09

2.2K 120 4
                                        

La sesión de fotos había ido muy bien. Las personas eran demasiado agradables y atentas conmigo, algo que me gustó, ya que en algunas otras revistas la gente no era tan así.

En estos momentos estaba terminando de guardar las cosas para poder ir a mi departamento, no tenía otra cosa que hacer. Planeaba quedarme ahí y ver alguna serie. Era viernes, pero no me gustaba demasiado salir de noche a los lugares de la ciudad, por ahí era peligroso.

Por esas razones extrañaba Argentina, podía salir todos los fines de semana con mis amigas sin algún problema y divertirme. En cambio, acá en Los Ángeles estaba sola. No tenía más que algunas chicas que solo eran conocidas por haber trabajado juntas en alguna que otra revista, nada más. Otro de los tantos motivos para querer volverme, pero no podía. O al menos ahora no.

Una vez que ya tenía todas mis cosas en el bolso, saludé a todos y salí para buscar algún taxi. Eso era lo que tenía pensado, pero me sorprendí cuando vi el auto de Paulo estacionado frente a mí.

Por unos minutos permanecí en mi lugar hasta que lo vi bajarse. Llevaba unos jeans negros junto con una remera blanca, se veía tan lindo. Llevaba un reloj y unos lentes negros. Como yo no hice nada, se acercó hasta donde estaba y me saludó con el típico beso en el cachete.

—Perdón si no te avisé que iba a venir a buscarte—habló y me hizo una seña para que caminemos hasta el auto—. Lo que pasa es que le pregunté a Emanuel donde estabas y me dijo que acá y bueno, quise venir a buscarte.

Hizo una pausa y lo miré de nuevo una vez que los dos subimos al auto.

—Además quería que me acompañes hasta el aeropuerto.

—¿Hasta el aeropuerto?—pregunté, confundida.

—Si, hoy me vuelvo para Italia—me explicó.

Suspiré, no quería que se vaya. Tengo que admitir que lo iba a extrañar. Estos días como que me había acostumbrado un poco a su presencia y en algunas ocasiones me hacía sentir menos sola en esta ciudad. Pero era obvio, no se iba a quedar muchos días acá.

—No pensé que te ibas hoy—le dije, acomodándome en mi asiento y mirando por la ventana. El sol estaba demasiado radiante y había mucha gente por las calles y también en las veredas.

—Yo tampoco. Tenía planeado quedarme al menos dos o quizás tres días más, pero me surgieron algunas cosas allá—hizo una mueca y me sonrió.

Hubo un pequeño silencio donde al parecer los dos pensábamos.

—Igual sabés que vos podés ir a verme allá, ¿no?—habla y le sonrío.

—Si, lo sé y después quizás vaya. Pero vos también tendrías que venir de nuevo.

—Cuando me desocupe un poco por todo lo del fútbol voy a venir, me divierto con vos—dice y no pude evitar sonreír de nuevo—. Además, acordate que también tenemos que estar en contacto por todo esto del... contrato.

Los dos hicimos una cara de incomodidad y Paulo siguió manejando hasta que llegamos al gran aeropuerto de Los Ángeles. 

¿Como era que estando con él me olvidaba completamente del contrato y de todas esas cosas de aquel trabajo? Era difícil de explicarlo. Me olvidaba de que todo esto era por eso. Y no tenía que ser así.  




contract. {paulo dybala}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora