—Paulo Dybala.
Hizo una pausa y después de unos minutos siguió hablando.
—Un jugador de fútbol conocido a nivel mundial, Fiamma. ¿Sabés los beneficios que te puede traer? A vos y a él, en realidad.
—Ya te dije, no me interesa. No quiero tener una relación con un jugador de fútbol y menos si es por un contrato—le hablé a mi mánager, Emanuel.
—Es una gran oportunidad. Te voy a dejar una copia del contrato para que lo leas y te lo replantees—finalizó y dejó un papel sobre la mesa de la sala principal de mi departamento.
Lo vi salir y suspiré con frustración. Hace unos días me había comentado algo sobre un contrato con un jugador de fútbol, pero no me había imaginado que iba a ser algo como esto y tampoco que ese jugador era Paulo Dybala, quien juega en la Juventus en Italia.
Yo estoy viviendo en Los Ángeles hace 2 años, pero en realidad soy de Argentina. Allá estudié modelaje y me mudé. Obviamente me costó, aunque de vez en cuando, cuando tengo tiempo libre, viajo para visitar a mi familia y amigos.
En fin, me puse a leer la copia y habían cosas que me convencían pero otras que no. Lo bueno de esto era que yo podía crecer aún más como modelo, lo de él digamos que no me importaba mucho. No sabía que hacer, porque como dijo Ema, esto tenía sus beneficios. Pero iba a ser algo difícil.
¿Qué puedo hacer?
(...)
—¿Qué vas a hacer al final?—me pregunta Emanuel, mientras se sienta en su escritorio y me mira.
—Te juro que estuve pensando toda la noche sobre el tema—hablé, cruzándome de brazos—, y no sé si lo voy a hacer, Ema. Esto implica muchas cosas, además no conozco demasiado a Paulo, solo lo he visto una sola vez en una fiesta o en revistas y en internet.
—Pero tendrías que pensar en las cosas buenas que te va a traer en tu carrera, Fiamma. Igual tenés razón en eso de que no se conocen mucho. De todas formas, mañana a primera hora Paulo va a estar acá así hablamos un poco sobre todo esto—me dice y lo miro un poco cansada.
—Creo que no te he dicho que sí.
—Pero tampoco que no—retrucó, acercándose a mí—. Por favor, mañana después de la sesión de fotos que tenés acercate hasta acá, no te va a costar nada. Es solamente para conversar.
Suspiré y asentí, pero la decisión no estaba tomada, todavía.
