·Capítulo 1·

28 3 0
                                    

El día que me enamoré de Seokjin fue el menos indicado. Todo, absolutamente todo, iba mal (o tal vez es una pequeña exageración)

Tenía demasiadas pruebas en el colegio, me sentía tan estresada que iba a llorar. La biblioteca tampoco parecía el mejor lugar para estudiar en ese momento porque todo el alumnado estaba como yo y la energía del ambiente no era nada linda.

Decidí salir al patio, un poco de aire fresco no me vendría nada mal. Pude ver a lo lejos al equipo de voley practicando en la cancha. Mientras los observaba deseaba ser uno de ellos se veían tan relajados además de ser hermosos. Era una gran vista pero llegó una pelota a mi cabeza para interrumpirme.

– ¡Perdón! – dijo una voz masculina acercándose – ¿Estás bien?

Levanté la cabeza para insultarlo, pero en sus ojos en serio se notaba la preocupación y me detuve – Sí, estoy bien – sonreí – no te preocupes.

– Me siento muy mal por esto ¿Cómo te lo puedo compensar?

–¿Qué? No te hagas problema, no hace falta.

– Insisto – tomó mis dos manos entre las suyas. Sentí el calor de mis mejillas aumentar cada vez más – ¡Ya sé! Te compraré el almuerzo. Soy Kim Nanjoon ¿Y tu nombre?

– S-soy Candela Ibarra – puso cara de confusión al oírlo – soy extrajera.

– Ohhh pues un gusto – hizo una reverencia mientras me soltaba – debo volver al juego, nos vemos en el comedor.

Y se fue como llegó, de la nada. La cabeza me dolía como si en vez de una pelota me hubiese caído un ladrillo pero nada que no se puediese soportar.

Busqué hielo en la cocina y volví a mis estudios. Pero, llegó mi único e inigualable mejor amigo, Kim Taehyung.

– Hola linda – me dió un beso en la mejilla – ¿Cómo van esos estudios?

– De la mierda, como todo – dije ya irritada.

– Cálmate mujer – observó el hielo en mi frente – ¿Qué te pasó ahí?

– Un tal Kim Namjoon me golpeó con la pelota de voley pero no es nada. Además, me dará el almuerzo.

– ¿En serio? Wow, con lo caro que suele estar y te va a pagar uno – dijo riendo – bueno, tengo taller de música en un rato. Nos vemos después del almuerzo y me cuentas que tal todo.

🐑

–¡Candela! – volteé al oír la voz de Namjoon, que venía con otros dos chicos – Bueno, vamos a almorzar – sonrió dejando ver sus hermosos hoyuelos – Ellos son mis amigos del equipo, Seokjin y Jungkook.

Y quién hubiera dicho que yo, Candela Ibarra, iba a estar rodeada de tres hermosuras al mismo tiempo. Gracias por este bello regalo universo.

Durante todo el almuerzo, Seokjin me estuvo observando mientras yo charlaba con Namjoon y Jungkook tratando de ignorarlo. Bien, no era tarea fácil. Esos ojos negros me atrapaban e incomodaban a la vez.

– Ya ¿Tengo algo en el rostro? – pregunté tratando de sonar lo menos nerviosa posible.

– Sip – respondió y acercó su dedo quitando un resto de comida de la comisura de mi labio. No podía sentirme más avergonzada.

– ¡Hola! – sentí a mis espaldas. Claramente, esa voz grave era solo de Taehyung – ¿Ya me cambiaste?

– Hey, Tae – saludó Jungkook extendiendo su mano.

– ¡Mi Kook! ¿Cómo estás lindo conejito? – Taehyung se sentó a su lado y rodeó sus hombros, lo que al resto nos pareció algo raro.

– ¿Se conocen? – preguntó Nam extrañado.

Jungkook asintió – Tae y yo vamos juntos a Francés por las tardes. ¿No es así, Mon Ami?

Oui oui. En fin, debo irme ya a clase de música. Nos vemos

– Te acompaño, después de todo ya tengo que ir a ducharme – dijo Kook poniéndose de pie y saludando a sus amigos – Fue un placer, Cande, espero volver a verte – y así el par se alejó.

– ¿No te parece raro, Nam? Pensé que Jungkook no era tan abierto junto a sus amigos. Pero, me alegra que haya conseguido uno. Deberías ser su amiga, Candela – sugirió Seokjin.

– No soy una persona que se identifica por ser muy sociable.

– Kook tampoco – agregó Nam – aunque no debes si no quieres.

Me encogí de hombros – Ni siquiera le conozco. O a ustedes.

– ¿Estás sugiriendo que nos sigamos viendo? – dijo Jin sonriendo.

– No fue lo que dije.

– Lástima, realmente me gustaría conocerte. Bueno, otro día será ¿Vamos Nam? Tenemos clases de matemática.

– Oh sí, lo había olvidado. Bueno – tomó sus cosas – espero que hasta pronto Candela.

– Lo mismo digo Nam.

Este comenzó a dirigirse a la salida mientras Jin me saludaba con su peculiar mano y me guiñaba un ojo.

🐑

Llegué a la casa en la que vivía con mi abuela. Agotada, lo primero que hice fue tirarme en el sofá y prender el televisor.

– Hola Cande – mi abuela besó mi frente – ¿Qué tal los exámenes?

– Bien – sonreí – hoy hice nuevos amigos – Mi abuela parecía sorprendida al oír eso – y muy guapos.

Y desde ese día, no dejo de pensar en Seokjin. Comenzamos a compartir la hora del almuerzo y a conocernos mejor, y a pesar de que llevamos tan solo un mes hablando ya siento que es para mí.

Los micrófonosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora