Capítulo 1 - La gestación del sueño

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Melisa es una niña crecida en los brazos y cuidados de un padre músico que le heredó el gusto por el arte, en especial la buena música. Su corazón dio un salto cuando se enteró que iban a abrir un casting para participar en una de sus bandas favoritas. Estaba en un taxi volviendo a su casa en una noche lluviosa después de un largo día. El hombre que hablaba en la radio dentro del taxi había anunciado con entusiasmo y grandeza las audiciones de la banda Soda Stereo. La chica soltó un pequeño grito ahogado y miró hacia el frente fijamente por unos instantes mientras que el taxista que era un hombre mayor sólo la miro de reojo con el ceño fruncido y luego en un pequeño intento mental recordó de quienes estaban hablando.

—¿Y va a participar de las audiciones señorita?

—No se...Quiero pero, ¿y si no vale la pena?

—Mirá, si hay algo que no vale la pena..Te lo digo por experiencia eh, es no intentarlo. Vos anda y da lo mejor, si te va bien, buenísimo y si no al menos te hiciste conocer y los tuviste cerca...Haceme caso.

Melisa se quedó meditándolo unos momentos y luego le respondió con una sonrisa.

—Gracias...Sí, creo que participare...

—¡Me alegro, mejor de las suertes!

—Gracias...- Dijo con una sonrisa plena.

Después de veinte minutos de silenciosas expectativas por parte de Melisa, aun que no fuera su principal lugar de destino, le dijo al taxista que se detuviera. El taxi obedeció en frente de una casa con un jardín muy pequeño que vio salir del taxi a Meli mientras saludaba amablemente al taxista que retomaba su camino.

Corrió con cierto cuidado para no resbalar por la lluvia que seguía cayendo continuamente.

—¡Agus! ¡Agustín ya llegué!

Le exclamaba a su novio de hace más de un año.

Melisa quién no paraba de sonreír y tenía sus mejillas encendidas de un tierno rosa, miró la ventana del piso de arriba y vio la luz prendida, de hecho escuchó que música provenía de ahí, a pesar de que las gotas seguían resonando en el techo de la casa.

De reojo notó que la puerta estaba entre abierta, cómo sabía que sus padres nunca estaban y ya lo ha sorprendido antes sin que él se molestara decidió pasar tranquilamente.

Al entrar subió desenfrenadamente las escaleras. La música la sentía bastante fuerte ya desde afuera por lo que su novio no oía nada. Al llegar al primer piso se relajó un poco y tomó aire para sorprender a Agustín con la noticia de que iba a participar en el casting, pero antes de soltar el aire notó que la puerta estaba entre abierta cómo la de abajo y en una fracción de segundo vio a su novio con una chica pelirroja que ella no conocía, ambos en ropa interior, casi devorándose, a punto de coger sobre el escritorio.

Melisa sintió algo horrible y repentino en su pecho y sintió como si todo se detuviera un momento...Sus ojos sin previo aviso se llenaron de diluvios ya que gotas gruesas empezaron a resbalar por sus mejillas. Finalmente dejó soltar en gritos ese respiro que comenzó siendo causa de felicidad y emoción y ahora era motivo de tristeza y enojo.

—¿¡¡QUE CARAJO ESTA PASANDO ACÁ!!?—Gritó abriendo la puerta casi para romperla.

El grito sonó más fuerte que la música y que la tormenta misma, lo que produjo que la pelirroja de conjunto rojo y Agustín dieran un buen salto.

El chico cuando se percató de lo que estaba sucediendo pareció morirse por un segundo, su piel se tornó blanco papel y parecía que no podía respirar ni emular sonido. La chica se quedó boquiabierta y se separó precipitadamente de su amante sin saber a dónde mirar. Melisa parecía que se le iba a explotar una vena, miraba a Agustín a los ojos como si lo estuviera taladrando.

—¡S-SOS UN HIJO DE PUTA!...¡¡AGUS...YO TE AMABA FORRO DE MIERDA..!! Yo....—Melisa sentía que iba a desmayarse, pero en lugar de eso pasó a sentirse más triste que enojada por que pareció debilitarse y volver a romper en llanto. Decidió entrar bien en el cuarto y agarrar en medio de cortinas de agua salada algunas pertenencias suyas, mientras los dos muchachos la observaban en total shock. Salió con paso firme cuando terminó de juntar todo y salió corriendo de la casa sin cerrar la puerta. Corrió durante una cuadra en la lluvia que de alguna forma irónica estaba parando. Al llegar a la otra cuadra se sentó en un escalón para seguir llorando desconsoladamente. Tenía una mezcla de sentimientos impresionante, rabia, tristeza, nostalgia, arrepentimiento, etc.

—¿¡¡Cómo mierda fui tan pelotuda!!?

Se gritó a ella misma mirando hacia el cielo cómo buscando una respuesta en medio de la llovizna, buscó en su saco para ver si tenía algún cigarrillo pero los que le quedaban se habían mojado tanto hasta deshacerse, así que solo insultó para sus adentros y dejó su cabeza agachada en medio de sus rodillas sujetando bien sus piernas al cuerpo. Se sentía la humillación más grande del mundo, mientras que una camioneta negra pasaba en frente de ella pero se detuvo a unos metros a causa del semáforo.

—Che, miren a esa chica...—Sugirió Zeta que miraba para atrás tratando de esforzarse por verla.

—No deberíamos ver si necesita ayuda?

Charly y Gustavo se miraron.

—Chicos les recomiendo que ahora se apresuren para donde tienen que ir, ya es muy tarde. Posiblemente sólo tenía sueño y está esperando a alguien. Además si nos detenemos mucho tiempo en un lugar ya saben que pasa.— Les sugirió el chofer.

Zeta miró a Gustavo y el levantó las cejas imitando a su compañero de ver por la ventana trasera. Cuando el semáforo se puso en verde, Gustavo se enderezó y el auto continuó con su rumbo alejándose de Melisa. Sin si quiera ella saber quien la había visto hasta hace unos segundos.

Una vida Stereo - FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora