Suena la alarma.
Tan pesada e insistente como siempre. Finalmente, lo consigue, me levanto. Me gustaría quedarme un rato más en la cama, pero si me quedo más tiempo llegaré tarde al instituto y no quiero más castigos por ello. Así que me hago la coleta de todos los días, me pongo lo primero que veo en el armario y salgo corriendo sin haber desayunado.
Cuando llego al autobús me pongo a pensar en el sueño que he tenido, cosa extraña porque no suelo recordarlos. La niña de la selva me hace rememorar mi infancia y ello me produce nostalgia y desasosiego, pues pensar en lo que fueron esos días, repletos de buenos recuerdos con mis amigos de entonces, me hace ver lo que han cambiado las cosas. No me siento mal por ello, al final he asumido que las relaciones van cambiando a lo largo del tiempo, algunas perduran y otras, en cambio, parece que nunca existieron. Te encuentras con amigos de la infancia y éstos ni te miran, se han vuelto sin uno saber por qué en unos perfectos desconocidos.
Llego a la última parada, es hora de despertarse de verdad, volver a la realidad, así que bajo del bus para entrar al colegio, en el que tengo amigos, la persona que me gusta, entre otras típicas cosas de instituto, aunque desde que me he despertado siento que me falta algo, o más bien que he perdido algo, y no puedo sacármelo de la cabeza.
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La noche es eterna
FantasiEsta novela cuenta la vida de una chica aparentemente normal, llamada Luna y de 17 años. Lo que sucede es que, como todo ser humano en algun momento de su vida, se siente perdida en el mundo, desorientada y en falta de una brújula que la guíe en su...