cap3

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Me desperté acompañada por el suave golpeteo en la puerta que me comunicaba con el cuarto de Álex.

Intrigada, abrí la puerta, un dardo pasó rozando mi oreja y se estrelló contra mi mesita de noche.

-Ups-susurró Álex

Lo miré con mala cara, no podía creer que después de lo de anoche estuviera tan alegre.

-¿Que quieres?-preguntó cruzándose de brazos

Negué con la cabeza.

Di media vuelta para volver a mi habitación, pero sus palabras me dejaron clavada en el sitio.

-La próxima vez llama a la puerta antes de entrar, no querría que te quedaras sin un ojo Katy

Katy... así solo le permitía a mi hermano que me llamase. 

No iba a permitir que él me llamase así. Ese nombre estaba enterrado junto a mi hermano. Jamás volvería a ser la pequeña Katy, habían pasado demasiada cosas.

Me giré para encararle

-Escúchame bien gilipollas-me miró extrañado-nunca,en tu puta vida vuelvas a llamarme Katy

Me dedicó una sonrisa socarrona.

-¿O que?

Lo cogí del cuello de la camiseta y lo estampé contra la pared.Tirando el contenido de la cómoda por el camino.

-¡He dicho que no me llames Katy, o sufrirás, como nunca antes lo has hecho!

Pareció sorprendido por un momento, quizá casi atemorizado, pero un segundo después me agarró con fuerza de las muñecas y me lanzó hacia atrás, tirándome al suelo.

Me levanté de un salto y me lancé sobre el cayéndonos los dos al suelo.

-Agresiva-exclamó

-Gilipollas

-Puta loca

Nos empezamos a dar puñetazos. Al poco tiempo nuestros nudillos estaban manchados con la sangre que salía de nuestra nariz.

-Cabrón de mierda

-Bollera asquerosa

-Maricón

Oímos unos pasos que subían corriendo las escaleras.

-Dios Josh, ayúdame-exclamó Sabrina en cuanto abrió la puerta.

Mi padre subió corriendo las escaleras y agarró a Álex mientras Sabrina me agarraba a mi y lograron separarnos con dificultad.

Esperaron a que nos calmásemos para hablar

-¿Que ha pasado?-preguntó al fin mi padre

Lágrimas brotaron de mis ojos y mi padre se acercó a mi. Sobra decir que nunca lloraba en público, ni siquiera delante de mi padre.

Me puso una mano en el hombro y me miró a los ojos, a la espera de que yo respondiese a su pregunta.

-Me ha llamado Katy-musité

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Estaba a punto de irme a la cama cuando alguien toco suavemente la puerta.

Supuse que sería Sabrina así que le dije que pasara.

Para mi sorpresa, quien entro en mi cuarto, cerrando la puerta tras de si y mirándome con cara inocente fue Álex.

Estuve tentada de echarlo de mi cuarto, pero tenía curiosidad de saber que era lo quería decirme. 

Porque se arriesgaba, ya que nuestros padres nos habían prohibido vernos hasta que hiciéramos las paces, y no creía que él viniese a pedir perdón ahora que tenía una fantástica excusa para no tener que verme ni dirigirme la palabra.

Se sentó con toda confianza en mi cama y pasó un brazo alrededor de mis hombros.

Pude oler perfectamente que apestaba a alcohol.

Esto no iba a ser bueno.

-Álex, es mejor que te vayas, estas borracho.

El negó con la cabeza con fuerza y me miró directamente a los ojos, pude ver que los tenía húmedos.

-Tengo que decirte algo

Arrastraba mucho las palabras y me costó entenderlo

-Vale, ¿pero porque no lo haces mañana cuando estés sobrio?

Me miró con los ojos perdidos 

-Porque si estoy sobrio seré incapaz de hacerlo y me comportaré como un capullo.

Supuse que me iba a pedir perdón, así que me quede quieta, a la espera de que dijera algo, sin embargo, se había hecho el silencio.

Mire a Álex y vi que se había quedado dormido sobre mi hombro.

Me quedé un momento sin hacer nada, tan sólo observandolo, así dormido no se parecía en nada al chico con el que me había peleado horas atrás, parecía distinto, más manso.

Al cabo de un rato me levanté de la cama y lo llevé como pude a su habitación, le dejé tumbado en la cama, aún vestido y me encaminé de nuevo a mi cuarto.

Una vez que estuve sola y con las puertas cerradas con llave me desvestí para entrar en la ducha y me puse bajo el potente chorro ardiendo. Sentaba bien notar cada gota en la piel, como un pequeño alfiler clavandose, me ayudaba a dejar de pensar en todo lo que me había pasado durante el día, no existía nada más que el chorro y yo.

Me hice un ovillo en el suelo, intentando hacerme lo más pequeña que pude y enterré la cabeza en mis manos. Ese día no podía dejar de pensar en cómo había reaccionado ante que Álex me llamará Katy. Se que había reaccionado de manera muy exagerada, pero lo único que quería era que mi hermano me llamara así y dado que no estaba no me parecía justo que nadie más me llamara de esa manera. También me hacía recordar de una manera bastante dolorosa que el ya no estaba conmigo y que nunca volvería.


HERMANASTRO ERES UN IDIOTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora