Amanda, más conocida cómo la hermana de Wismichu, es una adolescente problemática, debido a que sus compañeros, cuando era pequeña, le hacían bullying. Amanda ha estado dos meses en un centro de menores debido a una pelea con una chica de su clase...
Me desperté, me levanté y me fui al baño a ducharme. Llené la bañera, me desnudé y me metí dentro. Solo podía pensar en lo que había pasado ayer y lo horrible que fue. Quiero dejar de pensar en eso pero por más que lo intento no puedo. Cogí mi teléfono y observé los mensajes que Raúl me había enviado. Me había invitado a comer a lo que yo acepté. Salí de la bañera y me sequé el cuerpo y el pelo. Volví a mi habitación de un paso ya que tengo baño personal y abrí el armario. Me puse un vestido blanco de rayas, mis tenis blancos y me saqué un selfie en el espejo.
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Salí de mi habitación y me encontré a mi hermano sentado en el sofá viendo la televisión.
Isma: -¿A dónde vas tan guapa?
Amanda: -Voy a comer con Raúl.
Isma: -Vale, te llevo yo.
Amanda: -Vale, gracias.
Isma se fue a la habitación y regreso con unos pantalones puestos ya que antes estaba en calzoncillos. Salimos por la puerta de casa y nos montamos en el coche. El trayecto fue silencioso pero no fue incomodo. Cuando llegamos a casa de Raúl, Isma habló.
Isma: -Ten cuidado ¿vale?
Amanda: -Lo tendré. Te quiero.
Lo besé en la mejilla y bajé del coche. Timbre, me abrió y subí a su casa. Me recibió en la puerta, me acerqué a él, me agarró de la cintura, me elevó y nos besamos. Cuando mis pies tocaron el suelo de nuevo nos separamos. Entramos y nos fuimos a la cocina, como de costumbre, me senté en la encimera y miraba como Raúl cocinaba.
Raúl: -¿Sabes qué?
Amanda: -¿Qué?
Raúl: -Me encantaría hacértelo contigo en la encimera.
Amanda: -¿A qué esperas?
Raúl soltó el mango de la sartén y comenzó a besarme. Besó mi cuello y volvió a mi boca. Una mano subió por mi pierna derecha, subía y bajaba dicha mano por mi pierna. Besaba mi cuello y mis labios. Sin saber muy bien que hacer le quité la camiseta, el sonrió y volvió a besarme. Me quitó el vestido para acto seguido quedarme en ropa interior. Bajé mi mano hasta llegar al cierre de su pantalón y se lo bajé. La mano que antes estaba en mi pierna llegó hasta mi parte intima y comenzó a acariciarla, gemí. Era la primera vez que sentía placer de esa manera. Toda mi piel se erizó. Raúl me sacó la fina tela que cubría mi feminidad, él se quitó los boxers.
Raúl: -Iré con cuidado.
Besó mis labios y acto seguido sentí como algo se introducía en mi. Era doloroso pero a la vez placentero. Era una sensación rara de explicar. Pronto, el dolor se fue y comencé a disfrutar hasta que ambos llegamos al climax. Cuando Raúl se comenzó a vestir yo también lo hice. Me bajé de la encimera para buscar mi vestido el cual había sido lanzado hace unos minutos. Encontré toda la ropa que Raúl me había sacado y me la puse de nuevo. Volví a sentarme en la encimera.
Raúl: -¿Qué tal?
Amanda: -Bastante bien, pensaba que dolía más.
Raúl: -Es que yo no soy un bruto.
Raúl siguió cocinando lo que quiera que sea lo que cocine yo yo me puse con el teléfono hasta que Raúl me llamó para comer. Me bajé de la encimera y me senté en la silla. Para comer había patatas fritas y una hamburguesa. No soy muy fan de la carne pero no iba a decir que no lo iba a comer. Partí la hamburguesa y ha decir verdad, estaba buena. Cuando terminamos de comer dejamos los platos en el lavavajillas y nos fuimos al sofá. Raúl se sentó y yo me tumbé poniendo mis pies en sus piernas.
Amanda: -¿Te molesta que me ponga así?
Raúl: -No.- Sonrió.
Vimos la televisión hasta las cuatro de la tarde.
Raúl: -¿Bajamos a dar un paseo?
Amanda: -Vale.
Nos levantamos del sofá y salimos por la puerta. Al llegar a la calle, Raúl me dio la mano y paseamos por las calles de Barcelona. Algunos fans de Raúl no paraban y le pedían fotos a lo que él aceptaba, también nos preguntaban si eramos novios y nosotros respondíamos que si. Ya no queríamos ocultar nuestra relación ya que mi hermano ya lo sabe. Sobre las siete de la tarde pedimos un helado. Nos sentamos en un banco para tomarlo. Cuando lo terminamos Raúl me acompañó a casa, Isma le dio las gracias, le di un beso de despedida y me fui a la habitación. Cuando estaba en cama estaba intranquila, sabía que algo malo le había pasado a Raúl, pero no sabía el que.
