cap 8

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Tras el helado acabamos los dos con la nariz y media cara manchada de helado.

Nuestra pequeña guerra de a ver quien manchaba más al otro nos costó varias miradas de asombro y curiosidad.

Cuando fuimos a pagar el camarero a penas podía aguantarse al vernos la cara

El camino de vuelta a casa fue rápido y ninguno de los dos abrió la boca.

Al entrar por la puerta no vino Sabrina echa una furia como habíamos esperado, sino que nos los encontramos sentados en el sofá viendo la tele tranquilamente.

-Nos casamos la semana que viene-dijo mi padre

-¡¿QUE!?-exclamamos Álex y yo a la vez.

Nos miramos confundidos, en teoría la boda no era hasta dentro de unos meses.

-Hemos decidido adelantar la boda y que la luna de miel durará un mes, al parecer podéis arreglároslas solitos así que no os importará quedaros solos tanto tiempo-noté un deje de resignación en su voz, como si ni quisiera tenernos cerca.

-Entonces Kat y yo saldremos mañana por la tarde a comprar lo que nos pondremos para la boda.

Nuestros padres asintieron.

-Por cierto-dijo Sabrina cuando nos dirigíamos a la cocina- Kat, no serás dama de honor, así que te puedes comprar el vestido del color que más te guste.

Sabía que mi madrastra estaba resentida conmigo, pero ¿hasta el punto de              cambiar de idea sobre ser una dama de honor? Si quería que todo fuera bien tendría que empezar a comportarme, lo que significaba no más escapadas por ahí con Álex y hacer caso a mi padre y cumplir los castigos.

-¿Hay algo para cenar?-preguntó mi hermanastro.

-Ana ha hecho la cena, pregúntale a ella, aún está en la cocina.

No dijimos nada, simplemente nos dirigimos a la cocina, donde Ana estaba colocando dos platos para nosotros, uno al lado del otro

Una vez nos sentamos Ana empezó a servirnos la comida y luego se retiró. 

-que fuerte que ya no seas dama de honor-comentó Álex

Yo asenti, perdida en mis pensamientos, la cosa no marchaba bien, Sabrina estaba muy enfadada conmigo y mi padre también, tanto que hasta me habían prohibido ser dama de honor en su boda. Aunque no quisiera admitirlo la verdad es que me dolía que no me permitiesen serlo, al principio no acepté bien la noticia de que mi padre se fuera a casar, pero ya me había hecho a la idea y hasta había aceptado el echo de tener que ver todos los días a Sabrina y a su hijo, casi los veía como parte de la familia. Casi

-¿no vas a comer nada Katy?

La pregunta de Alex me sacó de mis ensoñaciones, haciéndome volver al presente. 

-S-si-tratamudee cogiendo el tenedor y llevándome lo a la boca para saborear después el delicioso sabor del lomo a la plancha que Ana había preparado-¿ves? - pregunté aún con la boca llena. 

El me regañó y me dio un toque amistoso en el brazo con el dedo 

Yo reí y casi escupi lo que llevaba en la boca, acabé atragantandome y ganandome una carcajada por parte de Alex, que como no se estaba riendo de mi. 

Le di una patada por debajo de la mesa y él se la agarró y gritó como si le hubiera hecho daño, yo reí más fuerte. 

Desde el salón recibimos gritos de nuestros padres diciéndonos que nos callaramos porque no oían la tele. 

Nos callamos a regañadientes y cuando acabamos de cenar subimos a acostarnos. 

Cogí mi portátil y me senté a ver una película de terror. 

Cuando estaba a punto de ponerle play Álex apareció por la puerta con el pantalón de pijama y sin camiseta. 

-¿vas a ver una peli?-preguntó adivinando mis intenciones. 

-ajá-respondi-justo antes de que aparecieras 

El río y se acomodo a mi lado  

Puse play y me concentre en la pantalla y no en el torso desnudo de Álex. 

-¿por que no me haces un favor y te pones una camiseta? 

El me miró burlón 

-¿acaso soy una tentación?-preguntó pegándose a mi

Lo aparte de un empujón, molesta. 

Nunca admitiría en voz alta que en efecto, era una tentación, no podía evitar mirarlo todo el rato. 

-Se acabó la peli-dije cerrando el portátil. 

-Está bien, me pondré una camiseta-bufo el

Corrió a su cuarto y volvió en menos de 10 segundos con una camiseta negra sencilla que se le apretaba y hacia que se le notaran los músculos. 

Seguía sin ayudar a centrarme en la película pero no dije nada, me quedé mirando la pantalla fijamente sin escuchar realmente. 

Una vez acabó lo eché de mi cuarto para poder ponerme tranquilamente el pijama. 

Me metí en la cama con una extraña sensación en el pecho. 

Estuve dando vueltas durante lo que parecieron horas hasta que al fin pude dormirme, sin embargo Álex no paró de aparecer en mis sueños.

HERMANASTRO ERES UN IDIOTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora