- no es justo, bájame. - chille entre carcajadas, en esos años Eriol había estado entrenándome y siempre era no muy lejos de la casita, Eriol me había enseñado muchas técnicas para defenderme, pero como siempre él era mucho más fuerte y ágilmente me ganaba y al tener su triunfo se volvía juguetón,
Teníamos un trato entre nosotros, siempre cumplir los deseos de ganado cosa que me parecía injusto pues siempre me hacía perder.
- no, ¿porque debería?, perdiste.
- al menos déjame ir caminando.
- Mmm... No quiero.
- me vas a hacer pasar vergüenza. - estallo en una carcajada de risas.
- ¿yo te avergüenzo?
- no.- susurre avergonzada
- el que gana hace lo que quiere y yo gane. - menciono de forma triunfante y animado.
- la semana pasada me hiciste vestir como abuela y ahora me cargas... ¿No estás burlarte de mí o sí?
- ¿yo? -. Bufo En tono burlón. - jamás.
- pero el día que yo gane te vestiré de abuela.
- tienes mucha fe en ti misma. - él se veía aún más sonriente.
- si mucha. - yo estaba irritada no me bajaba y a nuestro paso todo aquel que nos veía se reían. - ¿ya te reíste de mi lo suficiente?
- no, aun me falta un poco más.
- Eriol por favor. - dije mordiendo mi boca para después tapándome la cara, sabia que morder mi labio inferior o ponerme a llorar eran armas secretas contra Eriol
- no hagas eso. - susurro frunciendo el ceño
- ¿Qué cosa? - pregunte.
- sabes que cuando lo haces accedo a todas tus peticiones, no lo hagas.
- bájame.
- de acuerdo. - me bajo poniendo sus ojos en blanco. - ya estas feliz.
- sí, gracias. - murmure con una gran sonrisa.
- tú eres injusta.
- aprendí a serlo con un gran maestro. - dije aun con mi sonrisa.
- Paige, yo no soy injusto contigo.
- de acuerdo no lo eres, pero deja de burlarte de mí.
- no lo hacía.
Para este entonces ya estábamos en la ciudad y caminábamos como dos jóvenes felices por la vida, vale destacar que durante estos últimos años Eriol pasaba mas tiempo conmigo, es decir, se iba mas tarde a la mansión y regresaba cuando quería, literalmente
- sabes tengo hambre cómprame de esas frutas que siempre compras en ocasiones especiales.
- si te las comprara siempre ya no serían especiales.
- Vamos Eriol, solo esta vez. - susurre en suplica.
- bien, solo esta vez.
- gracias. - sonreí muy complacida, aunque él ponía sus ojos en blanco; no sé si fue porque él me rechazo o por la etiqueta de casi violada, pero, desde esos incidentes Eriol en estos años se ha convertido en más y más complaciente y por supuesto eso me encantaba, aunque me había convertido en alguien caprichosa, más de lo normal.
Era obvio que yo estaba más que encantada cuando estaba conmigo, pero no quería sentir su rechazo otra vez, asique cuando sentía algo más que no fuera hermandad entre nosotros intentaba dar un paso hacia atrás, me había costado el poder nivelar mis emociones, aun creo no poder hacerlo al 100 pero por él, debo intentarlo, sé que no quiere nada conmigo por lo que debía respetarle eso
Para llegar a nuestra casita teníamos que pasar por la mansión, pero, ya no se veían sirvientes como antes, es más, se veía como una mansión vacía y desolada.
A veces intentaba preguntar sobre el porqué no iba tanto como antes a la gran mansión, pero siempre evadía el tema o simplemente se molestaba y decía que preguntaba demasiado así que prefería no seguir preguntando, este último año en especial había estado muy alejado de la mansión lo que me resultaba sumamente extraño.
Cuando llegamos y entramos hablo
- ¿No estas cansada?
- ¿yo?... para nada
- bien, deberías ducharte y descansar un poco, debo ir a la mansión ahorita, regreso en la noche
- claro, ve, iré a ducharme - habíamos entrenado o mas bien el jugado conmigo toda la mañana, aunque me hacía correr bastante
El salió como bala y yo simplemente me duce, me cambie, cene, tome un libro y sin darme cuenta me había dormido, no se que tanto tiempo paso pero unos gritos m despertaron, me levante y vi por la ventana... la mansión estaba completamente en llamas......
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Science FictionY si el amor decide jugar conmigo, yo pondré las reglas del juego