Después de una charla en la cocina con Fuyumi, Shoto se encontraba sentado en uno de los sillones acolchonados del salón, al lado de donde el peliverde se encontraba durmiendo. Poco después de que su hermana mayor se fuera a dormir, decidió que él también debería descansar un poco y calmar los ánimos que estaban alterados tras su discusión con su padre.
Con los ojos cerrados, con una pequeña mueca de incomodidad, Shoto se removió adormilado en ese sillón. No quiso incomodar a su hermana y que en plena madrugada tuviera que prepararle una habitación de invitados para que él descansara en condiciones, según las propias palabras de Fuyumi después de escuchar las intenciones de Shoto de dormir en el salón.
Aunque su hermana insistió en que no era una molestia, Shoto se limitó a sentarse en el sillón, echarse una manta en su regazo y colocarse en una posición en la cual estuviera medianamente cómodo para poder descansar.
Así fue cómo pasaron las últimas horas de aquella noche tan extraña y con tantos misterios. El peliverde se removió en aquel sofá, se desperezó durante unos instantes antes de, por fin, abrir sus perezosos ojos.
Lo primero que hizo fue observar aquel lugar donde se encontraba. No reconocía nada de lo que le rodeaba, todo era desconocido para él. Confundido, sin saber dónde estaba o cómo había llegado allí, se incorporó en el sofá notando al lado suyo que un hombre estaba dormido en el mullido sillón.
Al no conocerle y sin saber las intenciones de aquel sujeto al llevarlo a aquel lugar, se puso alerta mientras lo examinaba. Era un joven que aparentaba tener poco más de veinte años. Tenía el pelo curioso, mitad de su cabellera roja y la otra mitad blanca. Al peliverde le hizo gracia aquel detalle, pensó que era algo único en aquel hombre.
Su cara dormida se veía relajada cosa que le hizo ver al segundo sujeto una expresión bastante tierna y agradable . Poco más estaba a la vista sin tener que despertarlo, pero lo que más le intrigaba era el motivo por el que estaba en ese lugar y con aquel extraño sujeto.
Por una parte, podría ser alguien que le había ayudado al verle en las condiciones en las que estaba. Si eso fuera real, tendría que pensar cómo agradecer que fuera tan amable con él sin haberle conocido de nada. En este caso, también, se sorprendería de que alguien estuviera dispuesto a prestarle ayuda. Aunque él no sabía si eso era una cuestión que discutir.
Por otro lado, y eso es lo que más temía el peliverde, cabía la posibilidad de que este sujeto no lo hubiera ayudado tal y como se había planteado anteriormente, sino que por lo contrario, en esos momentos estuviera en un grave peligro.
Se hizo un ovillo en una de las esquinas de aquel sofá, debatiendo lo que haría y si debía irse de ahí antes de que despertara aquel sujeto. Aunque estaba inseguro por todas las dudas y posibilidades que pudiera ocurrir en esos momentos, no sabía si fuera correcto desconfiar así de él.
Pronto Shoto se comenzó a remover de aquella incómoda posición en la que había dormido aquella noche. Cuando abrió sus ojos se encontró con aquel peliverde hecho un ovillo en una de las esquinas del sofá. A primera vista se veía algo asustado y desconfiado de dónde se encontraba, por lo tanto decidió que lo mejor era intentar hacerle ver que podía sentirse seguro y averiguar qué le había pasado.
-Hola, en primer lugar, mi nombre es Todoroki Shoto. Te encontré tirado en la calle y no podía dejarte allí.
Al escuchar a aquel joven decir aquello, su desconfianza fue bajando y fue interesándose más en conocerle, ya que según él le había ayudado cuando lo necesitaba.
-Y bueno, ahora estamos en casa de mi madre. ¿Cuál es tu nombre? – siguió hablando Shoto.
-E-Eh m-mi nombre e-es D-D-Deku- murmuró a trompicones el peliverde.
-¿Deku? Es un nombre un poco extraño- comentó Shoto.
-Así es como él me llamaba.
-¿Cómo él te llamaba?- murmuró confundido.
-Mmm, si, él, bueno n-no quiero hablar de él.
Shoto intuyó que era un tema delicado por cómo intentaba evadir el tema.
-¿Y podría saber por qué estabas en medio de la calle a esas horas?- dijo, intentando saber más sobre su situación.
-Pues, porque hui y no sabía donde ir.
Aquello que dijo le dejó durante unos instantes en un pequeño trance. ¿Estaría metido en algún tipo de peligro? ¿De qué estaría huyendo? Decidió que antes de seguir averiguando más cosas sobre él necesitaba ganarse más su confianza.
-Deku, ¿está bien que te llame así?- preguntó Shoto.
-S-sí, seguro.
-¿Tienes hambre o sed?
No sabía que estaba hambriento y sediento hasta que lo mencionó Shoto. Por lo que animadamente asintió haciendo que el bicolor se incorporara del sillón, indicándole al peliverde que le siguiera.
Deku, tal y como se había autollamado, le siguió aún un poco desconfiado mirando por todos los lados curioso. Cuando entraron en la cocina Shoto le indicó que se sentara en una de las sillas de la mesa, cosa que hizo volviendo a mirar todo lo que le rodeaba.
Shoto rápidamente le preparó algo para comer y un vaso de zumo y se lo sirvió a Deku en la mesa. Al ver la pinta que tenía y el olor que emanaba no pudo evitar fijar sus ojos deseosos de probar un bocado.
Desconfiado por saber si de verdad podía comer aquello, miró inseguro a Shoto, deseando que le diera permiso.
-Adelante, puedes comer todo lo que quieras.
No le bastó más tiempo y comenzó a devorar la comida que tenía en frente. Cada bocado hacía que se saciara como hacía tanto que no lo hacía.
-Y Deku, ¿de qué estabas huyendo?
Tras escuchar a Shoto formular aquella pregunta se tensó un instante. No sabía si era correcto hablar de él con aquel amable sujeto. Dudando quiso contestar, después de haberle ayudado podría confiar en él, ¿no?
-De Kachan.
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Frágil
Fanfiction¿Qué pasaría si logras escapar de tu pesadilla diaria después de tantos años? ¿Y si alguien te ofrece ayuda cuando crees que no puedes confiar en nadie más? ¿Y si el causante de esa pesadilla en la que vives te sigue porque según él te quiere con lo...