· Capítulo 4 ·

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– ¿De qué? – dije algo tosca.

– ¿Por qué te fuiste así de casa? – dijo algo apenado – ¿Fue por Brisa? – bajé la mirada, no quería contestar porque era obvio que sí. Lo escuché reír a mí lado – Eres tan tierna.

– ¿Qué? No juegues así conmigo.

– ¡Brisa no es mi novia! – rio – No me dejaste ni explicarte.

Estaba roja como un tomate por la vergüenza, soy una tonta – Lo lamento mucho Jin, soy una idiota.

Antes de que Jin pudiera decir algo, tocaron timbre y él fue a abrir, parecía conocer bien la casa de Nam.

– ¡Qué empiece la fiesta – esa voz... ¿Hobi? – Ah, pero si esto está más aburrido que ver una partida de ajedrez – Y recordé que salía en la foto de perfil de Jin.

– Ya Hobi, pasa que nosotros somos muy divertidos – dijo Jimin.

– ¿Chicos? – ambos me observaron.

– ¿Cande? Te ves muyyy linda – dijo Jimin – ¿Qué haces aquí?

– Soy la esposa de Nam, vivo aquí – hice ese comentario a propósito. Quería provocar celos en Jin y la cara de sorpresa del resto fue muy graciosa.

– ¿Entonces él te rompió el corazón hace un rato? – preguntó Hobi.

– Cállate – lo fulminé con la mirada

– ¿Trajeron algo de beber? – preguntó el silencioso Yoongi.

– Sabes que sí querido – dijo Jimin sacando un par de botellas de su mochila.

Y nos descontrolamos.

🐑

Al día siguiente me desperté con un gran dolor de cabeza. Observé a mí alrededor. Nam estaba dormido en el suelo, Yoongi en el sofá cama entre Jimin y Hoseok, no había rastro de Kook ni Taehyung, y por último estaba yo con Jin abrazando mí cintura en el sofá pequeño. Era capaz de quedarme allí para siempre. Pero debía mear.

Saqué la mano de Jin de mi cuerpo y me dirigí al baño. Me miré en el espejo, parecía un panda con todo el maquillaje corrido.

Miré en las habitaciones, no había rastro de sus padres por lo que la parejita predilecta estaba compartiendo cama en su habitación. Después me fui a la cocina para buscar algo de provisiones, hasta que sentí una voz detrás.

– ¿Qué haces? – salte del susto y volteé para encontrarme con Yoongi – ¿Husmeando?

– Sí, el señor barriga pide comida.

– Haré el desayuno, puedes seguir descansando – sonaba frío pero gentil.

– Tranquilo, te ayudo.

Así comencé a hablar con Yoongi. Al principio permanecimos en silencio. Después él me preguntó si iba al colegio de los chicos y dije que sí.

– Yo también voy – aclaró – Sólo que me la paso en la biblioteca.

– ¿También haces voley? – pregunté, y negó.

– Yo tomó las clases de música, con Taehyung ¿Eres su mejor amiga, no?

– Sí, conozco a ese engendro hace mucho tiempo – río por el apodo – ¿Eres su amigo?

Los micrófonosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora