Capítulo 16 (+18)

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Narra Amanda.

Me desperté bastante temprano, pero Raúl no estaba a mi lado. Me levanté y me puse las zapatillas. Busqué a Raúl por toda la habitación, pero no estaba. Pensé en que lo habían secuestrado otra vez. Caí de rodillas al suelo y mis lágrimas no tardaron en salir. Escuché que la puerta se abrió, observé a Raúl entrando por la puerta y me levanté limpiándome las lágrimas.

Raúl: -Hola cariño.- Me besó.- ¿Qué te pasa?

Amanda: -Nada.

Raúl: -¿Cómo que nada? Estabas llorando.

Amanda: -Creí que te habían vuelto a secuestrar.

Raúl: -Cariño.-Dijo mientras me acercó a él y me abrazó.- Siento que hayas pensado eso, debería haberte dejado una nota, pero pensé que no te ibas a despertar tan temprano.

Amanda: -No te preocupes, no tienes la culpa.

Me besó en la frente.

Raúl: -Vístete que tengo una sorpresa.

Amanda: -¿Más sorpresas?

Raúl: -Hay que aprovechar que mañana volvemos a Barcelona.

Amanda: -Más a mi favor, ¿por qué no nos quedamos en la habitación y nos quedamos en la cama haciendo cosas.- Dije picaramente.

Raúl: - ¿Lo dices enserio?

Amanda: -Obvio.- Dije mientras me acercaba a él peligrosamente. 

Cuando por fin llegue a su lado coloqué mi mano en su nuca y lo atraje hacia mi y lo bese. Mi otra mano se deslizo desde su hombro hasta su pantalón. Acaricié su pene por encima de su pantalón mientras que Raúl gemía en mi boca. Mi mano, que estaba en su nuca fue quitando los botones de su camisa. Quité su camisa con mis manos y volví a acariciar su erección mientra que notaba como su erección crecía. Su mano bajó hasta llegar a mi vagina. Gemí apartando ligeramente su boca de la mía. Siguió masajeando mi clítoris mientras que yo gemía. No pude continuar mi masaje y agarré su hombro con una de mis manos y la otra la deje caer. Raúl metió su mano dentro de mi pantalón y de mi ropa interior. Siguió sus movimientos, en un momento quitó su mano y la metió en su boca encharcándola de saliva y la volvió a llevar a mi feminidad. Introdujo un dedo en mi interior  y con el pulgar siguió tocando mi clítoris. Yo gemía cada vez más fuerte. Sentí que no iba a poder más y que me iba a correr como siguiera así, avisé a Raúl pero no pareció importarle mi advertencia. Su dedo aceleró más el ritmo hasta que me corrí, encharcando su mano. Quitó su mano de mi ropa interior. Llevó su mano a la boca y la chupó. Me quedé sin aliento. Raúl, me levantó en el aire y me llevó a la cama.  Me depositó cuidadosamente en la cama y después me beso en los labios. Mi mano buscó su erección y apreté su pene contra mi mano lo que provocó que Raúl soltara un gemido, apartándose ligeramente de mis labios. Seguí acariciando su erección hasta que le quité los pantalones y los boxers y agarré su pene. Me separé de sus labios, y como pude, me deslicé hasta que mi boca llegó a su pene. Metí toda su masculinidad en mi boca provocando que Raúl soltara un gemido que inundó toda la habitación de hotel. Volví a meterla en mi boca. Seguí chupando su erección hasta que se corrió en el suelo, ya que me apartó antes de correrse. Me levanté del suelo y Raúl me besó de nuevo. Me tumbó de nuevo en la cama, me giré para quedarme encima del. Cogí su pene con mis manos y lo introduje en mi vagina produciendo que Raúl abriera los ojos como platos. Solté un gemido cuando su erección entró entera en mi cavidad vaginal. Seguí subiendo y bajando haciendo que ambos nos fundiéramos en una oleada de gritos y gemidos. El segundo clímax no tardó en llegar, y ambos nos corrimos a la vez. Me senté en la cama mientras que de nuestras bocas suspiraban a la vez. 

Raúl: -Hoy te has levantado juguetona, por lo que acabo de comprobar.

Amanda: -Como si no te hubiera gustado.

Raúl: -Yo no he dicho eso.

Me levanté de la cama y me fui a dar una ducha. Minutos más tarde, Raúl, se metió en la bañera conmigo. Nos duchamos juntos y después nos vestimos. Me vestí con una falda blanca con detalles negros, una camiseta gris y unas botas marrones claro.

Salimos de la habitación y cuando salimos del hotel, Raúl me cogió de la mano y me llevó a un parque que era hermoso

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Salimos de la habitación y cuando salimos del hotel, Raúl me cogió de la mano y me llevó a un parque que era hermoso. Compró helados para los dos y nos comimos el helado sentados en un banco mientras disfrutábamos de las últimas horas que nos quedaríamos en París. Mientras comíamos el helado, coloqué mis dos piernas sobre los muslos de Raúl y me acerqué a el colocando mi mano en su hombro derecho.

Raúl: -¿Alguna vez te he dicho que te quiero y que me vuelves loco?

Amanda: -Creo que si, pero me encanta que me lo repitas a todas horas.

Raúl juntó sus labios con los míos.

Amanda: -¡Y yo te he dicho alguna vez que eres adorable y que te quiero mucho?

Raúl: -Creo que una vez solo. Pero no esta mas que lo digas.

Amanda: -Tu sabes que te quiero mucho.

Raúl: -Ya lo sé.

Volvimos a juntar nuestros labios. Cuando terminamos los helados, nos fuimos al hotel para comer en el restaurante del hotel. Al terminar de comer, subimos a nuestra habitación, para ir recogiendo y hacer nuestras maletas de nuevo. Cuando terminamos, cogimos nuestras maletas y nos fuimos a la recepción del hotel.

Amanda: -Bonjour, mademoiselle, je laisse la clé de la chambre 442.- (Buenas señorita, le dejo la llave de la habitación 442)

Recepcionista: -Merci, bon voyage.- (Gracias, buen viaje)

Amanda: Merci.- (Gracias)

Salimos del hotel y pedimos un taxi que nos llevo al aeropuerto. Nos sentamos en unas sillas a esperar a que anunciaran nuestro vuelo. Después de cinco minutos, nuestro vuelo fue nombrado y embarcamos. Ya en el avión me acurruqué en el pecho de Raúl y me quede dormida durante todo el viaje. Cuando el avión llegó a Barcelona, Raúl me despertó antes de aterrizar. Cuando el avión aterrizo, salimos y cogimos nuestras maletas. Cogimos un taxi y volvimos a la casa de mi hermano. Miré mi teléfono y eran las doce de la noche. Antes de hacer la cena para los dos, me puse el pijama, y cuando volví  la cocina, la cena ya estaba preparada. Raúl y yo cenamos y nos fuimos a mi habitación. Raúl, cogió un pijama de su maleta y se lo puso. Se tumbó a mi lado y me besó.

Raúl: -Te quiero.

Amanda: -Yo también.

Me volví a acurrucar en su hombro y me volví a quedar dormida.

La hermana de Wismichu. FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora