XIII

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Creci entre libros y música, un estilo de magia diferente. Una dosis de pequeña fantasía para resistir la realidad. Para escapar un tiempo. Para renacer. Continué cantando, bailando y pintando para olvidar las penas, un cable a tierra que conecta con la realidad, pero no de forma completa, no te permite olvidarla pero te centra en un tipo de sueño, sintiendote libre y un poco mejor. Luego dejé de bailar porque no me salía del todo bien, me hicieron creer ser insuficiente y sin talento, y me empecé a refugiar en mi misma, dejando a los otros apartados de mi vida. Me consolaba a mi misma, y me centré en la escritura, la única cosa en la que creo ser buena, deje que las palabras fluyeran en mi interior y pasaran a un papel, sin pensarlo demasiado, simplemente escribiendo lo que saliera, y así conocí un nuevo mundo: el mío. Donde yo decidia que pasaba, que cambiaba, que transmutaba, quien cobraba vida y quien se quedaba. Luego empecé a escribir como me sentía, y cuales eran mis sentimientos, debo admitir que aún no los entiendo. Soy cambiante, demasiado. Y así sigo hasta ahora refugiándome en las letras y la música como único consuelo intentando olvidar las cosas que me hacen mal.

Relatos de risa y llanto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora