Capítulo 10 "Azul"

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Estábamos frente a frente de la enorme cama, abrazándonos, besándonos, era como leer un libro muy interesante una vez que comienzas a leer era imposible dejarlo y cerrarlo, sentía el nerviosismo de Eriol y se escuchaba claramente el alboroto de mi corazón, espere a que el me quitara la ropa pero no pasaba nada así que me anime a quitar su corbata, luego me deshice de mi vestido blanco bajando el cierre y desabrochando sus 2 botones dejándome solamente en ropa íntima, no pude evitar el sentirme placentera cuando Eriol suspiro y dijo mi nombre muy bajo, así que comencé a desabrochar los botones de su camisa blanca a dejarlo desnudo de la cintura para arriba y dejándome contemplar su hermoso pectoral, un 6 pack bien definidos y sus brazos muy fuertes, me hizo preguntarme "¿desde cuando es tan musculoso?" Pero seguía besándome y cuando sus labios acariciaban los míos, me olvidaba de toda existencia solo pensando en él, solo en él, me deshice de su cinturón y desbrochando su pantalón y a la misma ves desabroche mi sostén y lo deje caer al suelo, nuevamente Eriol estaba congelado y su respiración se agilizaba así que también decidí deshacerme de mi bragas quedando totalmente desnuda frente a Eriol, el simplemente estaba mudo no sabía si era por asombro, por gusto o por horror, sea cual fuese tenía mi valentía muy pegada a mi así que decidí continuar me deshice de su pantalón y su ropa íntima, me acosté en la enorme y cómoda cama jalándolo hacia mí, él estaba sobre mí un poco tenso y asustado entonces sofoque de mi un alto y claro

- te amo Eriol. - sentí como él se relajó instantáneamente y sonreía en la oscuridad y comenzó a besarme, mis labios, mis mejillas mi mandíbula, mi cuello, mis pechos y llegando a mis pezones y me volví loca, jamás había imaginado sentir tanto deseo, amor y atracción por este hombre, en la forma en cómo jugaba con mis pechos y cada una de sus caricias me hacía sentir suya, solo suya, yo nací para estar con él, Eriol repetía una y otra vez "eres hermosa Paige" "hermosa" pasaba sus manos de mis hombros a mi cintura, de mi cintura a mis muslos, de mis muslos a mis pantorrillas, Eriol besaba y acariciaba casa esquina de mi cuerpo dejándome extasiada, luego su boca regreso a la mía y se despegó y me miro a los ojos, tenía la mirada más dulce que jamás espere.

- si llego a lastimarte por favor dímelo. -Solo asentí una vez y volví a perderme en sus labios y entonces sentí cuando se deslizo dentro mí, nunca me había sentido tan llena, tan viva, tan suya.

En la mañana siguiente sentí cosquillas en mi cabello y tenía frio, conocía este frio, era la piel de Eriol pero nunca había sentido tanto frio, abrí mis ojos de golpe y su brazos estaban enredados en mí, yo tenía mi cabeza en su blanco, frio y musculoso pecho, no podía ver su rostro pero podía oler el exquisito aroma de su piel, me sentía embriagada por él y no pude evitar besarlo el cual pude escuchar un gran suspiro y levante mi rostro para poder ver el suyo.

- Hola.- mencione sonriendo

- Hola.- tenía una voz tan seductora y en sus ojos una de sus miradas más dulces.

- y... ¿Como estas? - pregunte algo nerviosa

- eso debería preguntarlo yo ¿no crees?

- bueno pregúntame.

- ¿como estas Paige? -Tenía una mirada seductora.

- de maravilla.

- el color de tus ojos es diferente. - Menciono con orgullo.

- ¿mis ojos?

- aun así, te ves hermosa.

- así que si me ves hermosa.

- siempre te eh visto hermosa

- entonces porque me rechazaste antes.

- si te hubiera regresado el beso en la pequeña casa no me habría contenido y probablemente hubiéramos terminado de esta manera.

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