Capítulo 7

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Fue a clases ese día. Aun sin haber podido dormir nada se había levantado de la cama, se lavó los dientes, tomó una ducha, se vistió con su uniforme colegial, se peinó y visualizó las ojeras que se comenzaban a ver en sus ojos, no podía hacer nada para quitarlas, pero las disimuló un poco con maquillaje, ese día se puso bajo su falda unas medias aún más largas de lo común para ocultar sus raspones en las rodillas. Bajó al comedor y vio un plato con su desayuno, su madre se lo había preparado, ella fue directo a la mesa y se sentó a comer sus pancakes y crepes, cuando su madre se acercó por detrás con café a ella le sorprendió, hacía mucho tiempo que no se tomaba aquella molestia por su hija; se sentó en la silla del frente.

-Valentina, sé que no he sido la mejor madre del mundo, pero me gustaría saber qué te pasó anoche, no te había visto romper en llanto de esa manera entrando a la casa, algo ocurrió allá afuera, ¿qué sucedió? ¿Por qué no llegaste con Tormenta? Y no creas que no vi los raspones de tus rodillas.

Valentina dejó a un lado su café luego de un sorbo, respiró y miró a su madre a la cara.

-No pasó nada mamá, solo es que me caí en el parque y me raspé, y Tormenta salió corriendo cuando comenzó a llover. –Le respondió-.

-¿Y por eso llegaste aquí así, llorando y devastada? –La pelirroja apartó su mirada- mira tus ojos, no pudiste dormir anoche, esas ojeras delatan que ocultas algo. Puedo ayudarte –Le agarró la cara para que la mirara- sabes que cuentas conmigo.

Valentina tragó saliva para no llorar nuevamente y suavemente apartó la mano de su madre de su rostro.

-Lloré toda la noche porque Tormenta está muerto, fue arroyado por un auto en un cruce, fue mi culpa... -Varios sentimientos encontrados se apoderaron de ella y dejó salir lo que pasó por su cabeza en el momento- y era más mi familia que tú y mi papá, ¿cómo puedes decirme que cuento contigo cuando lo único que te importa eres tú misma? A veces sinceramente no pareces mi madre. Y gracias por el desayuno pero no me comprarás con esto, mamá.

Se puso de pie, agarró su mochila y alisando su uniforme con las manos abrió la puerta principal. No se había despedido de su hermanito como siempre, pero no quiso devolverse, y supuso que seguiría dormido.

-Y dile a mi papá que no se preocupe en buscarme, ya estoy bastante acostumbrada a venir sola cuando él se olvida de mí. –Dijo sin voltear-.

-¡Valentina! –Le gritó su madre desde la mesa- ¡vuelve aquí en este mismo momento señorita!

Pero ella no hizo caso, salió y trancó la puerta tras ella. La muerte de Tormenta no solo la destrozó en tristeza y dolor, sino que también provocó un resentimiento en su interior, y parte de ese resentimiento era hacia ella misma.

Llegó a clases y entró sin mirar a ninguno de sus compañeros presentes, iba seria, sin ninguna expresión en su rostro, todos ahí se la quedaron viendo y ella no les dio la más mínima importancia.

-Vaya vaya miren quien llegó ya, la pequeña zorrita White –Dijo en voz alta Phil, el compañero obeso de la chica, pero ella no le prestó nada de atención-.

-Oye Valentina –La llamó Yara sentada sobre el escritorio del profesor junto a Alice, Malena y Dairys; esta última se puso de pie y se acercó a Valentina mientras Yara hablaba- ¿en qué te metiste esta vez? Recuerdo haberte visto anoche corriendo como una lunática por la calle, casi me tumbaste en tu persecución con unos hombres que te querían atrapar.

Como Valentina no le hizo caso y solo veía hacia la ventana y luego a su cuaderno, donde estaba dibujando algo, Dairys quien ya estaba junto a ella le arrancó de la mano derecha su cuaderno y se apresuró a donde sus amigas.

La Puerta De Los SueñosWhere stories live. Discover now