"Fuego"

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Recuerdo esa noche lleno de odio, fui llevado a la comandancia donde me interrogaron. Les dije la verdad, Dylan se había vuelto loco. En verdad intente que me creyeran.
El padre de Dylan no tardó en ir a hablar conmigo, dijo que no me encerrarían solo si cambiaba la versión de lo que sucedió aquella noche. Me propuso cambiar mi versión por una en la que un loco nos intentó asaltar, furioso acepte.
Estaba asustado y lleno de dolor.
El oficial de Policía me dijo que no podía acercarme a él pequeño funeral de Diane, recuerdo haberlo visto desde lejos, detrás de un árbol. Mi corazón no dejaba de llorar hasta el momento que todos se fueron.
Me acerqué lentamente a aquel lugar, con una rosa en mi mano y aquella vieja libreta con su nombre, pongo sobre su tumba ambas cosas.

Perdón Diane, Perdóname mi niña. Prometí que no dejaría que nada te pasara. Te fallé. Te amaré siempre mi esposa. Mi vida.— Me levanté y salí de ahí esperando no ser visto por nadie.

(......)

Han pasado algunos días, todos parecen haberse olvidado de lo cruel que fue la vida con Diane.
¿Yo? Yo sigo aquí en mi viejo sillón, emborrachándome a diario y llorando por extrañarla.
No hay forma que pueda ver un futuro ahora que ella se había ido.

A la noche siguiente mientras dormía sentí una sensación extraña en mi cuerpo. La luz de el pasillo se había encendido y escuchaba a alguien llamarme por mi nombre.
Me levanté y seguí aquellos llamados. Mientras caminaba por el pasillo se encendió la luz de la cochera, mis ojos no creían lo que estaban viendo, Había al menos unos 12 galones llenos de gasolina dentro de la cochera.
Un ruido en la sala llamó mi atención, entre el sonido de la estática proveniente de una televisión había una respiración agitada.
No lo podía creer. Era Dylan.
Estaba atado a una silla, tenía una gran cantidad de golpes en el rostro y sangre sobre su playera.
Asustado di unos pasos hacía atrás poniendo mis manos sobre la barra, mi mano quedo sobre una caja de fósforos.
Cuando regresé la vista a donde se encontraba Dylan ahora era distinto.
Estaba sentado completamente atado a aquella silla, pero a su alrededor estaban aquellos galones que había visto en la cochera. El me miraba aterrado sin poder decir nada por aquella atadura en su boca.

De pronto empecé a escuchar ruidos extraños sobre la casa, eran gritos desgarradores y llenos de odio.

En un momento todo se puso obscuro, no veía nada. Mis ojos se cerraron, se sentían pesados, al abrirlos lentamente podía verme a mí dentro de el auto, estaba en la cochera.
En el asiento de a lado tenía unas herramientas y otras cosas.
Rápidamente pensé que todo había sido un sueño, salí de el auto y corrí a la sala.
Dylan seguía allí.
De nuevo empecé a escuchar unas diabólicas risas en la casa, una voz sobre mi hombro me gritaba todo lo que Dylan había echo.
Lleno de odio por recordar lo que había echo fui a donde él y lo golpee hasta el cansancio.
De pronto, supe lo que tenía que hacer.

Hahahaha ¿Qué pasa Dylan? , ¿tienes miedo? Por qué deberías de tenerlo.— Mientras hablaba pasaba sobre su rodilla un cuchillo que había sacado de la cocina.
Entre risas comencé a encajarlo por completo sobre su pierna.
Los gritos desgarradores de Dylan dejaban sentir su gran dolor.
Empecé a tararear aquella canción que solía cantar Diane mientras vaciaba en el suelo y sobre Dylan varios de los galones que estaban en la habitación.

Vas a morir Dylan. Será lento y doloroso, como lo fue para ella...y para mí.— Hice una pausa mientras sacaba mi teléfono y marcaba a la policía. —pero, invitemos a tu padre a la fiesta ¿qué te parece?— puse el teléfono en sus piernas para que él fuera el que hablará.

—Policía de la ciud....—

—Escúcheme bien, necesito ayuda. Mi nombre es Dylan Marsh mi padre es el jefe de la policía. Estoy en la casa de Evan Torrance, se a vuelto loco y quiere matar....— Le arrebate el teléfono mientras reía por su cara aterrada. Después lo aventé contra la pared.

—Es gracioso, estas aterrado. Pero es momento de empezar a jugar— Saqué de mi bolso aquellos fósforos y entre risas encendí uno para después lanzarlo al suelo.
Casi al instante el suelo se convertía en un mar de fuego.
Los galones empezaron a estallar encendiendo sillones, cortinas y paredes.
El fuego empezó a tocar los pies de Dylan, y al estar bañado en gasolina rápidamente su cuerpo comenzó a quemarse sobre esa silla.
Yo solo observaba.
Sus gritos se escuchaban por toda la casa.

(...)
El oficial William, padre de Dylan duerme hasta que una llamada lo despierta, mientras escucha la voz tras el teléfono su rostro se torna pálido. Su esposa lo sujeta de el hombro confundida por su rostro de terror. Rápidamente sale de la cama y comienza a vestirse.
Le da un pequeño resumen de lo que sucede a la madre de Dylan cosa que la hace estremecer.
Sale a toda prisa de su casa y entra al auto, apenas enciende el auto este se convierte en una bola de fuego que explota con el adentro.

(...)

Estoy de rodillas en la sala viendo como el cuerpo de Dylan se mueve desesperado mientras el fuego lo consume, las cortinas detrás de mí caen envueltas en llamas.
Cada rincón de la casa está siendo alcanzado por el fuego.
Mi pantalón empieza a encenderse, en tan sólo segundos la mitad de mi cuerpo ya se a encendido.
Yo solamente abrazo una fotografía de Diane contra mi pecho y cierro mis ojos.
Después de esto solo tengo pequeños destellos de recuerdos sobre lo que sucedió.

Escucho ruidos como de bomberos y policías afuera.

Veo un montón de luces entrando por las ventanas.

Escucho un gran golpe que tumba la puerta frente a mí y entran algunos oficiales con armas apuntando las luces en la obscuridad hacia mi.

Arrastran mi cuerpo hacia afuera mientras los bomberos intentan apagar el fuego.

Cubren mi cuerpo con una sabana húmeda que hace sentir un gran dolor en mi lado izquierdo de el cuerpo.

Después todo está obscuro y siento apagarse mi cuerpo.
Todo se había acabado.
Había perdido al amor de mi vida, Dylan estaba muerto al igual que si padre y mi casa estaba totalmente destruida.

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