Capítulo 1

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Decidió que lo mejor que podía hacer en esos momentos era llevárselo a algún lugar y resguardarlo del frío. Ayudarle en todo lo que pudiera hasta que se recuperara y supiera quien era.

Con cuidado, subió al peliverde encima de su espalda y comenzó a avanzar otra vez por aquellas calles tan desoladas. Se debatía donde se tenía que dirigir. Por un lado no podía volver a su casa después de lo que había pasado. Había huído de ella tras una fuerte discusión con su padre, así que estaba descartado.

Solo le quedaba un lugar al que podía acudir en esos momentos y que le ayudaran. La casa de su madre.  Rápidamente dirigió sus pasos hacia la dirección a la cual había decidido ir sintiendo que el cuerpo que llevaba a su espalda era bastante ligero.

Divagando sobre lo que le había ocurrido a aquel extraño, fue avanzando, acercándose cada vez más al hogar de la persona a la que había querido desde que era un niño. Aunque su padre le había prohibido visitar a aquel lugar, nadie le obligaría a dejar de ver a su madre. Tal parece, ese fue el motivo de la discusión que mantuvieron.

Pronto llegó a la puerta de la casa de su madre y, dudando de si era correcto llamar a esas horas de la noche, tocó la puerta esperando que o su madre o su hermana mayor le abrieran la puerta.

Después de llamar un par de veces más, se escuchó unos pasos que se acercaban a la puerta. Abriéndola, se mostró a una mujer de unos 30 años con pelo blanco en su mayoría manchado con algunos mechones rojos. Colocandose sus gafas para poder ver bien quien había llamado, se sorprendió al ver que era su hermano pequeño.

- Shoto, ¿qué haces aquí a estas horas de la noche? Papá se va a enfadar si se entera- dijo adormilada sin darse cuenta de la carga que tenía su hermano a sus espaldas.

-Tranquila, ya he discutido con el viejo así que se espera que no esté en casa. Por favor, déjame entrar.

Fuyumi, hermana mayor de Shoto, se apartó de la puerta dejando libre el paso a su hermano. Cuando pasó por su lado, fue la primera vez que vio el cuerpo que descansaba detrás de su hermano, sorprendiéndose en el momento.

-Shoto, ¿quién es él?- preguntó un poco alarmada cerrando la puerta tras de ella.

-No sé quien es. Se ha desmayado en frente mío y no podía dejarlo tirado en la calle.

Avanzando hacia la sala, se dirigió al sofá y dejó el cuerpo del peliverde estirado en los mullidos cojines. Observó con un poco más de detalle el rostro relajado que mostraba aquel durmiente peliverde.

Examinó el cuerpo del peliverde, lo que sus finas ropas dejaban a la vista, y pudo observar algún moretón que se iban extendiendo por sus finos brazos. Al ver los inocentes rasgos de aquel joven, no se podía imaginar quien podría haberle hecho algo semejante.

Con cuidado tapó al peliverde para refugiarle del frío y se dirigió junto a su hermana a la cocina. Se sirvió una taza de café humeante y se sentó delante de ella. Imaginaba qué iba a pasar así que se preparó por lo que venía.

-Shoto, ¿por qué has discutido con padre esta vez?- directa al grano, sin rodeos, muy estilo de Fuyumi.

Soltando un suspiro cansado, Shoto se dispuso a explicarle lo de siempre.

-Eso ya lo sabes, Fuyumi. El viejo no deja que vea a mamá y para mí no hay excusas para que me prohiba eso.

-Siempre lo mismo, ya sabes que si sigues viviendo con él, eso no va a cambiar, ¿qué harás?

-Pues es muy simple, estoy ya harto de esta situación así que voy a irme de esa casa lo antes posible.

-¿Vas a abandonarlo?

-No es como si le importara o algo, además nuestros otros dos hermanos siguen viviendo con él.

-Y, ¿dónde vivirás? ¿Dónde irás ahora?

-Pues, en principio mi plan es comprarme alguna casa cerca de aquí para poder visitaros cuando quiera. No quiero depender de nadie más que mí mismo.

-Pero, mientras la encuentras, ¿pretendes soportar estando en esa casa?

-No, a ver, a esto es lo que quería llegar. ¿Podría quedarme aquí mientras? No soportaría estar más tiempo en aquel lugar.

-Por supuesto que sí puedes, ¿pero no será un problema que te buscarás con padre?

-No me interesa su opinión, esta es mi vida no la suya.

Desviando su mirada a la taza humeante que tenía entre sus manos, dio un largo trago, despejandose un poco y entrando en calor.

-Otra cuestión, ¿por qué has traido aquí a aquel peliverde? ¿No hubiera sido mejor llevarlo a un hospital?

-No sabía si era algo grave, a simple vista no se veía, así que había decidido que mejor era llevarlo a algún lugar refugiado del frío de la calle. Aunque fijándome mejor me he dado cuenta que en sus brazos tiene moretones y no sé si en algún lugar tendá más.

-Pobre, escuchandote me preocupa lo que habrá tenido que pasar.

-Sí, a mí también. ¿Quién habrá podido hacer algo como aquello?

En otro lugar, en ese mismo momento, se encontraba una casa en medio del frondoso bosque. Por el final del camino que se perdía entre los árboles, se acercaba un joven que imponía con su simple mirada. A pasos pesados se acercaba cada vez más y sus ganas de entrar por fin a aquel lugar iban aumentandose.

En un instante llegó a la puerta de la casa y tras abrir se dirigió a la habitación especial en la que pensaba todo el día.

Cogió la llave que mantenía cerrada la habitación y la abrió esperando ver a su peliverde en aquel lugar. Cuando abrió la puerta se quedó perplejó con lo que se encontró. Sus ojos rubís destellaron en ira.

En una de las paredes de la habitación había un abujero y no había rastro de aquel peliverde.

-Te juro que te encontraré, Deku. Pronto volverás a estar a mi lado.

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