Amanda, más conocida cómo la hermana de Wismichu, es una adolescente problemática, debido a que sus compañeros, cuando era pequeña, le hacían bullying. Amanda ha estado dos meses en un centro de menores debido a una pelea con una chica de su clase...
Me desperté acurrucada en el pecho de Raúl. Miré para arriba y observe como Raúl, seguía dormido. Se veía muy tierno de esa manera. Sonreí como una boba al verlo de esa manera. Volví a acurrucarme en su pecho cerrando los ojos, intentando dormir un poco más. A los pocos minutos, el bostezo de Raúl, me hizo abrir los ojos de golpe. Me levanté de golpe, sentándome en la cama y lo observé con cara de sorprendida.
Raúl: -¿Qué pasa? ¿Tú nunca bostezas o qué?
Amanda: -Si que bostezo, pero no parezco un orangután cuando lo hago.
Raúl: -Yo no parezco un orangután cuando bostezo.
Amanda: -No que va.
Raúl: -¿Quieres guerra?
Amanda: -Por supuesto. ¿A caso lo dudabas?
Me levanté de la cama, pero Raúl fue más rápido, porque me cogió de la cintura y me volvió e echar en cama, caí encima de su pecho. Estábamos riendo.
Amanda: -Suéltame orangután.- Reí.
Raúl: -No.
Comencé a patalear para intentar zafarme, pero no dio resultado. En un momento dado, lo miré a los ojos. Nuestras miradas se encontraron y nuestras risas desvanecieron. Poco a poco, nuestros labios se fueron juntando hasta que se tocaron. Fue un beso tierno, pero a la vez salvaje. Poco tiempo después, nuestras lenguas decidieron salir a jugar. Se rozaban, se entrelazaban... Un gruñido, proveniente de la garganta de Raúl, resonó en toda la habitación. Se colocó encima mía. Nos seguimos besando apasionadamente, como ya estábamos los dos sin ropa, por lo que pasó la noche anterior, así que no perdimos el tiempo en eso. Sus manos se deslizaron por mis mejillas, por mis hombros, una se quedó en mi pecho y la otra bajó y se quedó en medio de mis muslos. Sus manos se comenzaron a mover produciéndome una sensación de placer. Sus labios estaban sobre míos, silenciando los pequeños gemidos que me producían sus movimientos. Sus labios bajaron por mi cuello, pasaron por mis pechos y bajó hasta donde tenía su otra mano. Su legua pasó por mi feminidad, volvió a hacerlo y con un dedo penetró mi cavidad vaginal sin piedad alguna mientras que con su lengua hacía círculos en mi clítoris. Mis gemidos aumentaron el sonido. Iba a correrme solo con la lengua y los dedos de mi novio. Noto que me iba solo con sus movimientos, así que quitó sus dedos y volvió a mis labios. Sus manos se centraron en mis pechos. Su lengua bajó de nuevo hasta mis pechos y jugueteó con mis pezones. La verdad, nunca lo había visto de esa manera tan salvaje, joder... Como me pone este hombre... Se levantó y se colocó en mi entrada, rozando su pene por mi vagina.
-Hazlo ya joder, deja de hacerme sufrir de esa manera.
Sonrió de una manera muy sexy y me hizo caso, su pene entró en mi feminidad y yo gemí. Colocó sus manos en el colchón a ambos lados de mi cuerpo. Se movía de delante a atrás lentamente mientras depositaba besos en mi cuello.Levante mi cara hacia el techo y me mordí mi labio inferior. Gemí al notar que Raúl aceleraba más la velocidad de sus embestidas. Bajé de nuevo la cabeza encontrándome con sus ojos. Rozó sus labios con los míos mientras que ambos gemíamos. Ambos llegamos al climax al mismo tiempo. Nos quedamos inmóviles durante unos segundos. Raúl salió de mi interior y se tumbó a mi lado. Nuestras agitadas respiraciones iban al unisono.
Raúl:-Amanda, creo que tenemos que dejar de ser tan fogosos...
Amanda: -¿Por qué?
Raúl: -Porque lo hicimos ayer a la noche y hoy a la mañana, quieras o no, el cuerpo necesita descansar.
Amanda: -No me pongas esa mierda de escusa, que no me la trago. A ti lo que te pasa es que eres un viejito entrañable que le va la marcha y que no le puede seguir el ritmo a su novia de diecisiete años.
Ambos reímos. La verdad, desde el inicio de nuestra relación, ha sido todo muy fácil, pero a la vez muy deprisa todo. No me puedo quejar, ya que a decir verdad, es muy cariñoso, nunca sé en que momento me puede dar un beso, porque me da besos a cada segundo.
Raúl: -Oye, yo me muero de hambre.
Amanda: -Te quejaras, encima de que tienes el desayuno en la cama...
Raúl: -¿Sabes que me recuerdas un montón a tu hermano cada vez que dices algo así?
Amanda: -No, pero por decirme eso, te quedas sin cena.
Raúl: -Puedo conseguir esa cena de cualquier manera...- Dijo poniendo cara de pervertido.
Amanda: -No me lo creo- Dije mientras el se sentaba en la cama.
Raúl: -¿Segura?
Antes de que me diera tiempo a contestar, me agarró de la cintura, me puso en sus rodillas y comenzamos a besarnos.
Amanda: -¿No era que querías que el cuerpo descansara? Pues eso.
Me levanté y me fui a la ducha. Cuando terminé me puse el albornoz y volví a la habitación. Mientras Raúl se estaba duchando yo aproveché para vestirme de este modo.
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Cuando Raúl salió de la ducha y me vio vestida de esa forma, casi se le salen los ojos de las órbitas.
Raúl: -Cariño, tengo una idea mejor... ¿Qué tal si nos quedamos aquí en la habitación?
Amanda: -Lo siento cariño, pero necesito un colacao con un croissant.
Raúl: -Joooo...
Salimos de la habitación de hotel y nos fuimos al buffet del hotel. Después de desayunar, nos fuimos a un sitio oscuro... Básicamente, yo era la única que no veía nada, porque mi novio me puso una venda en los ojos. Cuando por fin bajamos de no sé donde, Raúl me llevó a un sitio donde tiempo después nos paramos. Me quitó la venda y pude observar que estábamos en frente de la puerta de Disneyland. Lo agarré del brazo y nos adentramos en el parque. Lo visitamos de arriba abajo. Después de ver todos los espectáculo, volvimos al hotel. Estaba bastante cansada, así que cuando me puse el pijama y me tapé, me quedé dormida instantáneamente.
Hola preciosuras mías, espero que estén genial en el día de hoy. Siento mucho que este capítulo sea tan corto, pero como pueden comprobar *los que son de España*, son las 3:26 de la mañana, estoy muy cansada. Ya que en estas vacaciones de navidad he estado planeando cosas muy suculentas. Os amo queridos míos.