cap 1

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Estaba junto a mi padre, de pie tras la puerta de entrada, esperando a su novia Sabrina y a su hijo.

Resulta que fue ayer cuando me enteré de que Sabrina tenía un hijo, y dos años mayor que yo. Y me enteré por Ana, el ama de llaves, al parecer a mi padre se le había olvidado mencionar ese detalle.

Tocaron el timbre y mi padre abrió la puerta, yo me quedé unos pasos más atrás.

Sabrina y el se saludaron con un sonoro beso en los labios y él los invitó a entrar.

Mi vista se dirigió a su hijo, Alejandro, y descubrí que me estaba mirando.

Le sonreí, intentando parecer amable, pero él me miró con odio y con asco y mi sonrisa desapareció al instante.

Centré mi mirada en Sabrina, era bastante guapa, la típica rubia con ojos azules, con buenas curvas y vestía ropa de marca.

Me volví a fijar en Alejandro, él era totalmente diferente a su madre, tenía el pelo oscuro y ojos verdes.

También vestía ropa de marca, esos pantalones valdrían unos cuatrocientos euros tranquilamente, y no hablemos de los zapatos.

-Katrina,¿no piensas responder?

-¿que?-pregunté atontada.

Mi padre y Sabrina me miraban fijamente, a la espera de que yo respondiera a una pregunta que no había oído.

-Sabrina te ha preguntado que cuantos años tienes-mi padre intentó sonar calmado.

-Yo...eh diecisiete-le sonreí

Ella me devolvió la sonrisa.

-Pareces mas mayor-confesó.

Yo volví a sonreír, una sonrisa cortés, pero no dije nada más.

Se hizo un silencio incómodo entre los cuatro.

-Bueno...-rompió el silencio mi padre-¿por que no le enseñas a Álex su cuarto?

No, no, no y NO.

-E-está bien-tartamudeé

Dios, parecía una tonta.

Le dije a Álex que me siguiera escaleras arriba y me detuve en una puerta, que estaba justo al lado de la mía.

Mi padre había insistido en que fuera precisamente esa, para que estuviéramos más cerca y así hacer mejores migas. Y como no, no me pude negar.

-Está será tu habitación-dije intentando sonar amable.

Su mirada me dijo que no lo había conseguido y reprimí un suspiro. Esto iba a ser más difícil de lo que pensaba.

-¿Y tu cuarto?-preguntó

Me miró de arriba abajo descaradamente. Me entraron ganas de responderle una réplica cortante, pero me reprimí.

Le señalé la puerta de al lado.

-Mmm...¿tan cerca?

Me volvió a mirar de arriba abajo y se mordió el labio inferior.

-Como vuelvas a hacer eso te quedas sin ojos-dije molesta.

Sonrió con picardía, nada afectado por mi comentario. La verdad es que tenía una sonrisa preciosa.

-Una chica dura-se le borró la sonrisa-ten cuidadito princesa conmigo. Y ni se te ocurra volver a amenazarme.

Era intimidante, mucho. Así que me guardé mi comentario hiriente y solo asentí con la cabeza baja. De repente ya no era capaz de mirarle a los ojos.

HERMANASTRO ERES UN IDIOTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora