tiro el dardo y esta vez se queda clavadoen la diana, como a unos veinte centímetros por encima del de él.
-No está mal. -Me dice mientras levanta la mano para que le choque los cinco.
Siento un terrible escozor cuando lo hago. Me miro la herida con una mueca de dolor.
-¿Qué te ha pasado?
-Me quemé con la plata.
-Lo siento, -Parece arrepentido- no te lo hubiera pedido si hubiera sabido que...
-No, yo tampoco lo sabía. Nadie me había dicho que había alguna manera de quemarme. Da igual, Alex me ha dado algo para curarme.
Asiente.
-¿Vamos a desayunar? -Propone.
-Estaría bien, sí.
Nada más bajar las escaleras, me fijo en que una carta ha caído por la ranura de la puerta principal. Me acerco y, como se suponía, es la primera carta de las misiones de La Prueba, es un sobre gris con el logo de La Hermandad en blanco. Lo cojo.
- Deberíamos esperar a que se despierten los demás, ¿no?
-¿Qué más da? Lo van a leer de todas formas.
Rompo el sobre y saco la carta.
Estimados aprendices:
La Hermandad ha sido informada de que un caitiff ha asesinado a varias personas. No sale de los límites del pueblo y es de género masculino.
Dispondréis de treinta y seis horas para lograr su ejecución a partir de las siete de la mañana.
Prueba: 1
Nivel: 1/12
-Parece fácil. Vampiro solitario, treinta y seis horas, nivel 1. -Dice Cris, encogiendo levemente los hombros.
-¿Crees que será tan fácil como lo pintan?
-Ni de coña.
-Bien.
---------------Aquí autora------------
Gracias por leer, prometo seguir escribiendo más a menudo. Mi intención es escribir un par de partes por semana a partir de ahora. La siguiente tendrá más trama!
Saludos.
Lium.
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Cazadores: Fuego Azul
FantasyTengo un dolor agudo en la sien, supongo que de no haber dormido nada esta noche. ¿Cómo iba a hacerlo? Hoy cambia todo, hoy empieza mi Prueba.