I am weird

🍃

Jessica.

2:34 P.M del otro día.

Rosa me había dejado en medio de la calle, gritando y llorando. Lo sé me equivoque pero estaba tan enfadada, lo único que paso por mi mente fue darle celos para que saliera a bailar conmigo. Mala idea.
Se que ella es muy sobreprotectora y algo...posesiva. La quiero y no me gusta que se sienta mal por tonterías mías.
La he llamado 32 veces y le enviado 21 mensajes. Ninguno con respuesta, nisiquiera los ve. Estoy desesperada, me siento tan culpable.

Salí de mi casa corriendo, iba a pedir una disculpa y decirle muchas veces que la quería. Que la necesitaba.

Llegue, su abuela me recibió, algo seria. A ella le cuesta un poco saber que su nieta es bisexual y tiene novia. Salude a los demás presentes y después pregunte por ella, su hermano me dijo que estaba en su habitación, agradecí y entré, toque y ella me abrió.
Sus ojos estaban rodeados por ojeras, su cabello despeinado y humedo, sus labios rojos e hinchados. Acababa de ducharse.
Me miro sería, de pie sin ningún tipo de emoción en sus ojos café. Observé más en ella y llevaba una camisa manga larga color negro al igual que unos pantalones chándal del mismo color y con calcetines rojos.
Ella seguía parada ahí, esperando algo de parte mía y yo sólo estaba estática, tenía miedo.
Su gran estatura me intimidaba, sus ojos café me quemaban y su aroma a cigarrillos y fresa me hipnotizaba. Era una mujer llena de elegancia con una mirada profunda y arrogante, llena de odio y a la vez alegría.

-¿Está mal no sentir amor por mi propia madre?- pregunto la morena a Jessica.
-No se que contestarte...-la miro apenada.

Rosa...Rosa es una mezcla tan entraña...que la hace verse superior a los demás.
Odio, amor, lágrimas, carcajadas, ansiedad, sonrisas, soledad, compañía...es tan extraña, tan diferente a los demás que me siento privilegiada de poder ser algo importante en su vida.

-¿Esta mal no poder reconocer a tu propio padre como tu padre?- pregunto a la nada y la chica de ojos cielo le contestó- yo no tengo papá, él nos abandonó cuando yo tenía 12 y Angie 2 así que no, no estuvo contigo, no puedes verlo de la misma manera que cuando eras una niña y él no estaba presenté...no te culpes por cosas que tú no ocasionaste- le acarició la mejilla mientras le regalaba una sonrisa llena de amor y...compresión.

-Rosa...-susurre y ella me interrumpió- no quiero hablar contigo, no quiero escuchar tus estúpidas disculpas. No quiero- me miro seria y yo sólo agache la mirada, estaba tan avergonzada y decepcionada de mi misma. -Rosa, por favor escuchame- suplique- enserio, yo...yo sólo intentaba hacerte sentir celos para que bailaras conmigo...perdoname, por favor, no tenía ninguna intención de lastimarte o enfurecerte...sólo quería que bailaras conmigo...perdo...-nuevamente fui interrumpida- Jessica. Estas hablando con la persona más desconfiada del mundo, no sé si volver a confiar en ti, en tu palabra...porque me fallaste una vez...¿cuantas veces más faltan?- esa pregunta me ofendió, ¿qué insinuaba? ¿Qué era una cualquiera?. -¿¡Que estas insinuando!? - grité muy molesta- oye, deja de gritar, no estoy insinuando nada, sólo que eres muy torpe como todo el mundo y no se dan cuanta de sus actos- habló tranquila y rodó los ojos fastidiada - ¿torpe? ¿no me doy cuenta de mis actos? - hable incrédula y sorprendida de sus palabras- si, eso eres. Como diablos no te pudiste dar cuenta que estabas bailando con otra persona que no soy yo y en mi cara, no puedo tragarme el cuento de "sólo eran celos para que salieras a bailar conmigo", estas loca, yo no estoy retrasada como los demás en este maldito mundo que todo se lo creen. Ahora si me puedes hacer el favor de salir de mi casa, sería encantador, cuando analizes lo que hiciste háblame- me hablaba tan tranquila pero llena de cinismo e egocentrismo.
Me tomó fuerte del hombro y me comenzó a empujar levemente fuera de su casa, cuando llegamos a la sala donde estaba su familia charlando, me solté de forma brusca, ella me tomo nuevamente del brazo con más fuerza dejando su mano marcada, abrió la puerta y me lanzó, literalmente fuera de ahí, su familia nos observaba en silencio y sorprendida. Estaba tan avergonzada, ella sólo me dijo antes cerrarme la puerta en el rostro -"Todo el mundo es una mierda, no confíes en nadie"- y cerró.
Comencé a llorar, lo había arruidanado, aún que me sorprendió mucho que ella no llorara, ni gritara ni nada que alguien "normal" haría.
Baje las escaleras de su casa lentamente y mi llanto se volvió más fuerte, ¡que maldita decepción soy!. Ella ya no me va a seguir amando.