Mi rutina diaria era levantarme desayunar con mi madre estudiar y salir a divertirme extrañamente ese mismo día quise dibujar, no quería salir, (cosa que era raro) todos mis amigos jugaban con la pelota, otros a la cuerda en fin solo quería dibujar, en nuestra pequeña comunidad, rara vez teníamos luz, no porque no pudiéramos crearla, sino, que es un método de sobrevivencia, nuestra casas hacen un perfecto camuflaje con la arena y en cuanto a nuestra ropa y comida nos acoplamos a lo que hay o un grupo de personas van de caza, lo que es de uno, es de todos así es como tengo amigos, casi siempre hacemos todos, casi todos somos de la misma edad por lo que nuestros gustos eran similares, pero hoy no, hoy me sentía inspirada, tome mi cuaderno mi lápiz electrónico y empecé a dibujar, unos minutos más tarde oí una voz de un niño, la verdad era voz de un niño maduro una voz encantadora.
- pero... ¿qué estás haciendo? Dijo con asombro casi asustado.
- me quede perpleja
- dibujar. - conteste
- obviamente que si me refiero que ¿porque no... te diviertes con los demás?
- porque estoy dibujando, respondí.
- ¡¿por qué?! ¿No quieres jugar con los demás? ¿Eres antisocial?
- ¿qué? ¿Yo antisocial? ¡Qué te pasa! Yo jamás... solo quiero dibujar eso es todo.
- ¡eres extraña!
- y tu raro por preguntar cosas que no te interesan... - me observo extrañado y me dijo tan sereno y calmado.
- sí, tienes razón, no me interesa.
- si eso decía yo. -dije muy molesta.
A pesar de ser pequeña y conocer y compartir la mayoría de cosas en nuestra comunidad, al momento de ir de caza, casi siempre rescataban a alguien por lo que no era algo anormal no conocer a los nuevos, mama decía que no debía mirar a nadie de forma extraña no importa como luzca o hable así que no me importo entablar una conversación con este chico... bueno, si es que a eso podía catalogarla como conversación.
Esperé que se diera la media vuelta y se fuera, pero se quedó allí observándome estaba a punto de gritarle que se fuera cuando me di cuenta que mi madre estaba atrás de mí y le dijo ¿quieres entrar a mi casa a comer? Me había quedado estupefacta, no comprendía como mi madre podía invitar a alguien que para empezar había molestado mi tranquilidad e inspiración para dibujar y segundo me observaba de manera extraña, quería decirle a mi madre que no lo invitara que mejor lo alejara de mi presencia, era muy exagerada en ese entonces, pero mi madre solo me sonreía con esas sonrisas segadoras y llenas de amor y amabilidad, el quedo pensativo y un momento después expreso -no debo, pero tengo curiosidad.
¿Qué clase de respuesta normal era esa? Pensé, estaba loco porque no simplemente dijo si o mejor hubiese dicho que no, en ese instante jamás me imaginaba que este simple hecho iba cambiar todo.
Una vez dentro de la casa, mi mama me sirvió mi cena, ya era algo tarde, a él le dio una gran porción de carne cruda y jugosa, pensé que me iba resultar asqueroso, pero en realidad me gusto el olor y no se veía del todo mal. Y dije.
- ¿Qué es eso mama?
- comida mi niña.
- sí, pero ¿qué es? Se ve algo extraño, pero huele bien. Mi madre se rio algo exagerado para lo que esperaba.
- tú también lo comerás cuando estés más grande. - Me frustre y lo mire a él y le dije ¿cuántos años tienes tu?
- ¿no deberías preguntar su nombre primero? –dijo mi madre.
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ESPECIES
Science FictionY si el amor decide jugar conmigo, yo pondré las reglas del juego