Sólo es fútbol

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PRÓLOGO

Me llamo María y tengo 16 años, estudio cuarto de la ESO en un instituto de mi pueblo, Seseña, con apenas 20.000 habitantes, entre ellos, yo, María Herrera. Vivo con mis padres y con mi hermano en una pequeña casa al centro del pueblo. Desde hace mucho tiempo mi familia sueña con irse a vivir a una casa más grande y salir de este pueblo, pero el sueldo de mi padre no nos da para más que para comer y llegar a fin de mes, que no es poco. Mi mayor afición es el fútbol, lo sigo desde que tengo uso de la razón. Mi hermano Marco dejó el fútbol hace dos años por una grave lesión, la famosa lesión de ligamentos cruzados. Le apartó del fútbol casi un año, más de lo esperado por los médicos debido a una infección, a partir de ese momento, a mis padres le dejaron de gustar por completo el fútbol ya que tuvieron que invertir más de 22.000 euros para que Marco llegara a entrar en la cantera del Real Madrid, llegar ser algo en el mundo del fútbol y poder salir de Seseña a un lugar mejor. Como ya he dicho, tanto a mi padre como a mi madre les dejó de gustar el fútbol y quizás ahora no era el momento exacto de decirles a mis padres que... quería seguir los pasos de Marco y entrar en un equipo de fútbol. Claro que mis padres saben que a mi me gusta el fútbol, entre muchas otras cosas, solo con entrar a mi habitación y mirar las paredes repletas de posters, pero a ellos nunca les ha gustado esa afición mia porque ellos son... como decirlo... muy ''antiguos'' y aquí en el pueblo a las chicas las tiene que gustar la moda, las revistas de cotilleos y el maquillaje y yo, todo eso lo odio, de ahí que solo tenga una amiga en el pueblo. Belén es igual que yo. Bueno, quizás su familia tenga un poco más de dinero... y una casa más grande... pero su afición era la misma que la mia, el fútbol. Ella tambien tiene 16 años y la conozco desde primero de ESO, justo en el momento en que había que correr 20 minutos en Educación física y fue la única chica junto conmigo que no nos paramos en el minuto 5, aparte de que no iba hasta arriba de maquillaje ni combinaba sus pendientes con sus calcetines de corazoncitos principalmente, porque no tenía. Desde hace tres o cuatro meses, Belén y yo estamos pensando en apuntarnos a un equipo de fútbol del pueblo aun sabiendo que ni ella ni yo teniamos el apoyo de nuestros padres (ni lo íbamos a tener nunca). Pese al poco dinero que entra en mi casa, llevo ahorrando cuatro años para, en un futuro, cumplir mi sueño de poder entrar en un equipo de fútbol junto con Belén, que también tiene sus ahorros guardados. Solo hacía falta ponernos a buscar el equipo. Y lo hicimos. Hace una semana fuímos al único campo de fútbol que hay en Seseña a preguntar cuanto podría costar entrar en el equipo, y después de aguantar las risas y burlas de los chicos que estaban entrenando en ese momento, se nos vino el mundo encima. El hombre con el que hablamos, que parecía ser el entrenador de aquellos chicos, nos dijo que por mucho dinero y talento que tuvieramos, era prácticamente imposible entrar en un equipo de fútbol masculino. Sí, tambien preguntamos si había un equipo femenino o al menos, si tenían intención de formarlo, y como era de esperar, ni había equipo ni intención de formarlo. Desde aquel día, Belén y yo nos pasamos unos días sin hablarnos ni salir a la calle, el enfado no era entre nosotras, pero estabamos tan decepcionadas que no nos apetecía hacer nada. Hasta ayer. Yo estaba en mi casa viendo Deportes Cuatro cuando mi móvil sonó. Pensaba que sería Belén para avisarme que ya le habían arreglado de internet en su casa, pero no era ella, ni mucho menos. Era un número desconocido y cuando descolgué, la voz del entrenador con el que habíamos hablado hace una semana sonaba tras el telefono. ¿¡Cómo demonios había conseguido mi número!? Y lo más importante... ¿QUÉ QUERÍA?

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