En un mundo donde la Era de la Piratería está en su auge máximo, dos jóvenes se embarcan en busca de aventuras en el basto mar azul con el que soñaban noche tras noche.
Iniciando gracias a un pequeño mapa en una botella que oculta un gran secreto so...
Y bajo la luz del medio día, un dúo de espadas eran alzadas con el filo hacia el cielo por convicción y bajadas al enemigo por confrontación.
No era la primera vez que una fiera batalla se llevaba a cabo en las cercanías del muelle en el pequeño pueblo de Clover, el cuál destacaba siempre por su tierra fértil, rica en verdeo y la exportación de pescado fresco en buques comerciales.
Para Clover el centro de su actividad era siempre la comercialización, de manera a que contaba con numerosos buques pesqueros de vela anclados al muelle, una gran herrería en la costa y un basto mercado en el centro del pueblo.
Se sabía que Clover era lugar de anclaje en gran medida por barcos mercantes, sin embargo, en tiempos de vid, eran también recurridos por aquellos que podían considerarse una abominación del mundo y un peligro mortal en altamar.
Piratas.
Su sólo nombre y ondulante bandera causaban temor tanto en los mares como en los pueblos costeros, ellos, hombres de guerra y fuerza eran símbolo de violaciones en la ley, robo, zaqueo y destrucción de todo barco o ciudad que se cruzara en su camino.
Pero a diferencia de todo blanco fácil para el zaqueo, Clover, nunca había sido atacado por piratas pues sus fértiles tierras producían el fino vino más codiciado por cualquier pirata, hombre y marinero, de manera a que no sólo aquél pequeño pueblo en isla se hallaba protegido por su vino, sino que también, la llegada de aquellos buques de terror significaban altas ventas y grandes riquezas de comercialización.
Pero nunca faltaría quién sacase provecho de tanta prosperidad y se lanzase a una fría batalla por la conquista.
-¡Yo seré el primero en cruzar el Sonĝo maro y de tener al pueblo bajo mis pies!- La misma voz masculina fué alzada de vuelta.
Mientras la pulida y fina hoja de espada era bajada hacia su adversario.
-¡De ninguna manera!, ¡Te derrotaré y probaré que yo también puedo ser fuerte!.- Su contraparte, una voz femenina, finalmente se dejó oír.
Junto a un eco de espadas al ser chocadas con fuerza.
Hasta que,
-Poll y Vio, dejen de jugar y regresen a la casa que la cena ya está lista.- Una madura y fémina voz pronto interrumpió la feroz batalla.
En aquél momento un suspiro pesado abandonó los cuerpos de los grandes combatientes que eran en realidad, pequeños niños de nueve y trece años, siendo la niña, la menor de los dos.