Cap9

819 46 5
                                    

Cuando me desperté al día siguiente tardé un momento en recordar todo lo que había pasado el día anterior, pero en cuanto lo hice dirigí mi mirada a la puerta que comunicaba con la habitación de Álex, que para mi sorpresa estaba abierta, no recordaba habérmela dejado abierta anoche, y podía verlo tumbado en su cama, durmiendo, su pecho subía y bajaba lentamente acompañado de unos suaves ronquidos.

Sonreí sin poder evitarlo y cuando vi que se removida cerré los ojos y me hice la dormida mientras escuchaba como se acercaba y oí como una puerta se cerraba, cuando abrí los ojos ya no podía verlo, pues había cerrado la puerta que nos comunicaba.

Me dije que seguramente lo único que quería era poder cambiarse sin que yo pudiera llegar a verlo y no que no quería verme, deje de lado mis deprimentes pensamientos y me metí en el baño para poder darme una ducha rápida antes de bajar para ir al instituto.

Cuando salí del baño me fijé en que la puerta que Álex había cerrado volvía a estar abierta, ahora fui yo la que la cerré para poder cambiarme sin que él me viera.

Me quité la toalla que llevaba rodeando mi cuerpo, me puse la ropa interior y no me había dado tiempo a ponerme la camiseta cuando mi hermanastro entró por la puerta y fue como si nada a mi baño farfullando.

-Déjame pasta de dientes que se me ha acabado

Al salir del baño se fijó en que iba en ropa interior, al fijarse en la ropa de mi cama entendió que no había entrado en buen momento, sonrió apesadumbrado mientras se sonrojaba y susurraba un lo siento con la voz carrasposa, claramente avergonzado y salía rápidamente de mi cuarto pero sin quitarme la vista de encima.

Sentí como se me sonrojaban las mejillas y corrí a cerrar la puerta con llave, luego me apoyé en ella y me dejé caer hasta el suelo, escondí la cabeza en las manos, avergonzada de haber disfrutado de esa escena, de haberme imaginado a Álex avanzando hasta mi, uniendo sus labios a los míos, sus manos en mi cintura..

Me obligué a dejar de pensar y acabé de vestirme a toda prisa, bajé a desayunar y me senté junto a él a la mesa.

Devoré mis huevos revueltos y el beicon e insté a Álex a que acabara de desayunar rápido para poder irnos cuanto antes al instituto, porque cuanto antes llegara, antes podría alejarme de él y de esta sensación que me perseguía

-Pesada-me chinchó Álex.

-Entra en el coche ya-exclamé, desesperada por llegar al instituto y poder separarme de él

Se metió de mala gana en el coche, durante todo el camino fue demasiado lento para mi y no paré de instarle a que condujera más rápido.

Una vez llegamos al instituto salí del coche corriendo sin siquiera despedirme de él y me perdí entre la multitud buscando a Any, cuando tocó el timbre aún no la había encontrado, así que fui a mi primera clase de ese día sola.

La clase empezó y no había ni rastro de ella, empecé a preocuparme, temiendo que le hubiera pasado algo malo, al acabar la clase fui a hablar con el profesor a ver si sabía algo de ella.

Me dijo que no sabía nada, pero que seguramente no sería nada grave, que se habría quedado dormida o algo así.

Le di las gracias y me encamine a la cafetería a por algo de comer, me sente sola en una de las mesas más apartadas para que nadie me molestara, solo quería pasar un rato a solas para ordenar mis caóticos pensamientos. 

Y es que todo era culpa de Álex, de la nada había empezado a sentir cosquilleos cada vez que me tocaba, cada vez que me miraba se me revolvía el estómago sin poder evitarlo, sabía lo que me estaba pasando, pero no quería admitirlo, no quería admitir que me estaba viendo atraída por mi propio hermanastro. 

Como si le hubiera invocado, de repente apareció junto a mi y puso su bandeja en la mesa mientras me daba un apretón cariñoso en la rodilla, lo que hizo que todo mi cuerpo se estremeciera, me metí una patata en la boca, intentando que no se me notará lo que pasaba dentro de mi en esos momentos.

Cuando retiró la mano de mi rodilla la alejé lo máximo posible de el y me incliné hacia el otro lado, intentando poner el máximo espacio posible entre los dos.

Él frunció el ceño cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo, pero no hizo ningún comentario.

-¿Que haces aquí sola?-preguntó entonces.

Yo me encogí de hombros, sin saber muy bien que decir.

-Any no esta-dije como excusa, era verdad que ella no había venido, pero también era cierto que no estaba con los amigos de mi hermano para no estar con él.

-¿Y por que no te sientas con nosotros?-preguntó como si me hubiera leído el pensamiento

Me volví a encoger de hombros, sin saber que excusa poner y deseando que sonara ya el timbre para poder entrar en clase y deshacerme de el.

-Si quieres compañía estamos en la mesa de siempre, vale Kat?

Asentí sin mirarlo siquiera a la cara y oí como se levantaba y se alejaba de mi, solté el aire que había estado aguantando sin darme cuenta y me comí rápidamente mi comida.

Acabé justo antes de que tocara el timbre y me dirigí a clase de latín.

Por el camino me choqué sin querer con alguien y caímos los dos al suelo.

Al levantar la vista para pedirle disculpas a la persona me quedé muda y sentí como se me iba todo el color de las mejillas.

Pues la persona con la que me había chocado no era otro que mi hermano Chris.

Quise abrazarlo, decirle lo mucho que le quería, pero de repente todo se volvió oscuro y sentí como mi cabeza impactaba contra el suelo antes de desmayarme.

HERMANASTRO ERES UN IDIOTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora